La Verdad
Acabo de recibir una carta impresa que dice as¨ª: "Apreciado lector: la supervivencia humana se est¨¢ convirtiendo en el asunto m¨¢s cr¨ªtico para cada uno de nosotros". Convendr¨¢n conmigo en que es un comienzo tranquilizador y apasionante.Contin¨²a el libelo hablando de las oscuras cat¨¢strofes que nos acechan agazapadas entre los pliegues del futuro, y a?ade: "?Hay alguna esperanza de un mundo mejor para el ma?ana?". Delicada pregunta que ellos responden con sencillez y garbo: s¨ª, hay esperanza; s¨ª, lo ¨²nico que usted tiene que hacer es suscribirse a nuestra revista, a trav¨¦s de la cual "usted descubrir¨¢ el prop¨®sito de la vida y el destino supremo del ser humano". Albricias y refociles, ya era hora: con los milenios que llevaba la humanidad persiguiendo in¨²tilmente estos misterios tan opacos.
Todo se quedar¨ªa en una publicidad chocarrera e irrisoria si no fuera por unos cuantos detalles muy inquietantes. Por ejemplo, es una revista multinacional que asegura tirar 20 millones de ejemplares, que es much¨ªsimo. Y una minucia a todas luces mosqueante: es absolutamente gratis. S¨®lo hay que mandar el bolet¨ªn de suscripci¨®n y, zas, esperar a que la soluci¨®n al mundo te llegue por correo sin recargo.
Pero lo peor es el t¨ªtulo del sospechoso engendro: se llama La Pura Verdad. Se han cometido tantos cr¨ªmenes en nombre de una Verdad mayusculada que siempre he cre¨ªdo que la madurez del ser humano pasa por la comprensi¨®n de las muchas verdades diminutas. Pero nuestros benefactores de la Prensa postal y gratuita no s¨®lo se aferran a una ¨²nica Verdad con dos bemoles, sino que, adem¨¢s, la bautizan de Pura, por las dudas. Una redundancia tenebrosa.
En fin, que me gustar¨ªa saber qu¨¦ venden estos chicos en sus revistas gratuitas. Qu¨¦ comida de coco, qu¨¦ lavado cerebral, qu¨¦ centrifugado neurona? oculta el resplandor de esa verdad tan impecable. Porque a m¨ª me desazona que en los subterr¨¢neos de nuestra vida cotidiana, de hogar en hogar, con gran sigilo, nos est¨¦n hincando una pureza probablemente tan impura, nos quieran verdadear impunemente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.