?Para qui¨¦n?
La televisi¨®n es mala en casi todo el mundo, menos en Asia donde te puedes hartar de ver pel¨ªculas indias que son las mejores del mundo, despu¨¦s de las senegalesas y seguidas de cerca de las ugandesas y de los cortos espa?oles. Pero la televisi¨®n peor suele hacerse por las ma?anas. Cada vez que he conectado un aparato de televisor en un hotel norteamericano para que me alegrara el despertar, he vuelto a dormirme irremisiblemente. A esas horas suele salir la gente m¨¢s fea y m¨¢s inteligente, es decir, puro muermo.Los informativos tienen la musculatura floja y los programas hogare?os constituyen apolog¨ªa indirecta del abandono del hogar. Adem¨¢s, siempre sale un sacerdote, de la secta que sea, a santificar el d¨ªa.
Supongo que los programadores de la telema?anera espa?ola saben lo que se hacen porque son gente viajada y prueba de ello es que en plena ma?ana te ponen Dinast¨ªa para engolosinar los ojos. Pero, por lo experimentado hasta ahora, la televisi¨®n ma?anera es el subproducto de un subproducto, algo as¨ª como hacer bocadillos de ropa vieja con las sobras de un cocido mediocre. Es una televisi¨®n que s¨®lo la ven a sus anchas los rentistas y las clases pasivas, en el supuesto caso de que est¨¦n lo suficientemente alimentados como para situarse ante un televisor sin el recurso alimenticio del sue?o. Tambi¨¦n est¨¢ al alcance de los intelectuales sin horario fijo, como un servidor, pero el m¨¦dico me ha prohibido ver la televisi¨®n por la ma?ana, ante los previsibles riesgos de descerebramiento que se corren a mis a?os por cualquier cosa, persona o circunstancia.
No es que me oponga a la telema?anera, sino que trato de connotarla y saber si es carne o pescado, fresco o congelado. De momento, la concibo como un recurso para convalecientes, jubilados lentos y amas de casa con criadas o con cuatro manos y cuatro ojos, que las hay. Tambi¨¦n ir¨¢ muy bien para ni?os con paperas y animales dom¨¦sticos en general, sin olvidar al invicto Calvi?o que, por lo visto, est¨¢ dispuesto a morir matando.
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