El 'plan Baker' hace incompatible el pago de la deuda con el crecimiento de Am¨¦rica Latina
JOAQUIN ESTEFANIA, La iniciativa del secretario del Tesoro norteamericano, James Baker, en la asamblea general del Fondo Monetario Internacional (FMI) celebrada en Se¨²l el pasado a?o reconoce la importancia del crecimiento econ¨®mico para Am¨¦rica Latina. Sin embargo, su puesta en pr¨¢ctica no permite compatibilizar el pago del servicio de la deuda con este crecimiento econ¨®mico. La Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina (CEPAL) y el Acuerdo de Cartagena insin¨²an as¨ª un cambio de tendencia en la opini¨®n de Estados Unidos sobre la deuda externa del Tercer Mundo que, por el momento, no deja de ser un juicio de buenas intenciones.
El llamado plan Baker fue presentado por el secretario del Tesoro norteamericano en la asamblea anual del FMI celebrada en Se¨²l en octubre del pasado a?o. En esencia, consiste en un programa de asistencia a las naciones m¨¢s endeudadas del Tercer Mundo, mediante la aportaci¨®n voluntaria por parte de la banca privada internacional de 20.000 millones de dinero fresco durante los pr¨®ximos tres a?os. Asimismo, el Banco Mundial y otras agencias de asistencia multilateral entregar¨ªan alrededor de otros 10.000 millones de d¨®lares. El plan Baker supone el reconocimiento, por primera vez dentro de la pol¨ªtica oficial estadounidense, del problema de la deuda como una dificultad pol¨ªtica y de la necesidad de acompasar las violentas estrategias de ajuste con un proceso de crecimiento de las econom¨ªas. En general, las reacciones al plan han sido de grandes palabras y de buena voluntad, aunque nunca se haya aclarado su instrumentaci¨®n pr¨¢ctica.Mejora de las condiciones
Mientras tanto, desde mediados de 1984 se inaugur¨® en America Latina una nueva etapa de reprogramaciones de la deuda externa; se trata de la tercera ronda desde el verano del 82, cuando M¨¦xico decidi¨® una suspensi¨®n de pagos unilateral de sus cr¨¦ditos. En general, y siempre seg¨²n la CEPAL, las condiciones para la refinanciaci¨®n representaron un cierto mejoramiento con respecto a los t¨¦rminos muy desfavorables acordados en los convenios anteriores e incluyeron tambi¨¦n algunas innovaciones importantes".
La primera innovaci¨®n fue la flexibilizaci¨®n del papel del FMI, hasta ahora intermediario permanente y obligatorio de cualquier tipo de operaci¨®n. La banca privada, en algunos casos, no condicion¨® sus acuerdos de refinanciaci¨®n a la firma de programas de ajuste previos revisados por el FMI. Venezuela y M¨¦xico son los ejemplos m¨¢s claros de este estado de excepci¨®n. En el caso de Uruguay, los acreedores aceptaron refinanciar las amortizaciones correspondientes a un plazo mayor (tres a?os) que el cubierto por el programa de cr¨¦dito contingente acordado, por el FMI.
El aumento en el volumen de las amortizaciones refinanciadas es otro cambio significativo. Cuatro pa¨ªses constituyen los ejemplos m¨¢s expl¨ªcitos: Ecuador (el monto de amortizaciones reestructuradas equivali¨® al 95% de la deuda total privada), Uruguay y M¨¦xico (con cerca del 70%) y Argentina (55%,). En total, los vol¨²menes refinanciados por los 11 pa¨ªses que suscribieron acuerdos superan los 100.000 millones de d¨®lares, el 65% de la deuda privada existente.
En tercer lugar, del an¨¢lisis conjunto, de los acuerdos firmados se desprende una reestructuraci¨®n de la deuda a plazos mucho m¨¢s largos que en rondas anteriores. M¨¦xico, Rep¨²blica Dominicana y Venezuela reestructuraron los vencimientos de seis a?os; Ecuador y Uruguay, los de cinco; Argentina, los de cuatro; Chile, los de tres, y el resto de los pa¨ªses, las amortizaciones correspondientes a dos a?os, excepto en el caso de Cuba, que reprogram¨® s¨®lo las de 1985.
Los interrogantes
La ¨²ltima innovaci¨®n destacable es la refinanciaci¨®n de la deuda externa en condiciones m¨¢s favorables ole tipos de inter¨¦s, plazos y comisiones de los cr¨¦ditos. El margen sobre el libor (tipo de inter¨¦s al que se conceden los cr¨¦ditos internacionales en el mercado de Londres) cobrado por los bancos fue del 1,38% (frente al 2,25% en la primera ronda y el 1,85% en la segunda). Los plazos de amortizaci¨®n tambi¨¦n aumentaron, fluctuando entre un m¨ªnimo de 10 a?os (casos de Costa Rica y Cuba) y un m¨¢ximo de 14 a?os (M¨¦xico). Sin embargo, los plazos de gracia se redujeron de una media de cinco a?os en la segunda ronda a una media de tres en la actual. Por ¨²ltimo, en las ¨²ltimas reprogramaciones no se han cobrado, por el contrario, comisiones, salvo en los acuerdos con Cuba, Costa Rica y Honduras.
Bajo esta perspectiva, la pregunta que hay que hacerse es si cambiar¨¢n las tendencias de la renegociaci¨®n con el plan Baker. ?ste tiene cada d¨ªa m¨¢s apoyos te¨®ricos, pero se mantiene el interrogante de si podr¨¢ instrumentarse y, sobre todo, si esta instrumentaci¨®n ser¨¢ suficiente para impulsar una din¨¢mica en el Tercer Mundo que d¨¦ para crecer y para pagar los servicios de la deuda externa simult¨¢neamente. El Acuerdo de Cartagena (formado por los Gobiernos de los 11 pa¨ªses m¨¢s endeudados de Am¨¦rica Latina) y la CEPAL han valorado el plan del secretario del Tesoro norteamericano como un primer paso para entrar en v¨ªas de entendimiento entre deudores y acreedores, pero, por otra parte, estiman que es insuficiente.
Pero la respuesta definitiva de los deudores se dar¨¢ en la reuni¨®n que el pr¨®ximo mes de marzo celebrar¨¢n en Buenos Aires, invitados por el Gobierno argentino, los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo englobados en el grupo de los 24. En la capital argentina se tratar¨¢n de aunar los ¨¢nimos de las naciones m¨¢s dispares, conjuntadas por el problema com¨²n de una hipoteca como su gigantesca deuda externa y de que surja una propuesta conjunta.
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