Bulcha Cassa
Una bala en la pierna no le impide ser atleta
Un club espa?ol, el Alerta-Cantabria, tiene fichado a un atleta et¨ªope, Bulcha Cassa. Su historia es singular. Lleg¨® en agosto pasado a Espa?a, con 19 a?os, como poliz¨®n en un barco, tras embarcar en Sud¨¢n, donde permaneci¨® en un campo de refugiados tras hacer la guerra de Eritrea. "Lo m¨¢s importante de mi vida es que a¨²n vivo" dice. Se entrena con una bala incrustada en el gl¨²teo, recuerdo de aquellas batallas que libr¨® sin saber para qu¨¦. Ahora quiere nacionalizarse en un pa¨ªs que no sab¨ªa ni que exist¨ªa y correr.
Cassa est¨¢ muy nervioso. En los entrenamientos a¨²n no rinde como espera. La bala le molesta mucho. Pero quiere correr, aunque el deb¨² le da tanto miedo que es capaz de desaparecer en la v¨ªspera. Y despu¨¦s, nacionalizarse espa?ol. Lleg¨® en unas condiciones deplorables a Santander, tras aprovechar el primer permiso que le dieron para huir de la guerra. Tuvo que recorrer 1.400 kil¨®metros hasta llegar a Sud¨¢n, donde permaneci¨® en un campo de refugiados hasta que embarc¨® de poliz¨®n en el Ariana.Su timidez no concuerda con la personalidad de un todav¨ªa chaval que habla cuatro idiomas: etiope, ingl¨¦s "que aprend¨ª en la escuela cuando cumpl¨ª los 12 a?os, ¨¢rabe "porque permanec¨ª 18 meses en Sud¨¢n" y ahora espa?ol "gracias a un se?or dan¨¦s que me ha estado dando clases en Santander". Cassa muestra siempre temor. No quiere decir por qu¨¦. Ni por qu¨¦ duerme siempre con la luz encendida. Cuando se le pide que hable de su infancia, all¨¢ en la aldea de Dura, tampoco responde. S¨®lo llora.
Europa desconocida
Cassa de lo ¨²nico que quiere hablar es de lo ocurrido del 27 de agosto del a?o pasado a esta parte. Ese d¨ªa lleg¨® a Santander en un barco que se llama Ariana, de bandera liberiana. "Hab¨ªamos parado en muchos puertos desde que salimos de Port Sud¨¢n mi compa?ero Assefa Ayalen y yo. El capit¨¢n nos descubri¨® a los tres d¨ªas de haber salido. Nos quiso tirar por la borda, pero luego nos trat¨® muy bien. En ning¨²n sitio nos quisieron recoger. Ten¨ªamos idea de ir a Inglaterra, porque era el ¨²nico pa¨ªs de Europa que sab¨ªamos que exist¨ªa".En Santander se hizo cargo de ellos la Cruz Roja como refugiados pol¨ªticos. Les da 22.000 pesetas mensuales. Con ellas pagan la habitaci¨®n, cenan y desayunan. La comida la hacen en cocina econ¨®mica porque es gratis. Cassa coment¨® un d¨ªa que a ¨¦l le gustaba correr. "De soldado, con 17 a?os, termin¨¦ una marat¨®n en 2.44 horas". La Cruz Roja se puso en contacto entonces con el club de atletismo de Santander. El fichaje fue inmediato.
Le entrena Santos Castillo, que dice de Cassa: "Puede hacer grandes marcas, sobre todo en cross. Su poder de recuperaci¨®n es enorme. Tiene 41 pulsaciones en reposo. Pero su mayor virtud es la capacidad de sufrimiento. Hay que verle entrenarse para creerlo. Pero no tenemos prisa con ¨¦l. Llevamos muy despacio su preparaci¨®n porque lleg¨® muy d¨¦bil, tiene desviaci¨®n de columna y ahora, hasta que no se le extirpe la bala del gl¨²teo, los entrenamientos no pueden ser muy fuertes porque est¨¢ molesto".
La capacidad de sufrimiento la adquiri¨® Cassa en la guerra. "A los 15 a?os me llevaron a Eritrea para luchar. Sub¨ªamos y baj¨¢bamos monta?as cargados de peso y no dorm¨ªamos m¨¢s que dos horas. He visto muchos muertos. Tambi¨¦n yo tuve que matar gente. Toda mi familia muri¨®. A mi padre a¨²n le env¨ªo cartas que nunca tienen respuesta".
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