Aqu? est¨¢ la Lola
Hubo un tiempo en que Lola Flores quiso ser marquesa, pero abandon¨® tal pretensi¨®n al darse cuenta de que las marquesas quer¨ªan ser Lola Flores. Adem¨¢s, el t¨ªtulo de faraona cuadra mejor con su talante y es m¨¢s ex¨®tico. Mucho se ha especulado acerca de su edad. Pero, suponiendo que tenga tantos a?os como susurran las comadres, habr¨¢ que concluir que Lola es un milagro, sobre todo despu¨¦s de asistir a su espect¨¢culo.Suena un pasodoble e irrumpe ella en el escenario como un hurac¨¢n, toda vestida de blanco: bata de cola, peineta, poder¨ªo, abanico inmenso. Cuando Lola se abanica tiembla el misterio. Su abanico no es un adorno, sino un arma tras la cual se parapeta, de igual modo que Agustina de Arag¨®n se parapetaba tras un ca?¨®n. R¨ªe y llora, brinca, grita, escapa corriendo, vuelve, se palpa los senos y el ombligo, se contorsiona, maldice, se enfada, da un mitin, taconea, se cambia varias veces de vestido, se disfraza de bruja, se infiltra entre los espectadores con una bola m¨¢gica, delira, se enternece, lanza miradas como rayos, rompe y rasga, se introduce el micr¨®fono entre las gl¨¢ndulas mamarias, suspira, se revuelve, se suelta el pelo, ense?a la pierna, arenga a las musas, ri?e a los fantasmas, hace el paneg¨ªrico de su familia, da consejos a la juventud y filosofa como lo har¨ªa el mism¨ªsimo Epicuro: "Cualquier d¨ªa el mundo hace ipum! y vamos todos a la Conchinchina".
Lola Flores
Cleof¨¢s-Boite. Madrid. Hasta el 28 de febrero.
Con todos estos ingredientes, al p¨²blico no le da tiempo a salir de su asombro. Y lo curioso es que el espect¨¢culo est¨¢ construido sobre los t¨®picos m¨¢s notables de la Espa?a de charanga y pandereta. Pero ella da la vuelta a los t¨®picos y los transforma en arte. Si adem¨¢s el sonido no fuera deficiente, Lola Flores dejar¨ªa boquiabiertos a los esp¨ªritus.
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