Cuatro hip¨®tesis para una sustituci¨®n
Los medios diplom¨¢ticos occidentales de Mosc¨² ten¨ªan ayer cuatro hip¨®tesis sobre el cese de Yuri Dubinin como embajador en Espa?a. Tres de ellas ligan el traslado a una p¨¦rdida de influencia, y la cuarta posibilidad la defienden quienes opinan que, teniendo en cuenta la edad y capacidad de movimiento de Dubinin, tal vez se trata de un ascenso.Las tres especulaciones desfavorables para Dubinin se apoyan en tres causas diferentes: la necesidad de cambiar la actitud sovi¨¦tica en relaci¨®n con el refer¨¦ndum sobre la OTAN; la p¨¦rdida de influencia del embajador en c¨ªrculos dirigentes en Espa?a; y su actitud respecto al movimiento comunista espa?ol. En esta ¨²ltima cuesti¨®n, la URSS ha favorecido claramente al partido que encabeza Ignacio Gallego, lo cual no ha sido inconveniente para que Santiago Carrillo pasara por Mosc¨² a finales del a?o pasado y fuera recibido por funcionarios del comit¨¦ central.
Un portavoz del Ministerio de Exteriores de la URSS se neg¨® ayer a comentar el cese del embajador de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en Espa?a, y a dar el nombre del sucesor.
El relevo de Dubinin, embajador en Madrid desde 1978, se produce en el marco de la oleada de cambios que afecta a toda la Administraci¨®n sovi¨¦tica, incluido el Ministerio de Exteriores, desde la llegada de Mijail Gorbachov al poder. Los cambios se han producido sobre todo entre los pol¨ªticos visiblemente m¨¢s vinculados con la pol¨ªtica de Leonid Breznev, de la que se distancian ahora los actuales dirigentes sovi¨¦ticos.
Tras 27 a?os al frente de la diplomacia sovi¨¦tica, Andrei Gromiko, cuya personalidad marc¨® fuertemente la instituci¨®n que dirig¨ªa, fue sustituido por el georgiano Edvard Schevardnadze en julio de 1985. Medios sovi¨¦ticos se?alaban entonces que la pol¨ªtica exterior sovi¨¦tica necesitaba caras nuevas; sin embargo, los cambios en el Ministerio de Exteriores han sido relativamente pocos.
Dobrinin
Los rumores de ceses y traslados afectan hasta al embajador de la URSS en Washington, Anatoli Dobrinin. Si en algunos casos se tratar¨ªa de jubilaciones o p¨¦rdidas de influencia, en otras ocasiones los ceses pueden suponer un ascenso en la Administraci¨®n. ?ste parece ser el caso de Igor Andropov (hijo del fallecido l¨ªder sovi¨¦tico Yuri Andropov), quien dej¨® su puesto de embajador en Grecia el a?o pasado para ocuparse de cuestiones de desarme y misiones especiales en calidad de embajador extraordinario.El caso de Anatoli Blatov, de 71 a?os, antiguo consejero de Leonid Breznev, es menos claro que el de Andropov. Blatov pas¨® a ocupar el puesto de embajador en La Haya a pocos meses vista de la decisi¨®n del Parlamento holand¨¦s -el pasado noviembre- sobre la instalaci¨®n de los misiles norteamericanos en ese pa¨ªs.
Entre quienes dejan sus puestos en el servicio exterior figura el jefe de la delegaci¨®n sovi¨¦tica ante la ONU, Oleg Troyanovski, quien el pasado d¨ªa 7 anunci¨® que iba a abandonar su puesto, al frente del cual ha pasado nueve a?os en Nueva York. Troyanovski, de 66 a?os, se neg¨® a dar el nombre de su sucesor.
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