Gorbachov prefiere reconstruir en vez de reformar
Mijail Gorbachov, con el concepto de reconstrucci¨®n en pol¨ªtica interior y una emprendedora diplomacia en pol¨ªtica exterior, pide a sus ab¨²licos compatriotas que se movilicen y den otra vez un voto de confianza -esta vez activo- al ¨²nico partido pol¨ªtico existente en la URSS: el Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (PCUS), que el pr¨®ximo 25 de febrero inicia su 27? congreso. Para celebrar el acontecimiento, los sovi¨¦ticos tuvieron el pasado s¨¢bado un subotnik extra (d¨ªa voluntario de trabajo no retribuido), que ha provocado m¨¢s entusiasmo en los medios de comunicaci¨®n que en la realidad. La palabra reconstrucci¨®n (perestroika), acompa?ada de adjetivos como psicol¨®gica, social o econ¨®mica, es un caj¨®n de sastre utilizado ahora oficialmente para evitar hablar de reforma.
Perestroika forma junto con glasnost (transparencia) el par de palabras m¨¢gicas con las que se separa oficialmente lo viejo de lo nuevo. En la primera categor¨ªa est¨¢n las culpas de los problemas de la URSS, cargadas en gran parte a la factura de Breznev y sus allegados. En la segunda, unas soluciones no explicadas claramente cuando Gorbachov est¨¢ a punto de cumplir su primer a?o en el poder.Gorbachov cuenta con el apoyo verbal, a menudo poco pr¨¢ctico, de la mayor¨ªa de sus compatriotas. La oposici¨®n activa es un fen¨®meno minoritario, urbano y controlado. Mayores dimensiones tiene la denominada oblomovshina (t¨¦rmino inspirado en la literatura, que indica una actitud de pasividad).
Los oblomovs modernos, denunciados por el peri¨®dico Sovietskaia Rossia, "se niegan a jugar el juego". Hacen lo estrictamente necesario para no ser represaliados como par¨¢sitos. Los oblomovs representan medios intelectuales marginados.
En medios intelectuales integrados en el sistema se expresa, privadamente, desconfianza ante las medidas disciplinarias y la reorganizaci¨®n administrativa emprendidas hasta ahora para erradicar a la larga los vicios del sistema, modernizar el pa¨ªs y mejorar el nivel de vida.
"Cuando no haya colas y en los comercios pueda comprarse leche a cualquier hora empezar¨¦ a pensar que esto va en serio", afirma una ama de casa de la capital, para quien en los supermercados "hay lo mismo de siempre".
Escepticismo moscovita
Los cambios masivos en toda la Administraci¨®n y el discurso moralizante sobre el papel de vanguardia y las especiales responsabilidades de los comunistas no impresionan a los moscovitas. "Con Breznev al menos no nos com¨ªan el coco como ahora, con tanta psicolog¨ªa", dice en una expresi¨®n rusa eq¨²ivalente una oficinista treinta?era que cuenta un chiste o¨ªdo a sus colegas: un militante de base del partido en provincias protesta por el cambio del primer secretario, "justamente ahora que ya ten¨ªa su dacha, su sauna y su coche". La idea impl¨ªcita es que el nuevo secretario de la regi¨®n todav¨ªa no ten¨ªa esos lujos del consumo, con lo que el remedio era peor que la enfermedad.
Sovietskaia Rossia advert¨ªa recientemente que la limpieza del partido no es una cuesti¨®n formal y citaba el caso de varios dirigentes que aplaud¨ªan al ser criticados.
Los cambios en la Administraci¨®n no son s¨®lo generacionales y de estilo. "?sta es una lucha de gente concreta por el poder y no una batalla de buenos y malos", afirmaba un comunista cr¨ªtico.
"Todos los dirigentes " son cartas de la misma baraja", dec¨ªa, "y entre los j¨®venes s¨®lo una parte tiene ideas sobre lo que supone trabajar con un estilo nuevo. El resto utiliza clich¨¦s sin contenido".
La situaci¨®n de la elite pol¨ªtica se presenta en el escenario moscovita m¨¢s prestigioso, el teatro Mjat, que para el congreso ha estrenado Bodas de plata, de Aleksandr Misharin. Fuentes sovi¨¦ticas cuentan que Igor Ligachov y Mijail Gorbachov han estado entre los espectadores entusiastas de la pieza que el ministro de Cultura, Piotr Demichev, no quer¨ªa autorizar.
La obra deja que desear art¨ªsticamente, seg¨²n ha tenido que reconocer hasta Pravda. Es lo que se llama publicitaria: un grupo de dirigentes del PCUS est¨¢n ante la incertidumbre del traslado a otro puesto, que no se ha definido a¨²n como un ascenso o un cese. En una confortable casa de campo reflexionan sobre su vida, se critican y autocritican, todo ello sin salir al exterior.
El alcoholismo, la mala gesti¨®n agr¨ªcola, la corrupci¨®n, el materialismo de la juventud y el enfrentamiento entre la provincia y la corriente de aire del cambio que sopla en Mosc¨² forma parte del lote que re¨²ne en el patio de butacas a un selecto p¨²blico del establishment.
Cambios al por mayor
Los cambios han afectado a una tercera parte de los 157 secretarios regionales del PCUS, a la mitad del centenar de ministros, a la direcci¨®n de las rep¨²blicas, al Politbur¨® y al Ej¨¦rcito, que con Gorbachov ha perdido protagonismo.
Los ejemplos aleccionadores publicados en la prensa no tocan ni al Comit¨¦ Central ni al Comit¨¦ de Seguridad del Estado, el KGB. El juicio contra la mafia de comercio de la ciudad de Rostov se ha mostrado por televisi¨®n en el documental Los ex, donde se entrevistaba a uno de los dos condenados a muerte.
El reo, vestido con el traje a rayas de los condenados a la pena capital, sonre¨ªa c¨ªnicamente. "Es incre¨ªble. Con los amigos que tiene y las cosas que debe de saber piensa que no le van a fusilar", exclamaba un espectador.
A puerta cerrada, en Mosc¨² se celebra el proceso contra los dirigentes de la organizaci¨®n de comercio y alimentaci¨®n p¨²blica de la capital. Afecta de 400 a 600 personas y podr¨ªa saldarse con alguna pena capital, seg¨²n fuentes occidentales bien informadas. Entre los acusados hay algunos importantes ex del partido en Mosc¨². "Sin, subir los sueldos de los dependientes y sin mejorar el abastecimiento, no se podr¨¢ cortar la corrupci¨®n en los comercios", afirma un moscovita esc¨¦ptico. Los dependientes cobran alrededor de 90 rublos; el sueldo medio es de 190 rublos mensuales. Un rublo equivale a 220 pesetas.
El aparato de justicia no est¨¢ en disposici¨®n de dar ejemplo. Tres j¨®venes fueron condenados en Letonia a muerte, a 15 a?os y a 10 a?os de prisi¨®n respectivamente, por un crimen que no hab¨ªan cometido, seg¨²n el semanario Literaturnaia Gazeta. El tribunal no hizo caso de la violencia f¨ªsica que denunciaron los reos y los polic¨ªas fueron premiados por su eficacia. La aparici¨®n del culpable evit¨® la ejecuci¨®n de la sentencia y seis polic¨ªas fueron condenados. En la campa?a de disciplina y lucha contra el alcohol, Igor Ligachov, miembro del Politbur¨® y secretario del Comit¨¦ Central, se ha ganado fama de duro y antirreformista entre algunos cuadros del partido.
Guerra al alcohol
Ligachov se ha pronunciado contra la econom¨ªa de mercado y la empresa privada, por el incremento del control del partido Y por la guerra sin cuartel contra la bebida, el proyecto m¨¢s ambicioso puesto en marcha durante la ¨¦poca de Gorbachov.
Con Nikolai Rishkov, el jefe de Gobierno, ocup¨¢ndose de temas econ¨®micos y apareciendo en el Simposio de Davos (Suiza) en una retransmisi¨®n V¨ªa sat¨¦lite sin precedentes, y Ligachov poniendo orden en las rep¨²blicas, los kremlin¨®logos han comenzado a distribuir los papeles entre los allegados de Gorbachov.
Para debatir los textos que el congreso ha de aprobar, la Prensa ha abierto sus p¨¢ginas al debate p¨²blico dentro de un orden. Desde Pravda, el comunista Nikolaev se pronunciaba contra los privilegios de los miembros del partido y contra las cl¨ªnicas y tiendas especiales. Un viejo bolchevique, en el partido desde 1914, ped¨ªa "que se restablezca en nuestro partido la ley de las purgas peri¨®dicas". No son purgas, sino una limpieza, lo que ocurre actualmente en el PCUS, puntualizaba la recopiladora de las cartas.
Purgas
La inauguraci¨®n de una placa en memoria de Alexei Kuznetsov, un dirigente fusilado en la purga estalinista de Leningrado (1949-1950), ha sido interpretada positivamente por quienes creen que el PCUS tiene a¨²n una deuda del pasado en sus filas. La inauguraci¨®n, anunciada por Pravda, se produce cuando se rumorea que el comunista NikoIai Bujarin, v¨ªctima de la purga de 1938, va a ser rehabilitado.
Bujarin, a quien Pravda ha citado de pasada no hace mucho, es uno de los padres de la Nueva Pol¨ªtica Econ¨®mica (NEP) de los a?os veinte, que aceptaba un mercado libre y una empresa privada controlados.
En un clima electoralista, los dirigentes se dedican a dar ejemplo tras los pasos de Gorbachov. Andrei Gromiko, jefe de Estado, ha visitado un barrio de Mosc¨² para comprobar que en el hospital faltaba espacio y comida y que en el supermercado escaseaban los productos l¨¢cteos y la carne. Es la reconstrucci¨®n psicol¨®gica de la que hablan los peri¨®dicos. Dicen que cuando era ministro de Asuntos Exteriores, Gromiko se pasaba a?os sin poner el pie en la calle, que s¨®lo ve¨ªa desde el coche oficial.
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