El Madrid gan¨® cuando impuso su fuerza f¨ªsica
La Liga qued¨® resuelta en el Bernab¨¦u con una victoria del Madrid, pero el alir¨®n de los blancos qued¨® empa?ado por su desconcierto durante la primera hora del partido, en la que el mando t¨¢ctico del Barcelona desconcert¨® absolutamente a los locales, y por la actuaci¨®n del ¨¢rbitro. El Madrid sac¨® su mejor juego en los ¨²ltimos 25 minutos, en los que impuso su fuerza f¨ªsica.Terry Venables hizo una exhibici¨®n en el Bernab¨¦u. Frente a un Madrid euf¨®rico, en forma y cargado de moral, coloc¨® a sus hombres de forma que en poco tiempo hab¨ªa desarticulado al rival.
El primer acierto del Barcelona fue cambiar su h¨¢bito de presionar al equipo contrario a partir del medio campo -como suele hacer, cuando juega Schuster, para incitar al adversario a abrir espacios atr¨¢s que luego explota el alem¨¢n con su precisi¨®n de lanzamiento- y agobi¨® al Madrid en su propio terreno. Cuando el Madrid recuperaba el bal¨®n al borde de su ¨¢rea, se ve¨ªa en seguida acosado, con dos barcelonistas sobre el madridista que lo controlara. Si hab¨ªa alg¨²n viso de que prosperara la jugada, el Barcelona la cortaba en falta aun en el propio campo del Madrid. Para acabar de desconcertar al contrario, el Barcelona rob¨® tiempo en la primera fase del partido, con cesiones al portero o retrasando los saques.
A los cinco minutos, el p¨²blico se hab¨ªa desconectado completamente de su equipo. ?C¨®mo era posible que el Madrid no tocara el bal¨®n, que lo llevara siempre el Barcelona? Hasta el minuto 20 dur¨® la fort¨ªsima presi¨®n del Barcelona. Despu¨¦s tuvo que aflojar, consciente de que no pod¨ªa aguantar ese ritmo, pero ya hab¨ªa puesto nervioso al Madrid. Tan nervioso, que los madridistas se sent¨ªan desconcertados, no sab¨ªan conectarse y fallaban los pases.
Fue entonces, cuando el Madrid se libr¨® del acogotamiento inicial y pudo salir adelante, el momento en que Venables se sac¨® de la manga su segunda arma, t¨¢ctica: el juego de dos parejas, que bastaba para amenazar al Madrid. Por una parte, Amarilla y Archibald se mov¨ªan de tal forma que tra¨ªan en jaque a toda la defensa del Madrid. Ora se abr¨ªa uno de ellos a alguna banda, inquietando a un lateral, ora se juntaban en el centro, ech¨¢ndose uno de ellos sobre Maceda, al que obligaban a abandonar su posici¨®n para dejar al Madrid sin libre. Adem¨¢s de eso, cont¨® con Calder¨¦ y Julio Alberto para entrar por la izquierda, donde la ausencia de delantero del Madrid en la banda derecha, m¨¢s los movimientos de Pedraza para arrastrar a Michel al centro, dejaban sin apoyo a Chendo, solo frente a Calder¨¦ y Julio Alberto.
El problema para el Barcelona fue irse al descanso sin goles. Hab¨ªa merecido adquirir ventaja y estuvo a punto de lograrla cuando en una de las ocasiones en que Amarilla y Archibald se juntaron qued¨® un hueco por detr¨¢s de Maceda que Archibald corri¨® a aprovechar. Pero el derribo de Sanchis al escoc¨¦s no fue sancionado.
El Madrid se fue al descanso sin haber disparado ni una sola vez a puerta y pudo recapacitar. Pero tambi¨¦n Venables recapacit¨®. Sali¨® tras el descanso con Calder¨¦ escorado a la derecha y desconectado de Julio Alberto, con lo que volv¨ªa a cambiarle el libreto al Madrid, que vio perderse as¨ª su r¨¦plica en el vac¨ªo. Los primeros minutos de la segunda parte fueron de espl¨¦ndido juego por parte del Barcelona, que se estrell¨® por dos; veces en Ochotorena y a la tercera consigui¨® el gol.
Viendo que tocaba fondo, el Madrid se seren¨®. Era consciente, adem¨¢s, de su superioridad f¨ªsica. Curiosamente, el gol le dio tranquilidad. El Barcelona, por su parte, comenz¨® a administrarse y, en medio de este cruce entre un equipo que iba y otro que ven¨ªa, apareci¨® Butrague?o con una colada hasta la l¨ªnea de fondo que acab¨® en gol de Maceda, que hab¨ªa acudido al remate junto a otros compa?eros. El Barcelona protest¨® in¨²tilmente un fuera de juego posicional de Valdano.
A partir de ah¨ª el Madrid se creci¨®. El gol levant¨® al p¨²blico, el Madrid se sinti¨® con m¨¢s aire en los pulmones que el Barcelona y se fue al ataque. Juanito acertaba poco despu¨¦s en un centro a la cabeza de Valdano, pon¨ªa al Madrid por delante y enloquec¨ªa al p¨²blico. En seguida perdi¨® los nervios Archibald y dej¨® a su equipo con diez jugadores por encararse con el ¨¢rbitro. Pero, para entonces, ya estaba todo decidido.
El final del encuentro ya lo pudo controlar el Madrid, fuerte, seguro de s¨ª mismo y superior en n¨²mero. Y pudo entusiasmar a su p¨²blico con preciosos contraataques que le acercaron a la goleada. En plena euf¨®ria, Butrague?o marc¨® un gol que puso el campo boca abajo. El Barcelona agach¨® definitivamente la cabeza. Hab¨ªa ca¨ªdo, pero pod¨ªa sentirse satisfecho.
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