La guerra de Nicaragua se libra en Washington
Reagan, dispuesto a todo con tal de conseguir del Congreso 100 millones de d¨®lares para la 'contra'
Todo vale en la sucia guerra de la contra, que se est¨¢ librando en Washington y no en las monta?as del interior de Nicaragua, para conseguir que el Congreso apruebe 100 millones de d¨®lares de ayuda, fundamentalmente militar, a los rebeldes que tratan de derrocar a los sandinistas. "Yo tambi¨¦n soy un contra", afirm¨® el viernes Ronald Reagan, continuando el bombardeo propagand¨ªstico sobre un incr¨¦dulo pueblo norteamericano al que su presidente ha dicho que "una segunda Cuba" "una oleada roja est¨¢n a punto de desbordarse hasta la frontera sur de EE UU".
El problema para el presidente es que tres de cada cinco norteamericanos no se creen que Nicaragua sea una amenaza estrat¨¦gica para este pa¨ªs. El desconcierto es tan grande que, seg¨²n los; sondeos, la opini¨®n p¨²blica ya no sabe bien a qu¨¦ parte del conflicto est¨¢ apoyando su Gobierno. La ciudadan¨ªa tampoco entiende bien la absoluta soledad diplom¨¢tica de EE UU -en este hemisferio y en Europa- en esta causa que el presidente califica de "cuesti¨®n moral". Los dem¨®cratas aseguran que se est¨¢ asistiendo a la moviola de Vietnam, y la Administraci¨®n ya habla del env¨ªo de asesores militares norteamericanos con la contra.Pero Reagan est¨¢ dispuesto a ganar esta batalla de pol¨ªtica exterior, que ha convertido en prioritaria, y esta noche disparar¨¢ sus ¨²ltimos cartuchos en un discurso televisado al pa¨ªs. Es un ¨²ltimo intento de presionar al Congreso, cuya C¨¢mara de Representantes, dominada por los dem¨®cratas y donde todav¨ªa le faltan entre 15 y 20 votos, se pronunciar¨¢ el mi¨¦rcoles sobre la ayuda.
La Casa Blanca tiene en la rec¨¢mara un posible compromiso que suspender¨ªa durante unas semanas la ayuda militar, para dar tiempo a los sandinistas a demostrar su buena intenci¨®n abriendo negociaciones con la oposici¨®n. Sin embargo, el presidente, que ha puesto contra la pared a la oposici¨®n afirmando que si no votan con ¨¦l apoyan a Ortega y al comunismo, s¨®lo se comprometer¨¢ en el ¨²ltimo minuto. Mezclando el palo con la zanahoria, pero con m¨¢s dosis de lo primero, Reagan envi¨® a Centroamerica esta semana a Philip Habib, el negociador de la ca¨ªda de Marcos, a "buscar una soluci¨®n diplom¨¢tica", en un viaje que, curiosamente, ha excluido Nicaragua.
Aplastar a los sandinistas
Justo cuando se cumplen los 25 a?os de la alianza para el progreso de John Kennedy -una filosof¨ªa para Am¨¦rica Latina completamente opuesta a la empleada por Reagan en Nicaragua-, Estados Unidos puede enviar asesores militares para ayudar a la contra. La Administraci¨®n est¨¢ decidida a hacerlo si el Congreso aprueba la ayuda. Aun cuando, se afirma, no ir¨ªan al interior de Nicaragua, ser¨ªa repetir el comienzo de la intervenci¨®n directa de EE UU en el sureste asi¨¢tico, que se inici¨® con el env¨ªo de asesores por Eisenhower. Un amplio sector de la opini¨®n cree que Reagan no dice la verdad y que quiere aplastar militarmente a los sandinistas, y no s¨®lo utilizar la presi¨®n para que se sienten a negociar.El Comit¨¦ de Inteligencia de la C¨¢mara de Representantes ha advertido esta semana que s¨®lo la intervenci¨®n militar directa norteamericana puede acabar con los sandinistas, que no negociar¨¢n, seg¨²n los an¨¢lisis de la CIA y el Pent¨¢gono, bajo la presi¨®n de la contra, por mucho que ¨¦sta cuente con 100 millones de d¨®lares.
Los cr¨ªticos de la Administraci¨®n afirman tambi¨¦n que, si de verdad Nicaragua es una amenaza para la seguridad nacional de este pa¨ªs, 100 millones son pocos, y, si el Gobierno es consecuente, debe enviar tropas. Por el momento, el presidente asegura que no tiene ese prop¨®sito, pero deja claro que la alternativa de "que no vayan nuestros chicos" es que se apruebe la ayuda a los rebeldes.
La oposici¨®n denuncia que lo importante en esta pol¨¦mica no e
la cantidad de dinero -Reagan estar¨ªa dispuesto a pactar una rebaja-, sino el intento de la Administraci¨®n de que sea de nuevo la CIA la que controle y canalice esta ayuda. Si Reagan lo consigue, y ¨¦ste ser¨ªa su verdadero objetivo, la guerra ser¨ªa incontrolable por el Congreso, que conceder¨ªa a la Agencia Central de Inteligencia un cheque en blanco para utilizar sus fondos secretos en una campa?a encubierta de desestabilizaci¨®n contra Nicaragua.
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