El festival pasa el ecuador con tres filmes menores
El filme sovi¨¦tico Zimmnaya Vishnia, de Igor Maslennikov; el neozeland¨¦s The Quiet Earth y el norteamericano Crimenwawe, de Sam Raimi, se proyectaron en la secci¨®n oficial de la quinta jornada de Imagfic 86, corre spondiente a la tarde y la noche del mi¨¦rcoles.El primero es un muy mediocre filme sovi¨¦tico, realmente aburrido y torpe, lleno de baches de tiempos muertos imposibles de resucitar y de t¨®picos de toda ¨ªndole. Debe ser esta pel¨ªcula la cruz de la contribuci¨®n rusa al festival madrile?o, pues su cara es el muy prometedor Idi i Smotri, de Elem Klimov, que llega precedido de buena fama.
La pel¨ªcula neozelandesa The Quiet Earth es de ficci¨®n cient¨ªfica, con algunas variantes teol¨®gicas un tanto campanudas y que no contribuyen en nada, al inter¨¦s del filme, que no parte de una idea muy original, pues es casi la misma que hace unos 20 a?os desarroll¨® Stanley Kramer en su Los d¨ªas finales.
El filme est¨¢ correctamente realizado, pero no pasa de ah¨ª. Los primeros momentos, que debieran ser realmente inquietantes, solo hacen algunas cosquillas en la imaginaci¨®n y el resto, seg¨²n transcurre, se va quedando corto, pues las expectativas del asunto superan con creces a la oferta visual.
Al viejo estilo
Lo m¨¢s interesante del d¨ªa fue Crimewawe, del realizador norteamericano Sam Raimi. No hay, por lo visto, manera de que la originalidad abunde en el cine de hoy. Sobre todo en lo que respecta al norteamericano su depredaci¨®n del pasado es ya un hecho end¨¦mico, que se repite pel¨ªcula tras pel¨ªcula hasta la saciedad.
Crimewawe es un bienintencionado atraco a algunas trepidantes comedias de la ¨¦poca muda de Hollywod y en especial a las del inefable Harold Lloyd, con secuencias a veces mim¨¦ticas de algunos de sus filmes y de otros de sus maravillosos colegas. No obstante, se agradece la proyecci¨®n de un filme como este, porque alcanza algunos momentos de encadenamientos de gags en cascada, a los que el espectador responde sin demasiado esfuerzo por su parte. La pel¨ªcula no es una maravilla, pero al menos tiene dignidad en la reconstrucci¨®n.
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