Huir de la c¨¢rcel
Un recorrido por el 'arte' de la fuga
El Museo Penitenciario, situado en la Escuela de Estudios Penitenciarios, en el recinto de la prisi¨®n madrile?a de Carabanchel, recoge una fant¨¢stica colecci¨®n de instrumentos intervenidos a los presos que han intentado o conseguido evadirse. Huir de la c¨¢rcel, por cualquier medio y a cualquier precio, es una de las principales obligaciones de un recluso, y el museo es una muestra de la imaginaci¨®n y el ingenio derrochados para conseguir ese prop¨®sito. Pistolas simuladas, pinchos afilados y objetos de agresi¨®n, mezclados con los escritos de los primeros penalistas, configuran la historia de las prisiones espa?olas.
La suciedad del patio que permite el acceso a la prisi¨®n de Carabanchel y al hospital. Penitenciario contrasta con la pulcritud de la escuela de funcionarios. En una peque?a sala, con aspecto de comedor del siglo pasado, se guardan, en vitrinas y colgados de las paredes, objetos recuperados de otras c¨¢rceles, algunos con m¨¢s de un siglo de antig¨¹edad, y utensilios encontrados en diversos cacheos en Carabanchel.La pistola de escayola pintada de negro y el pincho que utilizaron Antonio ?lvarez y Antonio Retuerto para fugarse de Carabanchel el 16 de junio de 1983 se confunden con cientos de utensilios realizados manualmente. Los reclusos, considerados como muy peligrosos, planificaron y llevaron a cabo una evasi¨®n de ejecuci¨®n cl¨¢sica. Limaron con paciencia las rejas de la ventana de la celda, confeccionaron con retales de las mantas una liana de unos 15 metros de largo y fabricaron dos armas, una simulada.
El 16 de junio, alrededor del mediod¨ªa, se arreglaron bien y se afeitaron, retiraron los barrotes, descendieron a pulso hasta el patio, que se encontraba. vac¨ªo, y caminaron con calma hasta el control m¨¢s inmediato, donde estaba el funcionario, al que dejaron maniatado y despojaron de las llaves. Luego abrieron la verja y se confundieron con las personas que acud¨ªan a visitar a sus familiares. Sin m¨¢s contratiempos, ganaron la calle.
Ambos tuvieron ocasi¨®n de repetir su haza?a -y emular una vez m¨¢s a Woody Allen en Toma el dinero y corre- un a?o despu¨¦s, la noche del Viernes Santo, para escaparse de nuevo de la c¨¢rcel de Alcal¨¢-Meco, donde hab¨ªan sido internados tras ser detenidos en el curso de sendos atracos.
Los dos hombres, que est¨¢n catalogados como expertos fuguistas e irreductibles, utilizaron en esa ocasi¨®n una pistola de jab¨®n pintada con tinta china, para escaparse de la prisi¨®n de m¨¢xima seguridad. Por un rocambolesco procedimiento, en el que intervinieron, entre otros elementos, algunos compa?eros de reclusi¨®n, uniformes de funcionarios simulados y las conducciones de agua, los fuguistas, consiguieron su prop¨®sito. Antonio Retuerto fue detenido dos meses despu¨¦s, cuando tomaba el sol en una piscina del madrile?o barrio de la Concepci¨®n. Volvi¨® a la prisi¨®n de Alcal¨¢-Meco. Sin embargo, su compa?ero de fugas, Antonio ?lvarez, contin¨²a en libertad.
Un secador de pelo
Junto a la pistola de escayola pintada de negro se encuentra un secador de pelo que perteneci¨® al travestido brasile?o Su¨¢rez da Costa. El interno moldeaba su cabello con un artilugio fabricado con una caja de poliuretano, el motor de una m¨¢quina de afeitar y un bote de coca cola como turbina de aire. Al lado hay una tatuadora manual que funciona con el motor de un magnet¨®fono, y un recambio de un bol¨ªgrafo al que se ha sustituido la pluma por una aguja.
En la misma vitrina, entre otros instrumentos, se encuentran un consolador, cepillos de pelo que esconden objetos punzantes, cucharas con el mango afilado, una sierra camuflada en una barra de pan, una linterna fabricada con la funda de un puro, un cazo de cocina convertido en cuchillo, una pelota realizada con papel de plata que se convierte en un objeto contundente, ganz¨²as para abrir esposas, un sello de la Embajada francesa -realizado sobre un baldos¨ªn- para falsificar documentos, y todo tipo de pinchos y cortafr¨ªos, realizados principalmente con trozos de somieres.
Entre el material que se usa y los distintos ingenios para planificar una fuga se encuentra una m¨¢scara de miga de pan y pelo natural. Reflejaba el rostro de un interno que la utiliz¨® para marcharse del penal del Dueso, en Santo?a (Santander). El recluso la coloc¨® en la cabecera de la cama y rellen¨® las s¨¢banas con ropas viejas. A la hora del recuento, el funcionario de turno s¨®lo vio a un hombre dormido. Mientras tanto, el interno que previamente hab¨ªa serrado las rejas, se hab¨ªa, descolgado por la ventana.
Colgados en las paredes se conservan rejas, cerrojos, cadenas, grilletes y camisas de fuerza, compuestas por unas esposas integrales que serv¨ªan para mantener al reo inm¨®vil con las manos en la espalda. Los grilletes desaparecieron por orden de Victoria Kent, directora general de Prisiones durante la II Rep¨²blica.
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