La CEDA como comedia
JULI?N AR?VALOTras criticar las recientes manifestaciones de agricultores convocadas por la organizaci¨®n de derechas Uni¨®n de Federaciones Agrarias de Espa?a-J¨®venes Agricultores, calificando sus motivaciones de "gran mentira", el autor manifiesta que todo parece indicar que nos hallamos ante un proyecto pol¨ªtico, tendente a resucitar una suerte de CEDA, algo que considera llamado al fracaso.
Un ilustre pensador social del siglo XIX afirmaba, ampliando el sentido de una frase atribuida a su maestro Hegel, que los hechos hist¨®ricos tienden a ocurrir dos veces, una como tragedia y la otra como farsa o comedia.La afirmaci¨®n anterior puede servir para entender alguna de las claves pol¨ªticas que se ocultan tras las recientes manifestaciones de agricultores convocadas por la organizaci¨®n de derechas Uni¨®n de Federaciones Agrarias de Espa?a-J¨®venes Agricultores, bajo un cuadro reivindicativo tan peregrino como el siguiente: ausencia de informaci¨®n sobre el Mercado Com¨²n -ha sido f¨¢cil demostrar que las reuniones al respecto han sido numerosas en Madrid y provincias, aunque, por supuesto, no han sido transmitidas a la base social que dice representar, y s¨ª utilizadas como pretexto de agitaci¨®n-; precios justos, cuando acaba de tener lugar una subida espectacular, la segunda del a?o, en los precios de interienci¨®n y la inmensa mayor¨ªa de los mercados agrarios est¨¢ claramente al alza; defensa de las c¨¢rnaras agrarias locales, es decir, de las hermandades del antiguo r¨¦gimen, tan carentes de contenido y representaci¨®n anta?o como hoga?o. No se ha retrocedido siquiera ante la falsedad deliberada: afirmaci¨®n de que los fertilizantes han subido un 30% -acto p¨²blico celebrado en Valladolid por los convocantes- cuando s¨®lo lo ha hecho un 4,5%; que el gas¨®leo cuesta 50 pesetas el litro en poste, cuando su precio real es de 48, de lo cual hay que deducir nueve pesetas en concepto de devoluci¨®n por impuestos y subvenci¨®n oficial.
La relaci¨®n ser¨ªa interminable, y en determinadas publicaciones y pasquines de la entidad convocante la distorsi¨®n de la verdad y las dosis de irracionalisino han alcanzado tales cotas que constituyen sabrosos ejemplos del paradigma de propaganda goebbeliano: la gran mentira.
Pero la cr¨ªtica al cuadro de esl¨®ganes de agitaci¨®n carece de relevancia pol¨ªtica; m¨¢s importante resulta indagar en las razones que subyacen en el fen¨®meno y cu¨¢les son sus perspectivas. Todo parece indicar que nos encontramos en las pen¨²ltimas etapas de un proyecto pol¨ªtico, tendente a resucitar una suerte de CEDA, la formaci¨®n que aglutin¨® en tiempos de la Rep¨²blica los intereses de amplios espectros de la derecha espa?ola, cuya base social se encontrar¨ªa, al igual que su equivalente de 1933, preferentemente en el medio rural. Como en aquel precedente hist¨®rico, la actual derecha confesional -entonces, Acci¨®n Popular- llevar¨ªa la iniciativa del proceso.
En la mente de los arquitectos del proyecto, el papel que represent¨® entonces la Confederaci¨®n Nacional Cat¨®lica Agraria -cuyo secretario general fue precisamente don Jos¨¦ Mar¨ªa Gil Robles-, y a partir de marzo de 1933, la Confederaci¨®n Patronal Agraria -unificaci¨®n de los intereses de la explotaci¨®n familiar y la gran propiedad agraria, bajo la ¨¦gida ide¨®logica y pol¨ªtica de la derecha-, ser¨ªa desempe?ado ahora por la Uni¨®n de Federaciones Agrarias de Espa?a y J¨®venes Agricultores, actuando como correa de transmisi¨®n de la derecha confesional en el mundo agrario.
El proceso se encuentra muy avanzado; los cuadros pol¨ªticos de la derecha confesional ocupan la mayor¨ªa de las posiciones clave, a nivel nacional y provincial, del predicho tinglado sindical, y el estado mayor -visible e invisible- que orienta las acciones a desarrollar y el momento oportuno para ello se sit¨²a en id¨¦nticas latitudes pol¨ªticas. La seguridad de la derecha confesional en la viabilidad de su operaci¨®n es tal que sus prohombres y caciques provinciales, en alg¨²n lugar poderos¨ªsimos, se han colocado sin tapujos a la cabeza de las manifestaciones de los ¨²ltimos d¨ªas, reclamando para s¨ª un derecho de primogenitura que ser¨ªa injusto negarles.
Un proyecto sin fufuro
Y, sin embargo, se trata de un proyecto sin futuro, en cuanto que, a diferencia de lo que ocurr¨ªa en la Segunda Rep¨²blica, el actual mundo agrario espa?ol no permite el desarrollo de un movimiento de masas de corte derechista lo suficientemente importante para nuclear en torno suyo el espectro conservador del pa¨ªs.
La derecha confesional olvida -perm¨ªtase un leg¨ªtimo homenaje al jefe indiscutible de la primera CEDA- que desde 1933 ha corrido mucha agua por el Tormes. La poblaci¨®n activa agraria, que entonces representaba el 60%, aproximadamente, del total, apenas alcanza en la actualidad el l6%; de una participaci¨®n dominante en el PIB de aquellos a?os, la producci¨®n agraria ha pasado a representar el 16,2% del total. El agricultor espa?ol es hoy, pese a la pervivencia de clich¨¦s ideol¨®gicos y h¨¢bitos ancestrales, m¨¢s ilustrado, est¨¢ mejor informado y obedece en mucha menor medida el dictado de los notables provinciales que en los a?os treinta. Extensas zonas del pa¨ªs rural escapan a la influencia pol¨ªtico-sindical de la derecha y obedecen a posiciones de izquierda. Incluso en el Duero, antaf¨ªo basti¨®n de la CEDA, la posici¨®n de los refundadores es vacilante e insegura.
La crispaci¨®n de la derecha confesional por conseguir alguna suerte de apoyo social que permita disminuir su dependencia del gran patr¨®n de la derecha conservadora, sobre todo ahora que las elecciones est¨¢n cerca, la puede llevar a intentar quemar etapas, movilizando al binomio Uni¨®n de Federaciones Agrarias de Espa?a-J¨®venes Agricultores, en una serie de insensatas algaradas en zontra de la Administraci¨®n, central y auton¨®mica. La convocatoria de una gran manifestaci¨®n primaveral puede figurar entre sus primeras prioridades t¨¢cticas. Otra de ellas puede consistir en romper la Confederaci¨®n Nacional de Agricultores y Ganaderos (CNAG), patronal agraria que agrupa preferentemente a las grandes explotaciones, o al menos ligarla a su proyecto movilizador, suprimiendo cualquier posibilidad de existencia, en el ¨¢mbito de la derecha, de una asociaci¨®n agraria profesional y relativamente independiente.
Los costes del invento
El hecho de que el intento de una segunda CEDA sea ut¨®pico y pol¨ªticamente sin futuro no implica que sus costes no vayan a ser elevados para los agricuLores del pa¨ªs. En un momento en que, pese a las tensiones inevitables que todo cambio pol¨ªtico-econ¨®mico conlleva, se abre para ellos una perspectiva de futuro cor. la incorporaci¨®n a la Europa econ¨®mica, la propaganda y la praxis de la derecha pol¨ªtica y sindical Fomentan el miedo, la inseguridad y la desesperanza. Siguiendo con an catastrofismo que ha sido habitual en sus actuaciones durante los ¨²ltimos tres a?os -recu¨¦rdense sus campa?as contra la liberalizaci¨®n del mercado del trigo y los cambios introducidos en las distintas regulaciones de mercado, o el permamente anuncio, siempre desmentido por los hechos, de que .no hab¨ªa dinero" para financiar las intervenciones en los distintos productos- profetizan ahora la inevitable (?) desaparici¨®n de cientos de miles de explotaciones como consecuencia de la entrada en el MEC, casi tantas como las que recoge el censo agra?o.
Para un pa¨ªs como Espa?a, que, debido al todav¨ªa escaso rodaje democr¨¢tico, carece de suficientes instituciones consolidadas, es sumamente grave que la derecha se apreste a manipular los embriones que existen en beneficio de sus intereses pol¨ªticos y personales inmediatos. La pr¨¢ctica de la correa de transmisi¨®n aplicada al sector agrario implica, en las condiciones actuales, que el proyecto de nueva CEDA, inviable pol¨ªticamente, se quedar¨¢ en la utilIzaci¨®n de su ap¨¦ndice sindical como plataforma de agitaci¨®n permariente contra el Gobierno, apta para ser movilizada cuando las conveniencias pol¨ªticas de los patrones del proyecto lo requieran.
Frente a esta perspectiva de manipulaci¨®n de un sector y unas entidades con fines partidistas, es preciso afirmar, hoy m¨¢s que nunca, una visi¨®n alternativa que atienda a vertebrar los intereses profesionales agrarios en instituciones patronales aut¨®noinas, que, al margen de la adscripci¨®n ideol¨®gica de sus miembros, se preocupen de la defensa y representaci¨®n razonable de aquellos intereses.
S¨®lo en la medida que el sector agrario alcance esa vertebraci¨®n, con todo lo que ello implica -eliminaci¨®n del manique¨ªsir.o ideol¨®gico y de la demagogia, transformaci¨®n del discurso en v¨ªa de di¨¢logo, y no en arma de combatealcanzar¨¢ credibilidad ante terceros.
es presidente del FORPPA.
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