El Real Madrid confiesa que comprar una entrada para el Bernab¨¦u no garantiza ver el partido
Una multiplicada dotaci¨®n de efectivos policiales y de guardias privados no impidi¨® otro espectacular caso de tifus (entrar sin pagar) en el Bernab¨¦u en el Madrid-Inter. Miles de aficionados entraron sin localidad, mientras el club insiste en su impotencia para solucionar este problema. Tampoco se ha regulado la posibilidad de devolver el importe de la localidad a quien se vea impedido de ocuparla, caso en el que se encontr¨® un n¨²mero incalculable de aficionados. Los porteros, acusados de ser quienes propician el tifus, reconocen que el mi¨¦rcoles estuvieron bien protegidos y acusan a los pases de favor.
Desde 45 minutos antes de que empezara era casi imposible acceder a algunas localidades. Concretamente, el acceso al segundo anfiteatro estaba cerrado por una verja, pues ese recinto se hab¨ªa llenado. Centenares de aficionados con entradas para aquella zona estuvieron a punto de derribar la valla. Finalmente, tuvieron que subir a la planta superior, donde apenas vieron un trozo del c¨¦sped.Una masa compacta se agolpaba en los vomitorios, donde el espectador pasa un segundo control. Cuando la presi¨®n de la masa hizo saltar esos controles, todo el interior del estadio qued¨® ocupado. Media hora antes del partido, pasillos, escaleras y vomitorios eran intransitables y todas las entradas estaban ocupadas, tanto en la lateral como en los fondos. Ello provoc¨® miles de enfrentamientos y toda suerte de situaciones pat¨¦ticas entre ciudadanos que se ve¨ªan impedidos de ocupar una localidad que les ha costado dinero, viajes, y, en muchos casos, varias horas de espera en taquilla. Y provoca, igualmente, un grave problema de seguridad para caso de que se plantee un desalojo urgente.
El gerente del club, Manuel Fern¨¢ndez Trigo, sostiene que no se puede hacer m¨¢s para garantizar a un espectador la l¨®gica utilizaci¨®n de su localidad. La Polic¨ªa Nacional triplic¨® sus efectivos -dos n¨²meros en cada puerta- por lo que Jos¨¦ Mar¨ªa Rodr¨ªguez Colorado, delegado del Gobierno en Madrid, estima que "la gente que accedi¨® sin entrada debi¨® de hacerlo de forma muy filtrada porque no hubo casos de agresiones ni avalanchas". La f¨®rmula que emplea el tifus para entrar sigue siendo un misterio.
La situaci¨®n, habitual en los encuentros importantes, se complic¨® en el Madrid-Inter, a pesar de que la idea general era que se hab¨ªa alcanzado el techo con ocasi¨®n del Madrid-Borussia, que dio lugar a muchas situaciones de violencia en las gradas.
El club contrat¨® a 120 guardias, cuando lo habitual son 70, mientras que la Polic¨ªa Nacional destin¨® cerca de 500, sin, contar con los agentes no uniformados, m¨¢s del triple de la dotaci¨®n empleada hasta ahora en partidos de este nivel. "Situarnos a dos agentes en cada puerta para cubrir las exigencias de los trabajadores en cuanto a amenazas y agresiones", se?al¨® Rodr¨ªguez Colorado. Lo que sucede es que, ante la perspectiva de un partido donde recaudan mucho dinero, deber¨ªan reforzar sus controles internos y contratar m¨¢s vigilantes. Lo que no sabe un Polic¨ªa es si un aficionado accede con su entrada o porque es amigo del portero, de lo que se quejan mucho los clubes".
A pesar de tales medidas, muchos espectadores, sin distinci¨®n de los que llevaban o no entrada, se encontraron sin acceso a la localidad por la v¨ªa de una rotunda negativa bajo la explicaci¨®n de que las gradas ya estaban llenas o ante la imposibilidad de sobrepasar una puerta cerrada.
"Antes de comenzar el encuentro, la polic¨ªa expuls¨® del estadio a un centenar de espectadores. Algunos de ellos hab¨ªan aprovechado la llegada de funcionarios y c¨¢maras de TVE para provocar una avalancha. La gente salta por sitios, inveros¨ªmiles, hay muchas puertas de acceso, mucho paroxismo, mucho espacio, y no se puede evitar. Ayer no hubo agresiones a los porteros, pero la gente sigui¨® entrando", se?al¨® el gerente del club.
La impotencia del club respecto a este problema tampoco le ha llevado a organizar alg¨²n tipo de atenci¨®n al espectador que quisiera devolver su localidad. "Tambi¨¦n es muy dif¨ªcil", sostiene el gerente, "porque aqu¨ª habr¨ªa que tener cuidado con la picaresca. ?C¨®mo se puede aceptar la devoluci¨®n de una entrada que ya est¨¢ cortada?. Y, ?a qu¨¦ hora?, ?despu¨¦s de que empiece el partidoT?".
Por otra parte, es un comentario usual entre empleados del club el uso que hacen los empleados discontinuos de su albedr¨ªo a la hora de dejar pasar a una persona al estadio. "Lo que sucede es que es dif¨ªcil presentar una acusaci¨®n porque el que se cuela no va a decirlo a la polic¨ªa", sostiene un empeado.
Los porteros
Sin embargo, Francisco Buj¨¢n, miembro del Comit¨¦ de Empresa de los trabajadores fijos discontinuos, calificaci¨®n laboral en la que se incluyen los porteros, opina que "en el partido de ayer no hubo ning¨²n problema. Ser¨ªa fabuloso que todo fuera as¨ª. Lo que pasa es que hay mucho pase de favor, mucho compromiso. ?Dejar pasar a los amigos?. S¨ª, por qu¨¦ voy a negarlo, Ipero eso son dos o tres y no dan para tanto."La existencia de pases de favor tambi¨¦n motiv¨® una intervenci¨®n policial en enero, cuando se descubri¨® en Madrid una masiva falsificaci¨®n de carn¨¦s de "¨¢rbitro para acceder gratis a los estadios. A pesar de ello, ni carn¨¦s ni pases han variado en su confecci¨®n. Los pases resultan, en muchos casos, m¨¢s f¨¢ciles de falsificar que las entradas.
La situaci¨®n se complic¨® en el Madrid-Inter con la detecci¨®n de entradas falsificadas, en n¨²mero a¨²n no determinado por las investigaciones policiales, lo que motiv¨® la intervenci¨®n de un servicio espec¨ªfico de la polic¨ªa que dio lugar a cuatro detenciones. Los primeros indicios se?alan que fueron impresas en Portugal.
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