La explosi¨®n destroz¨® parte de la fachada y arras¨® los paritorios de una maternidad

EMMA ROIG Un total de 55 mujeres y unos 60 reci¨¦n nacidos ocupaba la maternidad Nuestra Se?ora del Rosario en el momento de la explosi¨®n que cost¨® la vida ayer a cinco guardias civiles. El estallido del coche bomba aparcado junto a la fachada de la cl¨ªnica habr¨ªa provocado una matanza si hubiera afectado a las tomas de ox¨ªgeno, seg¨²n uno de los m¨¦dicos. El lugar m¨¢s da?ado fue uno de los paritorios, desde donde se pod¨ªa ver por un boquete de un metro cuadrado el lugar donde estaba estacionado el veh¨ªculo. Las salas colindantes y la lavander¨ªa del piso inferior quedaron asimismo destrozadas. Los lugares m¨¢s afectados estaban en aquel momento desiertos. Las monjas, las pacientes y los reci¨¦n nacidos que estaban en aquel momento en la cl¨ªnica se encuentran perfectamente. "Es algo milagroso e inconcebible", explic¨® el doctor Rubio, director del centro.

La ¨²nica afectada por la explosi¨®n fue una mujer que acababa de dar el pecho a su hijo y que se encontraba asomada a la ventana. Tanto la madre como el ni?o se encuentran bien, aunque presentan peque?as heridas en la cara y cabeza provocadas por los cristales que se desprendieron, seg¨²n informaron los m¨¦dicos que les atendieron. La explosi¨®n hizo que cayeran sobre la silla de partos los marcos de las ventanas, cristales de gran tama?o y trozos desprendidos de pared. Las salas, afortunadamente, estaban desiertas a las 7.22 de ayer, aunque tres cuartos de hora antes una madre acababa de abandonar una de las salas con su hijo reci¨¦n nacido.Sor Carmen, una de las monjas de la congregaci¨®n de Santa Ana, propietaria del hospital, que se encontraba de guardia, qued¨® muy impresionada y estaba recluida en la residencia. Los paritorios presentaban un aspecto desolador: las pacientes y sus ni?os eran trasladados a otras habitaciones en el ala que no result¨® afectada, todos los cristales de las ventanas de los cinco pisos estaban hechos a?icos, as¨ª como los de las casas de alrededor. Sin embargo, ninguno de los ni?os sufri¨® la m¨¢s m¨ªnima herida.

Una de las vecinas coment¨® que "las llamas y la gran. humareda" no dejaban ver los coches afectados. Alrededor de las 11 de la ma?ana, gran parte de la comunidad, compuesta por 36 monjas, colaboraba con el cuerpo de bomberos retirando escombros de las salas. El suelo estaba cubierto de cristales, camillas volcadas y material cl¨ªnico revuelto, y s¨®lo el crucifijo se manten¨ªa en su sitio en la pared.

La comunidad de religiosas estaba resignada, aunque agitad¨ªsima. "Hace menos de un mes que hicimos una reforma, todos los cristales eran nuevos", asegura sor Marina agitando las manos. "Esto nos va a costar m¨¢s de 300 millones de pesetas; acab¨¢bamos de poner una lavadora caris¨ªma". Otra religiosa afirrria: Ibamos a ir a la santa misa pero, al ver que se trataba de una borriba, hemos acudido a atender a los pacientes". Por el momento no habr¨¢ m¨¢s alumbramientos en el hospital, donde trabajan 36 monjas, 16 m¨¦dicos, 10 ATS y 30 auxiliares.