La libertad, en el reloj
Uno de los rumanos que componen el grupo de refugiados que solicitaron el pasado mi¨¦rcoles asilo polit¨ªco en Sevilla fue protagonista de una an¨¦cdota demostrativa de la actitud de estos ciudanos. Se encontraba en la sede de la Asamblea Provincial de la Cruz Roja de Sevilla, acompa?ado del vicepresidente de la Cruz Roja sevillana, Jos¨¦ Villafranca, cuando solicit¨® hacer una llamada a La Haya.
Una vez autorizado, pidi¨® al vicepresidente que le acompa?ara a un cuarto, para estar en privado, donde, tras despojarse de su reloj, lo abri¨® con minuciosidad por su parte posterior y extrajo un trozo casi min¨²sculo de papel en el que ten¨ªa anotados dos n¨²meros de tel¨¦fono, casi ilegibles, de un compa?ero exiliado en la capital holandesa. Tras anotar en otro papel los n¨²meros, volvi¨® a colocarlo en la caja del reloj.
Tras conversar con el compatriota, su pregunta fue si pod¨ªan enviarle moneda americana -d¨®lares- a Espa?a, a lo que los dirigentes de la Cruz Roja le respondieron que pod¨ªan hacerlo con toda libertad. La mayor¨ªa del grupo ha llegado a Espa?a provista de contactos en pa¨ªses de Occidente, lo que da idea de que no es una fuga inesperada, sino que todo estaba atado y bien atado.
Gabriel Nemet era el rumano m¨¢s conversador del grupo. Hablaba en un ingl¨¦s casi escolar, pero en el que consegu¨ªa entenderse con todos. A las 16.30 horas hab¨ªa conseguido hablar con su mujer, la cual, llorando, le pidi¨® que se acordase de sus dos hijos, un chico de 11 a?os y una ni?a de un a?o y siete meses. Tras la conversaci¨®n, su mayor inter¨¦s era conocer las se?as de la pensi¨®n donde se hallan alojados para poder comunicarselas por tel¨¦fono a su esposa, que ya estaba escribi¨¦ndole. Nemet quiere quedarse en Espa?a a trabajar. En Ruman¨ªa era economista y, al conocer la demanda de ellos que existe en Espa?a, reaccion¨® con alegr¨ªa controlada y contest¨®: "Ser¨¢ dif¨ªcil adaptar mis conocimientos econ¨®micos a las necesidades de un pa¨ªs con r¨¦gimen tan distinto al del m¨ªo".
La desconfianza es indescriptible. Todo les parece imposible. Les asombra la amabilidad de los componentes de la Cruz Roja, a los que cre¨ªan polic¨ªa y de los que se hicieron amigos tras muchos recelos.
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