Escritores

Escribo esta carta con pocas esperanzas de que sea publicada y menos a¨²n de que surta alg¨²n efecto. Se trata de ciertas ayudas-que nos ofrecen a los escritores.El Instituto Nacional de las Artes Esc¨¦nicas y de la M¨²sica, perteneciente al Ministerio de Cultura, tuvo a bien concederme una ayuda de 250.000 pesetas para mi "incorporaci¨®n como dramaturgo" a los ensayos de una obra m¨ªa pr¨®xima a estrenarse. Pero resulta que a la hora de hacer efectiva tal ayuda me piden que presente una "fotocopia de la licencia fiscal para actividades art¨ªsticas", y si no hago tal, me anulan dicha ayuda. Comoquiera que un servidor no tiene otra actividad art¨ªstica que el estreno cada cinco a?os o as¨ª de una obra o la publicaci¨®n de un Iibro, no puedo sacar esa licencia fiscal, y menos convertirme en fuente impositiva.

La situaci¨®n de los escritores es muy grave. El caso es que mi nombre figura en las historias de la literatura, y pienso seguir escribiendo. Lo ¨²nico que se me ocurre ahora es ofrecerme como esclavo a la Administraci¨®n para que me utilice a cambio de la obligaci¨®n de pagar impuestos. Estoy conforme en ceder mi obra, mis derechos, a cambio de una manutenci¨®n. Lo digo en serio. Pienso que hemos llegado a un grado tal de evoluci¨®n socioecon¨®mica que invita a revisar la instituci¨®n de la esclavitud. En algunos pa¨ªses, y no los menos avanzados, parece que asistimos a ese proceso. Hablo totalmente en serio. No puedo hacerme cargo de la pesadumbre fiscal-