La Habana no aguanta m¨¢s
J. M. / J. M. P., Cuando la Cachito y Agust¨ªn le hacen saber por carta a un familiar su intenci¨®n de irse a vivir a La Habana, ¨¦ste les responde con una advertencia que el grupo de salsa. Los Van Van convirti¨® en estribillo popular en Cuba: "Con cuidado mis parientes, que La Habana no aguanta m¨¢s". La irresistible atracci¨®n que la ciudad representa para los habitantes de las zonas rurales, a. pesar de que a muchos de ellos les espera vivir en los barrios m¨¢s deprimidos, es una de las razones que explican el crecimiento y la formaci¨®n de las grandes metr¨®polis. Sin embargo, Rafael M. Salas, director ejecutivo del FNUAR, plantea en su informe sobre el estado de la poblaci¨®n mundial de 1986 la cuesti¨®n central: "?Ocurre que las ciudades atraen a las personas, u ocurre acaso que las zonas rurales rechazan a sus habitantes?".
Las callampas (liongos), las bidonvilles (ciudades de hojalata), las favelas (barracas) esperan, con frecuencia, a los: m¨ªgrantes rurales cuando llegan a la ciudad. "Somos siete de familia, con dos perros, adem¨¢s", cantan Los Van Van para desanimar a los parientes de su intenci¨®n de desplazarse a la capital cubana, que en realidad, con sus dos millones de habitantes, no es un caso exagerado de aglomeraci¨®n humana. En El Cairo (8,5 millones) los chabolistas han ocupado un cementerio y convertido las tumbas de los ricos en hogares para los pobres. En Calcuta (11 millones), un tercio de la poblaci¨®n vive en chozas de una, sola planta., compartidas por cinco familias. El alcalde de Lima (4 millones), Alfonso Barrantes, gan¨® las el¨¦cciones de 1983 con la promesa de repartir un mill¨®n de desayunos entre los ni?os de la ciudad.
Para los residentes en el campo, la ciudad es sin¨®nimo, seg¨²n los te¨®ricos de la sociolog¨ªa, de mejores salarios, oportunidades de emple¨®, movilidad social, variedad de servicios, pero, sobre todo, de una mayor esperanza de vida y oportunidad de acceder a la educaci¨®n. Todos estos factores de atracci¨®n constituyen a su vez una carga econ¨®mica de dif¨ªcil financiaci¨®n para las administraciones locales. Y, aun as¨ª, los informes del FNUAP demuestran qu¨¦ las estad¨ªsticas ofrecen una imagen mucho m¨¢s optimista que la triste realidad. La tasa de mortalidad infantil en Egipto, por ejemplo, ofrece una diferencia notable entre campo y ciudad (142 por 1.000 contra 118 por 1.000), en Nigeria es de 110 por 1.000 frente al 62 por 1.000, pero en Puerto Pr¨ªncipe es tres veces mayor en la ciudad que en el campo y en Nueva Delhi la tasa de mortalidad alcanza el 221 por 1.000.
Frenar el crecimiento
Los indicadores de ense?anza son favorables a la ciudad. En Camer¨²n el ¨ªndice de alfabetizaci¨®n es del 61 % en las zonas urbanas y del 28% en las rurales. En T¨²nez, el 50%. en la ciudad y el 24%. en el campo. Tambi¨¦n en este apartado el estudio de urbes concretas ofrece datos contradictorios: la mitad de los ni?os de las favelas de R¨ªo de Janeiro . carece de toda educaci¨®n.
Algunas de las alternativas planteadas para frenar el descontrolado crecimiento de las grandes megal¨®polis es la planificaci¨®n urbana y familiar, la inversi¨®n de la corriente migratoria, el cierre de las ciudades y la creaci¨®n de polos de atracci¨®n de dimensiones m¨¢s humanas. ?stas y otras f¨®rmulas aplicadas en diversos pa¨ªses no han dado, en general, resultados positivos. En Manila y Yakarta se intent¨®, sin ¨¦xito, vedar el acceso a la ciudad. En China, la tendencia de abandono de las peque?as ciudades rurales se ha frenado en parte por las dificultades existentes para el cambio de registro personal. Singapur y Hong Kong constituyen los ¨²nicos ejemplos citados por Rafael M. Salas en los que la planificaci¨®n ha conseguido mejorar las condiciones de vivienda de los m¨¢s pobres.
Los organismos de las Naciones Unidas no son demasiado optimistas respecto al ¨¦xito de las pol¨ªticas de los diferentes Gobiernos para frenar la formaci¨®n de aglomeraciones humanas. Las actuales proyecciones apuntan que en el a?o 2000 el 48,2% de la poblaci¨®n mundial vivir¨¢ en ciudades y que en el a?o 2025 el porcentaje se elevar¨¢ al 62,5%. Los Van Van insisten, tal vez por eso, a la Cachito y Agust¨ªn para que no se trasladen: "Y t¨² ya ves que en toda. Cuba hay condiciones para vivir", aun que, al final, la advertencia no sea un argumento de peso porque, "sin embargo, aqu¨ª en La Habana se me quieren colar".
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