Buena idea frustrada

Hay dos escenas del filme espa?ol Manuel y Clemente que sacan al aire sendos hilos por donde podr¨ªa haber discurrido la pel¨ªcula de manera convincente. Una de ellas es un momento en que, al comienzo de la historia del irrisorio papado de El Palmar de Troya, unas hist¨¦ricas videntes se juntan en un descampado y dicen ver no se sabe qu¨¦ cohortes celestiales. Es el camino del documento. La otra escena es la desmelenada, casi inconcebible, entrada en trance de Clemente, el pintoresco papa de El Palmar, durante la visita a su seminario sevillano de un cardenal chino. Lo que ocurre all¨ª, aun siendo ver¨ªdico, es tan disparatado que resulta abiertamente superreal. Es el camino del esperpento. Javier Palmero, pese a haberlos apuntado, no ha seguido, para narrar la historia de este tan real como incre¨ªble asunto, ni por un camino ni por otro. Ha seguido un tercero intermedio, que, aunque tiene elementos documentales y tambi¨¦n esperp¨¦nticos, se inclina mortalmente hacia el sainete, lo que, a la larga, no le lleva a ninguna parte.Siendo esta tremenda historia un exabrupto residual de la Espa?a franquista, en el filme parece una historia de nunca y de ninguna parte. Siendo real, parece inventada. Le faltan cimientos documentales. Usando Manuel y Clemente muchos materiales narrativos esperp¨¦nticos en sumo grado, carece, no obstante, de violencia alguna: es un filme casi amable, lo que indica un desajuste entre lo que se cuenta y c¨®mo se cuenta.