Catecolaminas, situaci¨®n de peligro
R. F. Las campa?as electorales acarrean una intensificaci¨®n aguda de la actividad f¨ªsica e intelectual de los l¨ªderes pol¨ªticos. Viajes constantes; escenarios alejados del entorno familiar; rotura obligada de las relaciones afectivas y sexuales; m¨ªtines encendidos,- cada d¨ªa con el mismo ,mensaje machac¨®n en todas partes; comidas y bebidas t¨ªpicas, a deshora, forzadas por el deseo de agradar al electorado; sonrisas perennes, poses. En s¨ªntesis, una tensi¨®n asfixiante que aprieta cada vez m¨¢s al pol¨ªtico en campa?a.
Los primeros efectos se aprecian en las gargantas. No existe apenas un pol¨ªtico que no haya tenido que tratarse de afecciones en las cuerdas vocales provocadas por un hablar intenso.
Sin embargo, son la hipertensi¨®n, las ¨²lceras de est¨®mago o los amagos de infarto los efectos m¨¢s temidos de la patolog¨ªa electoral.
La hipertensi¨®n acarrea aveces los denominados ictus, una suerte de par¨¢lisis parcial que se inicia con lagunas en la memoria. Cuando las campa?as se encuentran avanzadas, en un momento de un discurso, el l¨ªder sufre una laguna completa en su mente.
- Este instante marca el inicio de un proceso org¨¢nico interior poco conocido que coincide con estados de ansiedad suprema. Es entonces cuando se incorporan a la sangre las catecolaminas, un producto liberado por las gl¨¢ndulas tiroideas y suprarrenales, as¨ª como por la hip¨®fisis osea, cuya salida al torrente sangu¨ªneo es una suerte de se?al de alerta disparada inconsciente y autom¨¢ticamente. Siempre anuncia que ell organismo se encuentra en una situaci¨®n de m¨¢xima actividad, enormemente aceler¨¢do.
Seg¨²n el doctor internista Donato Fuejo, de 59 a?os, socialista y vicepresidente del Consejo de Seguridad Nuclear, a esta fase sigue un cansancio intenso. Si no se combate con un descanso profundo puede dar, paso a toda clase de accidentes cardiovasculares. A partir de ah¨ª, todo o casi todo puede sobrevenir.
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