El Gobierno desbloque¨® las negociaciones sobre Gibraltar

La ambig¨¹edad con la que estaba redactado el programa electoral del PSOE de 1982 es lo ¨²nico que puede evitar acusaciones de incumplimientos respecto a la posici¨®n sobre la OTAN. El programa promet¨ªa que el Gobierno trabajar¨ªa "para lograr un mayor techo de autonom¨ªa para Espa?a, desvincul¨¢ndola progresivamente en el plano militar del bloque del Atl¨¢ntico Norte". Sin embargo, el memor¨¢ndum remitido recientemente a la OTAN y a sus aliados significa casi, en la pr¨¢ctica, una integraci¨®n encubierta en la estructura militar de la Alianza. Es en este punto y en lo referente a la celebraci¨®n del refer¨¦ndum sobre la propia permanencia en la OTAN donde se han centrado las cr¨ªticas a la pol¨ªtica exterior de Gobierno socialista, que ha tenido uno de sus m¨¢s claros logros en la reanudaci¨®n de las conversaciones sobre Gibraltar, junto con el ingreso en la Comunidad Europea.

La primera medida. a tomar por el Gobierno ser¨ªa, seg¨²n el programa electoral, congelar las negociaciones "para la integraci¨®n en la organizaci¨®n militar" y luego convocar un refer¨¦ndum para que sea el pueblo espa?ol el que decida" acerca de la pertenencia a la OTAN.Al margen del programa, los m¨¢ximos dirigentes del PSOE -y entre ellos el presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, y el vicepresidente, Alfonso Guerra- se pronunciaron hasta el verano de 1983 por la salida de la Alianza Atl¨¢ntica, y afirmaban que ¨¦sta .iba a ser la posici¨®n del Gobierno cuando se convocara el refer¨¦ndum.

Con no pocas tensiones en el Gobierno y en el PSOE, desde el verano de 1983 hasta el de 1984 se va elaborando una nueva posici¨®n. En ese per¨ªodo, las declaraciones de Gonz¨¢lez sobre la OTAN se convierten en aut¨¦nticos jerogl¨ªficos, en un continuo paso adelante y paso atr¨¢s, y se comienza a aludir a la Organizaci¨®n para el Tratado del Atl¨¢ntico Norte con el algo metaf¨®rico, pero menos gastado, nombre de Alianza Atl¨¢ntica. Entretanto, el prop¨®sito de congelar la integraci¨®n militar se ve incumplido con la entrada de Espa?a en el NAMSO, un comit¨¦ de la OTAN que entiende de asuntos log¨ªsticos y, por tanto, puramente militares.

La ambig¨¹edad calculada del presidente se prolonga hasta octubre de 1984, cuando Gonz¨¢lez casa, por fin, las piezas del rompecabezas que hab¨ªa ido mostrando a lo largo del ¨²ltimo a?o y propone su dec¨¢logo sobre paz y seguridad. El dec¨¢logo trata de constituirse en un modelo para el consenso. B¨¢sicamente prev¨¦ la completa desnuclearizaci¨®n de Espa?a y dos puntos bastante m¨¢s conflictivos: la reducci¨®n de la presencia militar estadounidense y la permanencia en la OTAN sin alcanzar la integraci¨®n militar.

Estos aspectos del dec¨¢logo salen ampliamente triunfantes en el refer¨¦ndum del pasado 12 de marzo, con lo que se abre la posibilidad de comenzar a negociar con los norteamericanos la reducci¨®n de su presencia militar en Espa?a.

La adhesi¨®n al COCOM

Pero no es el asunto de la OTAN el ¨²nico que provoca tensiones en el Gabinete, en cuanto a la pol¨ªtica exterior. Una cuesti¨®n que levantaba ampollas era la de la adhesi¨®n al Comit¨¦ Coordinador para el Control Multilateral de Exportaciones- (COCOM).

Estados Unidos hab¨ªa venido presionando a Espa?a para que entrara a formar parte de este comit¨¦, en el que se encuentran juntos Jap¨®n y los pa¨ªses dela OTAN, para evitar la reexportaci¨®n desde Espa?a -hacia los pa¨ªses del Pacto de Varsovia, Vietnam, Camboya o China- de material nuclear, b¨¦lico o tecnolog¨ªa de doble uso (civil y militar).

Un sector del Gobierno -especialmente los titulares de las carteras econ¨®micas- se inclinaba por el ingreso en el COCOM, ya que tem¨ªa que los pa¨ªses occidentales frenasen sus proyectos de inversi¨®n en Espa?a en el campo de la alta tecnolog¨ªa.

Cuando a¨²n no hab¨ªan pasado tres meses de la sustituci¨®n de Fernando Mor¨¢n por Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, en septiembre de 1985 el Gobierno anuncia por sorpresa la,adhesi¨®n al COCOM. Seg¨²n altos cargos de Exteriores, la no adhesi¨®n al COCOM era, como la ambig¨¹edad calculada de Gonz¨¢iez sobre la OTAN, parte de una t¨¢ctica destinada a forzar la entrada de Espa?a en la Comunidad Europea, hecho este que se produce el 1 de enero de 1986, tras firmar el Tratado de Roma el 12 de junio de 1985.

[Una entrega de este seria] se dedicar¨¢, espec¨ªficamente, al ingreso en la CE].

Para lograr la entrada en la CE, Espa?a inicia un di¨¢logo m¨¢s intenso, in stituc ionaliz ando los contactos, con diversos pa¨ªses europeos. Los efectos son espectaculares con Francia: con este pa¨ªs se estrena la f¨®rmula de los seminarios interministeriales que, con car¨¢cter semestral, re¨²nen a ministros de ambos pa¨ªses.

El deseo del PSOE de universalizar su pol¨ªtica exterior se cumple en parte al decidir intercambiar embajadores con Israel, lo que ocurre el 17 de enero de 1986, tras dos a?os de titubeos.

Dando la espalda a sus anteriores planteamientos -incondicionalmente favorables al Frente Polisario-, el PSOE traza una nueva pol¨ªtica para, el norte de ?frica basada en la globalizaci¨®n de las relaciones, y consigue alcanzar, primero, un acuerdo pesquero con Marruecos, para poner fin, posteriormente, al contencioso del gas con Argelia.

Relaciones con Latinoam¨¦rica

Las relaciones con Latinoam¨¦rica no llegan a tener, sin embargo, ning¨²n impulso nuevo. El inter¨¦s por este subcontinente parece ir disminuyendo seg¨²n avanza la legislatura. Llegan incluso a producirse crisis con algunos pa¨ªses, como Cuba, y fuertes recelos con otros, como Per¨², cuando Gonz¨¢lez decide embarcarse en el Azor, tras su primera crisis ministerial, en lugar de asistir -como ten¨ªa previsto- a la toma de posesi¨®n de Alan Garc¨ªa.

El Gobierno socialista mantiene viva la reivindicaci¨®n sobre Gibraltar, como promet¨ªa en su programa, aunque, poco despu¨¦s de su cese, Fernando Mor¨¢n admite que se hab¨ªa "sentido solo" en este asunto. El di¨¢logo hispanobrit¨¢nico sobre Gibraltar adquiere impulso en el oto?o de 1984, cuando Espa?a y el Reino Unido alcanzan un acuerdo en Bruselas en el que, por vez primera, el Gobierno de Londres acepta expl¨ªcitamente poner en discusi¨®n la soberan¨ªa del Pe?¨®n.

Sin embargo, las negociaciones terminar¨¢n fren¨¢ndose por varias razones: las presiones de los propios gibraltare?os, de un lado, y el temor del Gobierno de poner en peligro el ¨¦xito del primer viaje oficial de los Reyes al Reino Unido si presionaba firmemente en las conversaciones con los brit¨¢nicos.

Con todo y con ello la reanudaci¨®n de las negociaciones con Gran Breta?a sobre el futuro de Gibraltar e incluso la posibilidad de que, a largo plazo, se entre a dialogar sobre un tema tan espinoso como el de la soberan¨ªa del Pe?¨®n, es considerado como uno de los logros m¨¢s significativos del Gobierno en materia de pol¨ªtica exterior.