El cambio apenas ha tocado la estructura sanitaria
La definici¨®n de las reformas que se iban a emprender. ha ocupado pr¨¢cticamente toda la legislatura
La disminuci¨®n constante de los recursos econ¨®micos destinados a la sanidad revela que los problemas sanitarios no han sido considerados prioritarios por el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez. La sanidad ha sido la cenicienta de una pol¨ªtica fundamentalmente orientada a reducir el d¨¦ficit p¨²blico, hasta el punto de que el propio titular de la cartera, Ernest-Lluch, ha reconocido que los presupuestos han sido insuficientes y que deber¨¢n aumentar en el futuro. Forzados por este cors¨¦, los responsables de la pol¨ªtica sanitaria han centrado todo su esfuerzo en intentar aprovechar al m¨¢ximo los recursos disponibles para poder destinar el ahorro obtenido a las reformas anunciadas. El resultado, al final de la legislatura, es que la esperada reforma global de la sanidad sigue siendo una promesa por cumplir. La ley general de Sanidad, imprescindible para abordar los cambios en profundidad, se ha aprobado pr¨¢cticamente al final de la legislatura, mientras los proyectos de reforma hospitalaria y de la asistencia primera apenas han comenzado a aplicarse.
Cuando los socialistas alcanzaron el poder, en 1982, el gasto sanitario de la Seguridad Social constitu¨ªa el 3,84% del Producto Interior Bruto (PIB). En 1986 el presupuesto previsto representa el 3,43%, cuando la mayor parte de, los pa¨ªses de la Comunidad Europea (CE) destina porcentajes superiores al 6%. Eso quiere decir que en 1982 se destinaban 23.461 pesetas por habitante al a?o y que en 1986 son ¨²nicamente 19.957. Esta pol¨ªtica de austeridad ha impedido abordar, en la pr¨¢ctica, las reformas del sistema sanitario largo tiempo esperadas, porque para emprenderlas era preciso realizar importantes inversiones previas.Falto de un presupuesto adecuado para responder a las expectivas, el ministro de Sanidad, economista de profesi¨®n, ha orientado su pol¨ªtica a conseguir el m¨¢ximo ahorro posible mediante una rigurosa gesti¨®n del principal organismo de control sanitario, el Insalud. El art¨ªfice principal de esta pol¨ªtica fue su director general, Francesc Ravent¨®s, que dimiti¨® a mitad de la legislatura, y, aunque oficialmente se adujeron razones personales, era conocido su malestar por la precaria consideraci¨®n institucional que merec¨ªa el Insalud y por la escasez del presupuesto.
Pol¨ªtica de ahorro
La constante tensi¨®n entre las expectativas latentes y las posibilidades reales de cambio ha sido la causa ¨²ltima de que el Ministerio de Sanidad sea uno de los departamentos gubernamentales con mayor n¨²mero de dimisiones, ceses y relevos durante la legislatura, a los que tampoco ha sido ajena la particular personalidad del ministro.Ernest Lluch intent¨® obtener el m¨¢ximo rendimiento pol¨ªtico de la depauperada cartera que le hab¨ªan encomendado mediante algunas medidas de impacto inmediato, entre las que figuraban algunas que comportaban mejoras sustanciales: la extensi¨®n de la cobertura sanitaria y la reducci¨®n de los precios de los medicamentos constituyen el paradigma de este tipo de actuaciones. El ministro ha tenido tambi¨¦n la habilidad de sacar un importante partido del simple anuncio de las reformas que iba a emprender y de una oportuna intervenci¨®n personal en algunos problemas sanitarios espectaculares, como el de la droga, los trasplantes o el SIDA, que han gozado dejan atenci¨®n en los medios de comunicaci¨®n.
Terminada la legislatura, en su haber figura la definici¨®n de los principales ejes de la reforma sanitaria, traducida en proyectos, pero apenas puesta en marcha. Al cabo de cuatro a?os, lo esencial de la estructura sanitaria permanece pr¨¢cticamente intacto, lo que ha provocado que en la ¨²ltima parte de la legislatura arreciaran las cr¨ªticas de los profesionales de la sanidad, alarmados ante el deterioro y la descapitalizaci¨®n que se est¨¢ produciendo en los centros sanitarios.
De la medida que m¨¢s se congratulan los responsables del ministerio en su balance de realizaciones es de la ampliaci¨®n de la cobertura sanitaria de la Seguridad Social, que en 1982 alcanzaba al 85% de la poblaci¨®n espa?ola y ahora llega al 94%. La ampliaci¨®n ha beneficiado adem¨¢s a tres sectores importantes: los parados, que tienen garantizada indefinidamente la asistencia sanitaria de su familia; los j¨®venes sin empleo, que estar¨¢n atendidos hasta los 26 a?os, y los trabajadores auton¨®mos, que han sido incorporados al r¨¦gimen general.
Del 6% de poblaci¨®n que falta por cubrir, el 2% corresponde a indigentes y sectores muy marginados, actualmente atendidos en centros de beneficiencia y que, en el futuro, ser¨¢n asumidos por la Seguridad Social con cargo al Ministerio de Hacienda. El restante 4% est¨¢ formado por las capas m¨¢s pudientes de la poblaci¨®n, que tradicionalmente acuden s¨®lo a la iniciativa privada. El ministerio pretende atraer a este sector hacia la Seguridad Social, pero, en este caso, previo pago de la asistencia.
Otra de las medidas destacadas es la elaboraci¨®n, por primera vez, de una Carta de los Derechos y Deberes del Usuario, acompa?ada de un ambicioso plan de humanizaci¨®n de los servicios. Esta iniciativa, de gran importancia porque instaura mecanismos de participaci¨®n ciudadana en la sanidad, recibi¨® un notable impulso initervenci¨®n. Luego ha ca¨ªdo en tal grado de dejadez que es como si no existiera.
Tres leyes esenciales
El Gobierno socialista anunci¨® la aprobaci¨®n de tres leyes importantes durante su primer mandato: la de Defensa de los Consumidores y Usuarios, la del Medicamento y la ley general de Sanidad, imprescindible esta ¨²ltima para poder abordar la reforma del sistema sanitario.La primera ley, aprobada en mayo de 1984 con el acuerdo de todos los grupos parlamentarios, es la ¨²nica en la que se han cumplido las previsiones. La ley del Medicamento no ha sido siquiera presentada, aunque el ministro asegura que ya la tiene elaborada, y la ley, general de Sanidad ha sido aprobada tan al final de la legislatura que apenas ha comenzado a aplicarse.
La ley general fue elaborada en un proceso tormentoso que dur¨® m¨¢s de tres a?os, en los que el ministro altern¨® diatribas y negociaciones con la derecha y la izquierda. El resultado ha sido un texto normativo que no ha satisfecho ni a unos ni a otros. Desde la izquierda se acusa a Lluch de haber demorado deliberadamente el debate para justificar la asistencia de algunas reformas alegando que no exist¨ªa la ley b¨¢sica que deb¨ªa enmarcarlas. Los sectores progresistas critican que la ley no instaura un servicio nacional de salud, al estilo del brit¨¢nico y que no garantiza la gratuidad total de la prestaci¨®n sanitaria y en consecuencia, su universalidad. La derecha tacha a la ley de dirigista y le achaca fundamentalmente no instaurar la libre elecci¨®n de m¨¦dico y de sistema sanitario.
En el prurito por no ser calificado de antiautonomista, el ministro centr¨® todo su esfuerzo en conseguir un respaldo de los nacionalistas vascos y catalanes a su texto. Con los primeros alcanz¨® un acuerdo con cierta facilidad, pero el de los catalanes lo consigui¨® in extremis, el d¨ªa antes de que se discutiera la ley en el Senado, y s¨®lo despu¨¦s de haber firmado un acuerdo con el Gobierno de la Generalitat por el que la Administraci¨®n central se compromet¨ªa a transferir al Instituto Catal¨¢n de la Salud 20.000 millones de pesetas en concepto de atrasos.
La ley de Sanidad prev¨¦ la integraci¨®n en la red p¨²blica de asistencia de las diversas administraciones sanitarias hasta ahora dependientes de las diputaciones y ayuntamientos, que incluyen toda la red de beneficiencia y pr¨¢cticamente todas las instalaciones psiqui¨¢tricas existentes. Antes de la aprobaci¨®n de la ley se hab¨ªan integrado ya a la red p¨²blica el antiguo AINS y los hospitales cl¨ªnicos.
Frustraci¨®n en psiquiatr¨ªa
Uno de los ¨¢mbitos en que el triunfo de los socialistas en 1982 despert¨® m¨¢s expectativas era el de la salud mental, campo en el que se ha creado una frustraci¨®n, pues la anunciada reforma de la asistencia psiqui¨¢trica ni siquiera se ha iniciado. Se ha hecho un ingente esfuerzo te¨®rico para definir el modelo asistencial mediante la creaci¨®n de una comisi¨®n con amplia representaci¨®n profesional, pero se ha consumido la legislatura sin poder aplicarlo.En promoci¨®n de salud y medicina preventiva se ha avanzado tambi¨¦n poco. A pesar de haberse efectuado por primera vez una encuesta. nacional de salud, el conocimiento epidermol¨®gico de la enfermedad es todav¨ªa muy insuficiente. Como aspecto positivo destaca la creaci¨®n de un importante n¨²mero de centros de orientaci¨®n familiar y la planificaci¨®n de la asistencia odontol¨®gica. En este ¨¢mbito, tradicionalmente abandonado a la iniciativa privada, se ha definido la estructura necesaria para una ampliaci¨®n de la cobertura p¨²blica que comportar¨¢ la creaci¨®n de cinco nuevas facultades ole Odontolog¨ªa, pero la realizaci¨®n del programa queda tambi¨¦n pendiente para la pr¨®xima legislatura.
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