Esto no va bien
Por mucho que quieran distinguirse, no se lo han puesto muy claro al elector, llamado moderado, al que todos aspiran. Tener que escoger entre programas de pareja vocaci¨®n centrista, de tintes indefinidos, de eufemistizaci¨®n y vacuidad, entre partidos de id¨¦ntico corte jer¨¢rquico-burocr¨¢tico y entre l¨ªderes de an¨¢loga vocaci¨®n caudillista, bien uno de ellos sea m¨¢s proclive a la irascibilidad, y los otros a la omnisapiencia o a la soberbia, coincidiendo todos en cierto halo de mesianismo, no es f¨¢cil ni ilusionante.Casi peor lo tienen los electores de izquierdas, y en particular los socialistas que no hayan cedido a la tentaci¨®n socialtecn¨®crata y socialbur¨®crata, que no es confundible con la socialdemocracia, y no se hayan dejado arrastrar al mediocre reduccionismo de, partiendo de una alternativa, en cuanto a un diferente modelo de sociedad, acabar conform¨¢ndose con el remedio o el sustituto de una mera t¨¦cnica de gesti¨®n del Estado, con evidente complacencia y alabanza de la sociedad capitalista y de su b¨¢sica desigualdad, y enorgullecidos con su aportaci¨®n al bloque atl¨¢ntico y a la dial¨¦ctica maniquea. Es evidente que ser socialista no es obligatorio, y a la irrenunciable luz de la relatividad del pensamiento y del quehacer humanos, no es ni m¨¢s ni menos l¨ªcito, ni m¨¢s o menos acertado que cualquier otra forma democr¨¢tica de pensar.
Pero es evidente tambi¨¦n que no todo puede ser igual, y que ser socialista ha sido, al parecer hasta hace poco, algo distinto de ser conservador, liberal, comunista, fascista, etc¨¦tera, en cuanto a su modelo de sociedad y de Estado.
Hay que preguntarse como socialista, hoy, qu¨¦ resultados de lo hasta ayer realizado o qu¨¦ previsiones de lo ma?ana esperado han contribuido ya, o van a contribuir en el futuro, a ir ensanchando ese largo camino en la construcci¨®n de la sociedad m¨¢s libre, cr¨ªtica, democr¨¢tica, justa e igualitaria, y de un orden internacional a su vez m¨¢s solidario, o por el contrario nos alejan de este objetivo.
Hay que preguntarse, como pacifistas de verdad, qu¨¦ comportamientos pasados o qu¨¦ intenciones de futuro han afectado negativamente o van a contribuir positivamente a la tarea de construcci¨®n de un nuevo orden internacional de paz, respeto, colaboraci¨®n y solidaridad, o si nos han hundido m¨¢s en la din¨¢mica de divisi¨®n entre seres libres y esclavos, plebeyos y ricos, pueblos colonizantes y explotados, y han extendido el clima de seguridad y de esperanza, o la psicosis de terrorismo internacional belicista y las acciones de guerra y destrucci¨®n.
En la lucha por la libertad de los seres humanos los obst¨¢culos, por mucho que se quiera ocultar, siguen siendo la explotaci¨®n econ¨®mica, la sumisi¨®n pol¨ªtica y la manipulaci¨®n o alienaci¨®n ideol¨®gica, tanto en el plano nacional como en el internacional, y est¨¢n bien presentes, aun cuando al d¨ªa de hoy se manifiesten de variada forma y a veces sean de dif¨ªcil denuncia o presentaci¨®n.
Y como socialistas y dem¨®cratas a 10 a?os de la transici¨®n biol¨®gica, hemos de cuestionarnos acerca de c¨®mo se encuentra el proceso de la inacabada transici¨®n pol¨ªtica, econ¨®mica, c¨ªvica y sociol¨®gica, a la luz siempre de esos valores de libertad, justicia, igualdad que el socialismo postula y nuestra Constituci¨®n proclama, y que parecen pura ret¨®rica para unos o se han hecho ya realidad total para aquellos otros que se conforman con su c¨ªnica proclamaci¨®n.
El proceso de burocratizaci¨®n y privatizaci¨®n de nuestra democracia es inocultable. Su residuaci¨®n en la estructura de lo institucional y en lo electoral ha vuelto a recrear la imagen de dos espacios y dos tiempos.
La lucha pol¨ªtica por el poder es cosa bien l¨®gica, pero exige alg¨²n correctivo, porque cuando un proyecto consiste pura y exclusivamente en conquistar el poder, en repartirlo con los afines y en conservarlo entre ese grupo de incondicionales, la apariencia de legitimidad democr¨¢tica, por mucho que sea el esfuerzo cosm¨¦tico, no sanea la finalidad caciquil.
Es sorprendente que la lucha por situarse en los escalafones sea previa a la elaboraci¨®n y discusi¨®n de una teor¨ªa pol¨ªtica, de un programa, del proyecto pol¨ªtico, quiz¨¢ porque lo importante, tal como paladinamente se ha reconocido, sea "el estar en la foto", y luego es meramente accidental o instrumental el defender esto o aquello, seg¨²n nos convenga y desdici¨¦ndose sin rubor alguno cada ma?ana.
Ya no es sorprendente, porque nos estamos habituando a ello, que los procesos electorales, m¨¢s que ser protagonizados por el elector o por el pueblo, para escoger lo m¨¢s conscientemente un equipo y una tarea, lo sean por la jefatura de los partidos y su guardia pretoriana, y a lo mejor conviene sustituir aquello tan bonito y hoy tan falso de "habla, pueblo, habla" por lo m¨¢s real y comprobado de "a votar y a callar".
Este proceso generalizado de oligarquizaci¨®n partidista y de caudillizaci¨®n hace, indudablemente, m¨¢s da?o a la incipiente democracia que las actitudes involucionistas descaradas, pues contra estas ¨²ltimas siempre cabr¨¢ la medicina de la espont¨¢nea reacci¨®n ante lo inocultable; mas contra la primera de las actitudes es m¨¢s dificil la movilizaci¨®n y la cautela, cuando se presenta ni m¨¢s ni menos que como la actitud normal y obligada, aunque sea burla y desprecio de lo democr¨¢tico.
Hemos de preguntarnos como socialistas y dem¨®cratas, seriamente, qu¨¦ est¨¢ pasando con nuestra democracia entendida como verdadera soberan¨ªa pol¨ªtica, econ¨®mica y cultural a la luz de la libertad, que tambi¨¦n constituye el objetivo del socialismo, frente a las mixtificaciones interiores y a las injerencias exteriores.
Existe, aunque se trate de silenciarla o descalificarla, dentro del campo de la izquierda, la alternativa socialista democr¨¢tica, moderna y serena, que sin anclajes en la nostalgia de la historia, pero sin renunciar a ella, sin dogmas y sin prejuicios, se asoma ilusionada a la revoluci¨®n tecnol¨®gica para ver c¨®mo se puede extraer, seg¨²n se use de ella, m¨¢s libertad y dignidad, m¨¢s igualdad cultural, jur¨ªdica, pol¨ªtica, m¨¢s ocio creativo, m¨¢s realizaci¨®n humana, m¨¢s equilibrio democr¨¢tico, m¨¢s desarrollo generalizado y m¨¢s progreso base de la paz mundial. Existe una cultura del socialismo de izquierda, en la que est¨¢ la verdadera modernizaci¨®n del pensamiento y del quehacer humano, preocupada por los nuevos modelos de desarrollo y en cuyo campo Izquierda Socialista encamina sus esfuerzos y orienta su trabajo con modestia y con humildad, sin sectarismos ni vetos, y soportando los que provoca precisamente en la direcci¨®n del partido en el que mejor deb¨ªa ser valorado su esfuerzo, y que claramente la ha marginado de cualquier posible y honrosa colaboraci¨®n en estas elecciones.
Precisamente por eso tiene ahora m¨¢s raz¨®n que nunca su existencia como corriente pol¨ªtica del socialismo y como equipo humano, cuando comprobamos que la lucha por la democracia y por el socialismo sigue siendo cada d¨ªa m¨¢s necesaria ante el contrabando ideol¨®gico y la mixtificaci¨®n, cuando es tambi¨¦n m¨¢s obligada la lucha por la recuperaci¨®n de la dignidad y grandeza de la pol¨ªtica y el rescate de su conversi¨®n en un asunto de p¨ªcaros, en una pura lucha por el poder, y por su conservaci¨®n al precio que fuere, con la reducci¨®n de la acci¨®n pol¨ªtica al mero oportunismo al que se sacrifica la credibilidad, la dignidad, la ¨¦tica y todo cuanto pueda poner en peligro el poder propio y el de los sumisos colaboradores.
La legitimidad democr¨¢tica es el. equilibrio combinado entre tres importantes legitimidades. Legitimidad de origen democr¨¢tico, legitimidad de ejercicio en democracia, legitimidad de intenci¨®n o finalidad democr¨¢tica.
No basta ser elegido democr¨¢ticamente si el anterior o postellor comportamiento convierte la inayor¨ªa en totalitaria superior?dad, con el aplastamiento de toda minor¨ªa y su potencialidad, y se manifiesta en la soberbia de los electos, actuantes por s¨ª y para s¨ª.
La mezquindad y las interpretaciones sectarias y reduccionistas de lo que es el sufragio universal y las prestidigitaciones y trampas pueden convertir un proceso electoral en un tr¨¢mite cuatrienal que s¨®lo afecte a los pol¨ªticos profesiortales y a su supervivencia, y que por ello se soporte cada d¨ªa m¨¢s desilusionada y distanciadamente por los ciudadanos, que, "alienaci¨®n por alienaci¨®n", se podr¨¢n ref¨²giar esta vez en el Mundial.
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