El valor del centro
Los espa?oles tenemos el privilegio de vivir en libertad, y por cuarta vez desde que, ahora hace 10 a?os, tuve el honor de conducir Espa?a a la democracia, con el apoyo de su majestad el Rey, vamos a elegir qui¨¦nes deben gobernar el pa¨ªs en el futuro inmediato.Nuestra sociedad se enfrenta hoy a la oportunidad de corregir la forma en que es gobernada, resolver los problemas reales que padece y asegurar el patrimonio alcanzado: nuestras libertades.
Porque la tarea pol¨ªtica no se culmina nunca. Es un proceso continuo de acercar la realidad a la utop¨ªa, de profundizar los valores que orientan un pensamiento pol¨ªtico. En definitiva, de conseguir una sociedad m¨¢s libre, justa y solidaria.
En mi etapa de presidente de Gobierno conseguimos realizar las transformaciones pol¨ªtico-democr¨¢ticas que configuran hoy nuestra sociedad de libertades. Hoy, desde el CDS, consideramos esencial desarrollar unas transformaciones econ¨®micas, sociales y culturales que el Gobierno socialista no ha sabido o querido introducir, y al mismo tiempo, recuperar otros modos y maneras de gobernar.
Importantes fracasos
Despu¨¦s de casi cuatro a?os de Gobierno socialista, muchas de las ilusiones despertadas en 1982 por el PSOE han quedado rotas: han hecho algunas cosas bien y esas realizaciones han contado con mi reconocimiento, e incluso apoyo, en el curso de esta legislatura, como han sido la culminaci¨®n del ingreso en la CEE, el apoyo conseguido de Francia en la lucha contra el terrorismo, algunas reformas educativas y judiciales. Pero, a nuestro modo de ver, han fracasado en las tareas esenciales que el pueblo espa?ol les encomend¨® en 1982: combatir el paro, equilibrar las desigualdades, ejercer una pol¨ªtica exterior independiente, mejorar el funcionamiento de las Administraciones p¨²blicas y profundizar en el ejercicio de las libertades.
Se han introducido en determinados niveles de la Administraci¨®n y del Gobierno unos modos y un uso del poder escasamente democr¨¢ticos. Y con razones fundadas, los espa?oles comienzan a sentirse m¨¢s temerosos del poder, lo que les hace menos libres.
No se trata tanto de un recorte formal o jur¨ªdico de las libertades como de la sensaci¨®n de ahogo pol¨ªtico que produce la creciente influencia del Poder en sectores y ¨¢reas de la sociedad.
Antes, m¨¢s libres
El miedo al poder ha sido, por desgracia, una de las caracter¨ªsticas del vivir de los espa?oles durante mucho tiempo. Por eso hicimos la transici¨®n bajo la exigencia de que s¨®lo se pod¨ªa tener miedo al miedo mismo. Y creo que los espa?oles jam¨¢s han sido tan libres como entonces.
Por eso es en Espa?a tan peligrosa la prepotencia, la intolerancia o la soberbia pol¨ªtica que se traduce en la imposici¨®n y carencia de di¨¢logo. Porque no tenemos a¨²n una tradici¨®n democr¨¢tica fuerte que nos haya inculcado a fondo las virtudes de la tolerancia.
Esta polarizaci¨®n de la pol¨ªtica en torno a un partido hegem¨®nico en todos los ¨¢mbitos de la vida p¨²blica -Gobierno de la naci¨®n, Gobiernos auton¨®micos, ayuntamientos, empresas p¨²blicas, televisi¨®n, etc¨¦tera- se ha revelado como nociva para el asentamiento de los h¨¢bitos propios de toda democracia, e infecunda a la hora de resolver los grandes problemas de nuestra sociedad.
Pero la mayor garant¨ªa de continuidad del PSOE en su actual posici¨®n es la existencia de un grupo mayoritario en la oposici¨®n, la Coalici¨®n Popular, incapaz de derrotarle en el Parlamento y que no sabe ni puede controlar su acci¨®n con eficacia, porque la mayor¨ªa de los espa?oles no ven reflejados sus deseos, aspiraciones e intereses ni en su programa ni en su manera de actuar.
Esta campa?a electoral, que se pretend¨ªa anodina, ha permitido a muchos espa?oles conocer la existencia de otra posibilidad de Gobierno para Espa?a: la que representa Centro Democr¨¢tico y Social. CDS ofrece hoy una alternativa capaz de abrir el camino de un futuro esperanzador en momentos en que es necesario cortar el pesimismo antes de que pueda destrozar el mejor patrimonio con que cuenta nuestra naci¨®n, su capital humano.
Nuestro primer problema nacional es el paro. No es un puro problema econ¨®mico. Es un drama ¨¦tico y social que debe golpear las conciencias de todos los espa?oles. Por ello constituye el primer objetivo de nuestro programa electoral poner en marcha todos los mecanismos posibles al servicio de la creaci¨®n de empleo: desde una pol¨ªtica de inversiones p¨²blicas de 500.000 millones adicionales en obras de infraestructura hasta una reducci¨®n de los costes del dinero y de las cargas sociales sobre el empleo para que los peque?os y medianos empresarios puedan acometer nuevas inversiones y as¨ª generar puestos de trabajo.
Un gran proyecto nacional, como el de CDS, tiene que dedicar especial atenci¨®n a preparar a sus j¨®venes para el reto del siglo XXI, y ello supone multiplicar los recursos nacionales dedicados a la educaci¨®n y la investigaci¨®n; actualizar los conocimientos que reciben en los colegios, en los centros de formaci¨®n profesional y en las universidades; acortar la duraci¨®n del servicio militar, al tiempo que se mejora la calidad e intensidad de su instrucci¨®n, y, sobre todo, ofrecerles un horizonte laboral. No puede haber mayor frustraci¨®n que la de j¨®venes cargados de ilusi¨®n y conocimientos que ven que la sociedad no les ofrece la posibilidad de desarrollarse en su seno y parece desentenderse de su futuro.
Un programa progresista, en fin, debe basarse en la solidaridad. La grave crisis econ¨®mica que nos golpea desde hace a?os recae de manera muy especial sobre los sectores m¨¢s d¨¦biles de la sociedad, sobre los campesinos y trabajadores de rentas m¨¢s bajas, sobre los parados, sobre los pensionistas. A todos ellos debemos garantizarles una continua elevaci¨®n, dentro de las posibilidades nacionales, de su nivel de vida. Hay que acortar sin pausa las diferencias ente los que m¨¢s tienen y los que menos tienen.
Un revulsivo
En esta extra?a campa?a, el PSOE ha evitado cuidadosamente debatir su gesti¨®n o su programa para el futuro. Con frecuencia ha preferido dedicarse a descalificar el programa del CDS o mi propia gesti¨®n como presidente del Gobierno. Hemos aceptado plenamente ese reto y ello ha constituido un revulsivo en las expectativas de voto para el pr¨®ximo d¨ªa 22.
CDS est¨¢ en condiciones de ganar las pr¨®ximas elecciones y gobernar Espa?a si as¨ª lo quieren los electores. Aspiramos a ganar limpiamente a los socialistas, porque tenemos un programa mejor y sobre todo porque tenemos la voluntad pol¨ªtica indomable de llevarlo adelante.
Nada est¨¢ escrito de antemano. Cada ciudadano emite un voto libre y secreto. Muchos de ellos est¨¢n reflexionando en estos d¨ªas sobre la credibilidad que le merecen los distintos programas y los dirigentes de los partidos.
Creo que muchos votos van a respaldar a aquellos que decimos la verdad y cumplimos nuestras promesas; aquellos que presentamos programas posibles, serios, honrados y valientes.
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