La crisis interna convierte al PNV en el gran perdedor del Pa¨ªs Vasco
La crisis interna que desde 1984 vive el Partido Nacionalista Vasco (PNV) le ha convertido en el gran perdedor de las elecciones legislativas en la comunidad aut¨®noma vasca. Por primera vez, la abstenci¨®n le ha golpeado con dureza. Una parte muy considerable de su electorado no se ha movilizado durante la campa?a y no ha acudido a las urnas. Es la espectacular sangr¨ªa de votos del PNV (80.000 respecto a las legislativas de 1982, 150.000 sobre las auton¨®micas de 1984) lo que amplifica las subidas de Herri Batasuna (HB) y Euskadiko Ezkerra (EE), y convierte en un relativo ¨¦xito el descenso del Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE), mayor que la media en Espa?a.
Ninguno de los dos sectores del Partido Nacionalista estaba interesado en utilizar la campa?a para ventilar sus diferencias. Optaron por repartirse las circunscripciones. Los candidatos oficiales coparon ?lava, Navarra y Vizcaya, mientras los cr¨ªticos se reagrupaban en Guip¨²zcoa. Las previsiones apuntaban que el pacto moment¨¢neo e impl¨ªcito para el reparto del terreno permitir¨ªan al PNV enmascarar la crisis y aumentar un esca?o en ?lava.La realidad ha sido muy distinta. El PNV ha perdido un diputado en Guip¨²zcoa y otro en Vizcaya, y sufragios y porcentajes de votos en las tres provincias. Si el t¨¦rmino de comparaci¨®n son las ¨²ltimas elecciones, las auton¨®micas de 1984, el descalabro es de grandes proporciones. El electorado del PNV se reduce casi a la dimensiones de las primeras generales, en 1977, en las que obtuvo 290.000 sufragios. Se rompe una tendencia al alza arrolladora y constante en todo tipo de consultas desde 1979, tras una peque?a inflexi¨®n entre las genera les de 1977 y las de dos a?os despu¨¦s. La abstenci¨®n siempre hab¨ªa perjudicado ostensiblemente al PSE-PSOE, cuyos resultados en Euskadi eran inversamente proporcionales al ¨ªndice de electores que no votaban. Ahora ha castigado tambi¨¦n al Partido Nacionalista Vasco.
Los votantes nacionalistas que no han renovado su confianza al partido se han quedado en casa. Herri Batasuna puede haber recuperado una ¨ªnfima parte en n¨²cleos rurales, pero no ha resultado beneficiada en las aglomeraciones urbanas. El PNV pierde casi 20.000 votos en Bilbao, pero HB sube menos de 2.000. En San Sebasti¨¢n, el PNV pierde m¨¢s de 8.000 votos y HB s¨®lo sube 1.500. En Vitoria, el PNV pierde m¨¢s de 5.000 votos y HB sube menos de 1.000. En el ¨¦xito de la coalici¨®n abertzale ha resultado mucho m¨¢s decisiva la incorporaci¨®n al censo de m¨¢s de 100.000 j¨®venes que han cumplido los 18 a?os desde 1982.
Radicalizaci¨®n
Del conjunto de los resultados puede deducirse una cierta radicalizaci¨®n de las opciones pol¨ªticas del Pa¨ªs Vasco y un reequilibrio del campo nacionalista en favor de la coalici¨®n (HB consigue cinco diputados, incluido el de Navarra, frente a los seis a que se reduce el grupo del PNV), pero no parece exacto que parte del electorado del PNV, descontenta con la pol¨ªtica de moderaci¨®n, haya apoyado alternativas m¨¢s radicales tal y como insinuaban el domingo por la noche tanto el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, como el lendakari, Jos¨¦ Antonio Ardanza.
La fuerte abstenci¨®n que ha padecido el PNVparece debida al cansancio de electores que no han querido prestar apoyo a un partido en permanente enfrentamiento desde hace dos a?os, sacudido por la crisis y las expulsiones y con un liderazgo compartido (aunque sin reconocimiento oficial) entre Arzalluz y Carlos Garaikoetxea. La del domingo fue la primera oportunidad de los vascos para pronunciarse en las urnas, tras la forzada dimisi¨®n de Garaikoetxea de la presidencia del Ejecutivo de Vitoria. El car¨¢cter de movimiento y de pueblo en marcha del PNV le ha hecho resentirse seriamente. El peso de la sigla y la memoria hist¨®rica han cedido ante el espect¨¢culo de la crisis interna. Es ilustrativo el caso de Navarra, donde el PNV oficial casi desaparece pese a una campa?a multimillonaria (11.000 votos menos de los 16.000 que recibi¨® en 1982).
?xito del PSE-PSOE
La tragedia nacionalista convierte en un ¨¦xito el resultado del PSE-PSOE, pese al castigo que tambi¨¦n le han infringido los electores. Baja un solo esca?o en Vizcaya, el feudo de Ricardo Garc¨ªa Damborenea, pero pierde una proporci¨®n de votos mayor (18,40%) que la media del PSOE en toda Espa?a (15%).
Tanto HB como EE han conseguido aumentar sus votos en t¨¦rminos absolutos respecto a 1982: ambas fuerzas obtuvieron el domingo los resultados m¨¢s importantes de su historia y multiplicaron por dos los esca?os que ten¨ªan en la comunidad aut¨®noma. Perjudicadas tradicionalmente por la ley D'Hont, su representaci¨®n parlamentaria est¨¢ ahora m¨¢s pr¨®xima a su peso electoral y a su influencia real en la sociedad vasca.
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