El ataque interior
M¨¢s a¨²n que las heroicidades contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica, y los c¨¢lculos complejos sobre la posibilidad de salir con bien de un triple empate, el equipo espa?ol, en Barcelona, necesita mejorar su juego de ataque. Todo lo dem¨¢s equivale a colocar el tejado antes que los cimientos. Y, en particular, necesita recuperar la eficacia en su ataque interior, que hasta la fecha no se ha visto por parte alguna.Si, a primera vista, la falta de punter¨ªa desde lejos es la carencia ofensiva m¨¢s espectacular de Espa?a, es todav¨ªa m¨¢s significativo, de cara a los resultados, la desaparici¨®n de un ataque cerca de la canasta. No es s¨®lo cuesti¨®n de la mala forma de Fernando Mart¨ªn. Espa?a tiene otros cuatro p¨ªvots, incluido el excelente Andr¨¦s Jim¨¦nez, y entre todos apenas si logran un pu?adito de puntos, de rebotes ofensivos y de tiros libres en cada encuentro. Esos tiros libres y las faltas que los originan son imprescindibles para ganar.
Naturalmente, el fallo en el tiro tiene bastante que ver con el fallo en el ataque interior: los equipos rivales flotan cada vez m¨¢s descaradamente sobre los hombres altos espa?oles. Las dos facetas deber¨¢n, pues, mejorar simult¨¢neamente. Pero a esa carencia en el tiro desde fuera no se puede achacar exclusivamente el ahogo de nuestros p¨ªvots. En efecto, tampoco se han visto hasta ahora movimientos n¨ªtidos y fluidos de ataque que les permitan recibir el bal¨®n en buenas condiciones.
Cuando se producen tantas ayudas y flotaciones como est¨¢n desarrollando los rivales, hace falta algo m¨¢s que llegar y besar el santo, que dar el bal¨®n al alero y ¨¦ste soltarlo tranquilamente hacia el p¨ªvot. Los dos hombres altos deben bloquearse entre s¨ª para que uno de los dos quede libre. Se debe girar r¨¢pidamente el bal¨®n hacia el lado opuesto de la cancha, de manera que el p¨ªvot, al cortar velozmente por la bombilla hacia la nueva posici¨®n del bal¨®n, coja a contrapi¨¦ a los defensores que le rodean.
Dicho en pocas palabras: hace falta m¨¢s paciencia y elaboraci¨®n del pase hacia adentro de la que el febril equipo espa?ol ha mostrado hasta hoy. Es cuesti¨®n de recobrar el aplomo.
Tampoco vendr¨ªa mal tener un alero con aut¨¦nticas dotes de pasador: los aleros, y no los bases, son los jugadores llamados a meter balones hacia la zona. Por desgracia, el mejor alero pasador espa?ol, Juan Manuel L¨®pez Iturriaga, est¨¢ esta vez fuera del equipo.
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