Seis d¨ªas para reflexionar
LA ESPERADA asamblea nacional del Partido Nacionalista Vasco (PNV) de ayer, convocada para poner fin a una crisis que est¨¢ gangrenando desde hace al menos dos a?os al partido que gobierna en Euskadi, concluy¨® antes de lo previsto, dejando una vez m¨¢s las espadas en alto. Un comunicado hecho p¨²blico al final de la reuni¨®n remite a una nueva asamblea, a celebrar el pr¨®ximo s¨¢bado, la b¨²squeda de un final a la lucha que mantienen los sectores oficial y cr¨ªtico del partido, encabezados, respectivamente, por Xabier Arzalluz, presidente del Consejo Nacional del PNV, y Carlos Garaikoetxea, ex presidente del Gobierno vasco.Sin embargo, la asamblea de ayer, con no decidir definitivamente el sentido de la batalla, ha dejado sembrada la simiente de una futura ruptura dentro del partido, inevitable si las posiciones de los sectores enfrentados no cambian en los pr¨®ximos seis d¨ªas. Una resoluci¨®n aprobada al t¨¦rmimo de la reuni¨®n de ayer subraya, en efecto, que quedar¨¢n autoexcluidos del partido quienes pongan en cuesti¨®n la legitimidad y la representatividad de la asamblea nacional para decidir sobre las graves cuestiones internas que afectan al PNV. Como se recordar¨¢, Garaikoetxea y el sector cr¨ªtico hab¨ªan propuesto en un documento p¨²blico negociar sobre la crisis del partido al margen de los ¨®rganos del mismo, aduciendo que ¨¦stos se encontraban falseados desde que fueron expulsados de los mismos los delegados navarros, es decir, una cuarta parte de la representaci¨®n de todas las instancias del partido. Los cr¨ªticos alegan que la representatividad de la asamblea se encuentra adulterada igualmente en el caso de ?lava, donde los seguidores de Garaikoetxea dicen contar con una sobrada mayor¨ªa de afiliados mientras que los ¨®rganos del partido en aquel territorio est¨¢n absolutamente dominados por el minoritario sector oficialista.
La resoluci¨®n aprobada ayer en Artea rechaza las pretensiones de los cr¨ªticos y manifiesta "terminantemente que esta asamblea tiene la legitimidad plena" para resolver las cuestiones internas, "suponiendo la no aceptaci¨®n de la autoridad de la asamblea la autoexclusi¨®n del partido". Los cr¨ªticos presentes en la reuni¨®n de ayer se negaron a ratificar esa parte de la resoluci¨®n, decisi¨®n que anuncia cu¨¢l puede ser la actitud de los seguidores de Garaikoetxea ante la nueva asamblea convocada para el pr¨®ximo s¨¢bado. Si esa actitud se confirmara efectivamente, la ruptura del partido estar¨ªa servida incluso antes de que los delegados ocupen sus asientos en dicha asamblea.
Quedan, sin embargo, seis d¨ªas para reflexionar sobre las consecuencias que tendr¨ªa para el Pa¨ªs Vasco, y para la propia estabilidad del sistema democr¨¢tico, una ruptura en el partido que gobierna en Euskadi desde hace seis a?os. La posibilidad de unas elecciones anticipadas en un momento no ciertamente oportuno; la ingobernabilidad que se crear¨ªa con un Parlamento aut¨®nomo en el que podr¨ªan estar representadas hasta siete fuerzas pol¨ªticas; una previsible bipolarizaci¨®n de esas mismas fuerzas en una especie de frente espa?olista y en un frente nacional vasco, y el indudable beneficio que obtendr¨ªa de todo ello un nacionalismo radical en ascenso, as¨ª como los efectos que esa situaci¨®n tendr¨ªa sobre el resto de Espa?a, fueron algunas de las consecuencias se?aladas recientemente en estas mismas p¨¢ginas (v¨¦ase EL PA?S de 8 de julio de 1986) ante una eventual escisi¨®n del PNV. Es razonable suponer que si la divisi¨®n no se consum¨® ayer mismo fue porque un algo de cordura debi¨® de pasar por la cabeza de los delegados antes de crear una situaci¨®n irreversible de tan incalculables efectos. La divisi¨®n que sacude a los nacionalistas vascos podr¨ªa haber quedado sancionada ayer formalmente, en efecto, despu¨¦s de que los delegados del sector cr¨ªtico votaran en contra de la resoluci¨®n aprobada en Artea, lo que supon¨ªa, una vez m¨¢s, rechazar la legitimidad de la asamblea nacional para resolver la crisis del partido. La ruptura era en ese momento la consecuencia inevitable, y, con todo, la asamblea se suspendi¨® y acord¨® darse una semana de plazo antes de consumar oficialmente la escisi¨®n.
No parece probable que en el breve plazo de tiempo que resta hasta la nueva asamblea se puedan olvidar las heridas de una batalla fratricida que dura ya demasiado tiempo. Mucho se ha insistido sobre el car¨¢cter casi estrictamente personalista de la lucha entablada dentro del PNV; y lo que en pura l¨®gica deber¨ªa hacer m¨¢s f¨¢cil una soluci¨®n, por no verse afectadas las cuestiones de fondo, se convierte de hecho en su m¨¢s dif¨ªcil enemigo: los estragos causados por la soberbia son harto complicados de arreglar. Reflexione Arzalluz si es razonable proponer una negociaci¨®n con ETA para terminar con la violencia en Euskadi y rechazar al mismo tiempo la v¨ªa de la negociaci¨®n para acabar con el enfrentamiento en el interior de su propio partido. Y reflexione Garaikoetxea si no est¨¢ viendo diferencias ideol¨®gicas insalvables donde muchos otros no ven sino una reyerta familiar en la que priman otros factores que los estrictamente pol¨ªticos. La suerte de un partido hoy por hoy indispensable para la estabilidad del Pa¨ªs Vasco y de Espa?a se juega en este per¨ªodo de reflexi¨®n de seis d¨ªas.
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