Ballet Nacional, la historia de una crisis
La direcci¨®n y los bailarines sacan a la luz sus profundas discrepancias
El sector cl¨¢sico del Ballet Nacional de Espa?a pasa actualmente por la m¨¢s aguda crisis de su breve historia. Con un enfrentamiento a tres, de todos contra todos (Instituto de las Artes Esc¨¦nicas y de la M¨²sica, direcci¨®n de la compa?¨ªa y bailarines), donde los ataques no han cesado a lo largo de estos meses. El detonante, un cartel reivindicativo desplegado en el teatro Monumental durante una actuaci¨®n, que dec¨ªa: Mar¨ªa de ?vila: traici¨®n a la danza, parece haber quedado en el olvido y hoy ya nadie menciona a los posibles responsables del acto de protesta que cataliz¨® las actuaciones del organismo oficial.Tradici¨®n
Espa?a no posee tradici¨®n de ballet cl¨¢sico, si bien a lo largo de estos a?os algunas figuras aisladas han surgido, desarrollando a contracorriente sus carreras individuales en el extranjero. Fundado el Ballet Nacional Cl¨¢sico, estuvo originalmente bajo la direcci¨®n de V¨ªctor Ullate. Hoy d¨ªa las opiniones de profesionales y p¨²blico sobre aquella etapa son contradictorias. Ullate tuvo a su cargo la labor ingente de la creaci¨®n desde la nada, y en ello se emple¨® a fondo con todo su esfuerzo, pero imponiendo un repertorio donde las creaciones propias ten¨ªan mayor¨ªa. Ya en esta ¨¦poca, el trabajo fundacional fue asesorado por Mar¨ªa de ?vila, quien personalmente recomend¨® a Ullate para el puesto directivo. Por su parte, el Ballet Nacional Espa?ol tambi¨¦n cubr¨ªa una ruta accidentada de direcciones sucesivas: primero, Antonio Gades en 1978; despu¨¦s, Antonio Ruiz en 1980, hasta que en 1983, Jos¨¦ Manuel Garrido, reci¨¦n nombrado director del INAEM (Instituto Nacional de Artes Esc¨¦nicas y de la M¨²sica), llama de nuevo a Mar¨ªa de ?vila, pero esta vez para que se haga cargo de las dos compa?¨ªas unific¨¢ndolas bajo el r¨®tulo de Ballet Nacional de Espa?a, con dos sectores totalmente ajenos en cuanto a estructura y funcionamiento: el espa?ol y el cl¨¢sico. En el sector espa?ol las cosas han ido bien, y aunque internamente tambi¨¦n ha habido dificultades, ¨¦stas aparecen como menores al lado de la batalla de lanzas que ha sido la vida diaria del sector cl¨¢sico.
Culpas
Desde la entrada de Mar¨ªa de ?vila a la compa?¨ªa, el sector cl¨¢sico experiment¨® cambios notables. Un amplio grupo de los bailarines niegan que su funci¨®n directiva haya aportado nada positivo, sino todo lo contrario. Otro grupo, por su parte, reconoce que tambi¨¦n ha habido aciertos. Sin embargo, el centro del problema no parece estar en achacar culpas personales, sino en la falta de infraestructura, apoyos econ¨®micos suficientes (el ballet es caro, tanto o m¨¢s que la ¨®pera), la inexistencia de una escuela nacional de ballet que sirva de cantera e incluso la falta de un teatro para dar temporadas estables. Todo se conjuraba para que la vida del Ballet Nacional Cl¨¢sico fuera azarosa, y as¨ª ha sido. La dignidad profesional estaba empezando a subir. Se trataba de, como primer paso, unificar el conjunto de personas, nivelar la t¨¦cnica de todos los integrantes, pues, procediendo de formaciones diversas y con estudios no siempre ¨®ptimos ni sistem¨¢ticos, la comparsa de bailarines poco ten¨ªa que decir como formaci¨®n profesional de danza. ?ste es otro de los puntos espinosos del asunto: la calidad de los bailarines.
Con una media de edad entre los 23 y los 24 a?os, los componentes del sector cl¨¢sico tienen -salvo contadas excepciones- una caracter¨ªstica com¨²n: la formaci¨®n ecl¨¦ctica, como la mayor¨ªa de los profesionales de la danza en Espa?a. Seg¨²n ha declarado recientemente la directora, al coger las riendas del conjunto hac¨ªa varios meses que las chicas no se calzaban las zapatillas de puntas. Lo que no pasar¨ªa de ser una an¨¦cdota m¨¢s en el rosario de desgracias que ha aquejado a la compa?¨ªa titular espa?ola se convierte en un crudo y dram¨¢tico ejemplo de la falta de rigor que lleg¨® a existir all¨ª dentro. El Ballet Nacional Cl¨¢sico carece actualmente de primeros bailarines reales que puedan ostentar esa denominaci¨®n. En las chicas se conjugan las limitaciones f¨ªsicas con los factores de formaci¨®n antes citados (la que salta no gira, y la que tiene buenas extensiones ni gira ni salta). As¨ª las cosas, el panorama entre los chicos es peor. Es desolador. Salvo un par de superdotados naturales, la mayor¨ªa del cuerpo de baile masculino necesitar¨ªa varios a?os de duro entrenamiento para abordar un repertorio de grandes exigencias. Para este cuerpo de baile, de tan peculiares caracter¨ªsticas, el adjunto de direcci¨®n y core¨®grafo Ray Barra cre¨® algunas piezas de naturaleza fraudulenta y enga?osa, adaptando la lectura coreogr¨¢fica exclusivamente a lo que los bailarines pod¨ªan hacer con sus muchas limitaciones e imperfecciones t¨¦cnicas. El producto entregado a los espectadores pod¨ªa ser atractivo a primera vista incluso hacer que los propios bailarines creyeran estar llegando a cotas impresionantes de profesionalidad. Nada m¨¢s lejos de la realidad.
Cisnes
Con el montaje del segundo acto de El lago de los cisnes, estrenado en la temporada pasada en el teatro de La Zarzuela de Madrid (con una figura invitada para subir un poco la calidad del baile), renacieron las esperanzas. El montaje de la pieza sufri¨® mucho (cambios de repetidores, fallos de dise?o en trajes y escenograf¨ªa, direcci¨®n orquestal inadecuada), pero, finalmente, a¨²n muy lejos de cualquier perfecci¨®n, por primera vez se ve¨ªa un cuerpo de baile de cisnes espa?oles bastante unitario en escena. La representaci¨®n se pod¨ªa disfrutar sin rasgarse las vestiduras, y aquello ya era mucho. La euforia del ¨¦xito dur¨® poco y los problemas reaparecieron (en realidad nunca dejaron de estar latentes).
Cuando en el verano del a?o pasado las protestas de los bailarines, que comenzaron con la repartici¨®n de octavillas en contra de Mar¨ªa de ?vila, se hicieron p¨²blicas, el INAEM se puso a la defensiva y suspendi¨® todo contacto con los afectados. La ¨ªncomunicaci¨®n de los meses siguientes estall¨® de nuevo a ra¨ªz de lo sucedido en la Republica Federal de Alemania, cuando tres chicos aparecieron en escena vestidos de chicas. El alcance real de este suceso es discutible. Es cierto, tal como argumentan los afectados, que en otras compa?¨ªas de ballet suelen hacerse sutiles bromas de fin de temporada. Lo que parece es que el p¨²blico de provincia donde se presentaba el Ballet Nacional Cl¨¢sico no hab¨ªa pagado su entrada para soportar esta humorada. El INAEM sostiene que los expedientes ya estaban abiertos antes del suceso del cartel descolgado en el teatro Monumental de Madrid, y que son hechos totalmente aislados. Lo cierto es que el descontento es general. El INAEM lleg¨® a prohibir que el departamento de prensa del Ballet Nacional o la propia directora hicieran declaraciones p¨²blicas. Este peri¨®dico ha intentado in¨²tilmente que el INAEM aportara al menos las cifras reales de gastos, n¨²mero de funciones y proyectos para la compa?¨ªa. Para muchos es el fin de una etapa, y para los m¨¢s pesimistas, incluso el fin de la compa?¨ªa. En la sede del Ballet Nacional se siguen haciendo proyectos para el futuro, habl¨¢ndose de grandes y costosos montajes donde no parece tenerse en cuenta, por una parte, el descontento de un grupo de bailarines, y por otro, las justas exigencias de la direcci¨®n. Ambas partes se cierran al di¨¢logo, y el organismo rector se lava las manos en escuetos y cr¨ªpticos comunicados de prensa que nada han aportado a la clarificaci¨®n de las actuaciones.
Cuando hoy el ballet en Espa?a tiene por primera vez un decidido, aunque insuficiente en t¨¦rminos econ¨®micos, apoyo oficial, y cuenta tambi¨¦n por primera vez con salones de ensayo decentes, ninguna de las partes parece estar dispuesta a ceder para poder continuar el trabajo. La solidificaci¨®n de una compa?¨ªa de ballet es una tarea larga. No es cuesti¨®n de dos, tres o cinco a?os, ni siquiera de 10. El supuesto brillo moment¨¢neo de algunas compa?¨ªas j¨®venes no es un buen ejemplo. S¨®lo la constancia y la uni¨®n de todos los factores podr¨¢, alg¨²n d¨ªa, dar un resultado art¨ªstico realmente v¨¢lido, seg¨²n todos los observadores de esta larga crisis del Ballet Nacional.
Babelia
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