Tr¨¢fico de personas
LA INVEROSIMILITUD de la historia narrada por los refugiados tamiles encontrados hace una semana cerca de las costas de Terranova fue lo que puso a las autoridades canadienses en la pista de la verdad: muy pronto pudo esclarecerse que esos refugiados no llevaban cinco d¨ªas perdidos en el mar, despu¨¦s de meses de navegaci¨®n desde las costas de la India, sino que muchos de ellos resid¨ªan en la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA) y hab¨ªan llegado all¨ª en avi¨®n, superando prohibiciones legales. Para ello, existe en Berl¨ªn una curiosa brecha: al no reconocer como frontera la divisi¨®n de hecho -el muro impuesto en esa ciudad por los sovi¨¦ticos-, las autoridades occidentales no ejercen control en los pasos de Berl¨ªn Este a Berl¨ªn Oeste; y ello es utilizado por redes dedicadas al tr¨¢fico con los desheredados del Tercer Mundo, con la complicidad de ciertas agencias de viaje. Desde la RFA, un barco llev¨® a los refugiados tamiles hasta cerca de las costas canadienses; luego fueron colocados en lanchas de salvamento, como si fliesen n¨¢ufragos, para obligar a los canadienses a recibirles.A pesar de cr¨ªticas de los sectores m¨¢s reaccionarios, el Gobierno conservador ha decidido aplicar a este contigente la ley que otorga, a todo refugiado, un plazo de un a?o para regularizar su situaci¨®n. Es una actitud digna de encomio, sobre todo cuando otros Gobiernos olvidan toda norma ¨¦tica ante el problema de los inmigrados del Tercer Mundo. Los tamiles presentan un caso espec¨ªfico.
La guerra civil que de hecho existe en Sri Lanka -donde los tamiles son cerca de un tercio de la poblaci¨®n- crea para poblaciones enteras, no directamente involucradas en los combates, situaciones de desesperaci¨®n y de peligro. De ah¨ª una emigraci¨®n masiva en los ¨²ltimos a?os hacia la costa cercana de la India, donde hay campos con m¨¢s de 150.000 tamiles. Pero muchos -que tienen ciertas posibilidades econ¨®micas- buscan el cainino de emigrar a Europa, donde residen ya unos 4.000 en Gran Breta?a, 10.000 en Suiza, y 52.000 en la RFA. Si el caso de los tamiles no puede ser asimilado siempre al de refugiados pol¨ªticos, no cabe duda que son personas que en su pa¨ªs pueden ser objeto de persecuciones violentas. Por eso es preciso aplicar un criterio de generosidad, como ha hecho el Gobierno canadiense; aunque haya abusos o intentos de enga?o, como ocurri¨® en la costa de Terranova.
Los que merecen castigo son los que trafican con la desesperaci¨®n de seres humanos, indefensos adem¨¢s porque ignoran el idioma del pa¨ªs en que se encuentran. El organizador de la expedici¨®n a Canad¨¢ cobr¨®, al parecer, unos 3.000 d¨®lares por cada uno de los 152 tamiles. Pero este caso no es m¨¢s que un grano de arena de un fen¨®meno que afecta a muchos millones de personas y que se ha convertido en tema central de la pol¨ªtica europea.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.