La atractiva idea de asesinarlas
Los tres hombres que han hecho posible la puesta en escena de uno de los mayores dramones de la literatura calderoniana, El m¨¦dico de su honra, tienen su personal opini¨®n acerca del honor.Para Adolfo Marsillach, director de la obra, y que eligi¨® el texto, el honor y la honra son dos conceptos distintos, aunque emparentados. "Se puede ser honrado desde el punto de vista individual y deshonrado desde la ¨®ptica colectiva. El honor es un asunto de propia estima y la honra un problema de opini¨®n general: en el uno interviene la conciencia y en la otra la sociedad". El director teatral piensa que aunque se tiende a circunscr¨ªbir estos temas a los sobresaltos amorosos y, sobre todo, conyugales, no es totalmente cierto. "La honra va bastante mas all¨¢ de las infidelidades femeninas. Depositar la delicada materia de la honra en manos de las mujeres es una temeridad. En este sentido, los hombres modernos somos mucho m¨¢s imprudentes que los antiguos: sentimos celos, pero disimulamos, y si se nos pasa por la cabeza la siempre atractiva idea de asesinar a nuestra pareja, tenemos el buen gusto de contenernos. A todos nos importa la honorabilidad, y el que m¨¢s y el que menos tiene su. honrilla".
Para Pellicena, protagonista del. drama y, por tanto, personaje deshonrado, todo est¨¢ entroncado con el sentido de la fidelidad. "Me parece muy bien que esa rigurosidad de antes al tratar el honor haya degenerado hoy en una especie de frivolidad. Morir¨ªa mucha m¨¢s gente por problemas de defensa del honor que por accidentes de tr¨¢fico, y s¨®lo servir¨ªa para resolver la superpoblaci¨®n".
Para Rafael P¨¦rez-Sierra, responsable de la revisi¨®n del texto y director de Festival de Almagro, "los dramas de honor no son simp¨¢ticos, lo son m¨¢s los dramas de celos, algo que todo el mundo reconoce como un sentimiento universal y permanente: siempre est¨¢n presentes cuando se ahonda en los dramas de honor y se trata en ellos la honra".
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