R¨¦quiem bajo la luna
Gustos personales aparte, es interesante ver visiones diferentes sobre un mismo tema -o argumento, La obra y la persona del poeta 3, dramaturgo granadino Federico Garc¨ªa Lorca han producido cine, teatro y baile en abundancia. Quiz¨¢ el hallazgo principal de Cu¨¦llar est¨¦ en el intento de fusionar vida y obra, con un sentido objetivo y eficaz de hacer espect¨¢culo.Con mucho de auto sacramental, la pieza tiene una primera parte no totalmente feliz que no resiste comparaci¨®n alguna con la segunda. Tres escenas se salvan (Dal¨ª y el tel¨®n superrealista, Mariana Pineda y encuentro con Falla) con seguridad, pues son buenas en s¨ª mismas, mientras que en la segunda hay un hilo conductor de la danza que la hace monumental y unitaria.
El poeta
Danza Nacional de Cuba. Coreograria de V¨ªctor Cu¨¦llar. M¨²sica de Jos¨¦ Mar¨ªa Vitier. Escenograf¨ªa y vestuario de Eduardo Arrocha. Recital en el Teatro Espa?ol. Madrid, 12 de septiembre,20.00 horas.
El abuso de colores pasteles en el primer tiempo (aunque se ve que se trata de un intento de relacionar crom¨¢ticamente la escena con las primeras etapas de la obra de Federico Garc¨ªa Lorca) proporciona un intencionado dramatismo, que, con la voz espl¨¦ndida de Elsa Gay, recurre a una especie de polifon¨ªa entre verso-m¨²sica-baile.
El nivel de danza es bueno en casi todo el elenco. Saben y dominan los movimientos que quieren producir.
Intensidad ejemplar
Las escenas procesionales, aun rozando cierta facilidad t¨®pica, son de un tono casi oper¨ªstico. Los personajes de la Muerte y la Luna, que permanecen casi todo el tiempo en escena (tal como en la vida del artista), est¨¢n bien caracterizados e interpretados.La dolorosa de Elsa Gay es (de una pieza de intensidad aut¨¦nticamente ejemplar. As¨ª, diversos aciertos formales necesitan ser cohesionados hasta que el tono y el estilo de la segunda parte englobe a la primera en una especie de r¨¦quiem festivo.
El inveterado problema de las dimensiones del escenario ha impedido un mayor lucimiento danc¨ªstico.
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