Las sanciones contra Sur¨¢frica, un riesgo para sus vecinos
La suspensi¨®n de las importaciones de carb¨®n, hierro y acero procedentes de Sur¨¢frica por parte de la Comunidad Europea (CE), Estados Unidos y Jap¨®n supondr¨ªa para Pretoria la p¨¦rdida de cerca de 180.000 milnes de pesetas en divisas, y dejar¨ªa en el paro a unas 50.000 personas, en su gran mayor¨ªa negras. Pero al mismo tiempo, Occidente tendr¨ªa que inventarse una especie de plan Marshall para rescatar a los pa¨ªses negros del Africa austral en el caso de que Sur¨¢frica se decidiese, a su vez, a aplicar sanciones contra ellos.
Seg¨²n estimaciones realizadas por analistas independientes en Johanesburgo y publicadas en el diario Business Day, el sector m¨¢s afectado por las sanciones que, presumiblemente, adoptar¨¢ la Comunidad Europea este fin de semana ser¨¢ el carbon¨ªfero, ya que pr¨¢cticamente todas las exportaciones de carb¨®n surafricano se dirigen a los mercados japon¨¦s y europeo. Espa?a, seg¨²n cifras oficiales espa?olas, import¨® el pasado a?o hulla, por valor de 99,5 millones de d¨®lares (unos 13.200 millones de pesetas), mientras que las compras de hierro y acero sur¨¢fricanos ascendieron a 12 y 29,89 millones de d¨®lares, respectivamente.Un intento por parte del Gobierno surafricano de convencer a los japoneses para que no se uniesen al resto de los pa¨ªses industrializados en la imposici¨®n de sanciones fracas¨¦. La gesti¨®n de Botha obtuvo resultados en Taiwan, donde d¨ªas antes se hab¨ªa firmado un nuevo acuerdo comercial entre los dos pa¨ªses, aumentando la especulaci¨®n de que, Taiwan pudiera ser utilizado por Sur¨¢frica como una tapadera para sus exportaciones a los pa¨ªses del Pac¨ªflco.
Todo en Sur¨¢frica parece indicar que tanto el Gobierno como la opini¨®n p¨²blica est¨¢n resignados a la llegada de las sanciones y que, en el fondo, muchos de ellos las desean para comprobar, en el caso del Gobierno c¨®mo las afronta el pa¨ªs, y en el de los nacionalistas militantes con la esperanza de que las dificultades econ¨®micas fuercen a las autoridades a negociar. Esta teor¨ªa no es compartida por ninguno de los l¨ªderes negros moderados ni por la oposici¨®n blanca, representada por el Partido Progresista Federal.
Para estos ¨²ltimos, la econom¨ªa surafricana puede perfectamente resistir una "situaci¨®n de asedio" durante los pr¨®ximos cinco a?os, por lo que durante ese tiempo no se pueden esperar resultados positivos para la mayor¨ªa negra.
Igualmente, seg¨²n estas fuentes, el sufrimiento de la poblaci¨®n negra incrementar¨¢ las luchas internas entre los diversos grupos nacionalistas, moderados y extremistas, hasta unos niveles dif¨ªciles de calibrar en el futuro.
Por ¨²ltimo, Sur¨¢frica puede tomar represalias contra los pa¨ªses vecinos que se unan a las sanciones, causando una desestabilizaci¨®n todav¨ªa mayor en el ?frica austral.
Principal socio
Los nueve pa¨ªses negros del ?frica austral -Angola, Botsuana, Lesoto, Malaui, Mozambique, Suazilandia, Tanzania, Zambia y Zimbabue- se agruparon en torno a la Conferencia para la Coordinaci¨®n y el Desarrollo del ?frica Meridional (CCDAM) con la esperanza de romper gradualmente sus lazos con Sur¨¢frica.Seis a?os despu¨¦s, el objetivo est¨¢ muy lejos de cumplirse, a pesar de los millones Invertidos por la comunidad internacional, incluidos cerca de 13.000 millones de pesetas de la C?.
Sur¨¢frica contin¨²a siendo el principal socio comercial de todos sus vecinos negros, con la excepci¨®n de Tanzania, con la que no tiene ning¨²n vinculo.
M¨¢s de 1,3 millones de habitantes procedentes de esos pa¨ªses trabajan en las minas surafricanas, y sus env¨ªos de divisas son vitales para mantener a flote unas econom¨ªas ya de por s¨ª maltrechas. Por ejemplo, los 16.000 millones de pesetas en divisas enviadas por los 146.000 trabajadores de Lesotho empleados en Sur¨¢frica constituyeron en 1985 el 50%. del producto nacional bruto del pa¨ªs.
Bolsuana, Lesotho y Suazilandia dependen en gran parte del petr¨®leo surafricano para su subsistencia. El 60% de la electricidad de Maputo, capital de Mozambique, se suministra desde Sur¨¢frica, pero donde se evidencia m¨¢s la dependencia de todos estos pa¨ªses de la buena voluntad de Pretoria es en las comunicaciones.
Seg¨²n estad¨ªsticas publicadas por los servicios de transporte surafricano, unos 6.000 vagones propiedad de los ferrocarriles surafricanos se encuentran desperdigados en Zaire, Zambia, Zimbabue, Botsuana, Mozambique y Suazilandia. Las consecuencias, si estos vagones fueran reclamados, ser¨ªan tr¨¢gicas. La cuesti¨®n no ser¨ªa tan grave si estos pa¨ªses tuvieran acceso directo al mar, pero todos ellos, con la excepci¨®n de Mozambique, precisan de los puertos surafricanos para sus exportaciones e importaciones.
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