Impostura

No s¨¦ qu¨¦ m¨¦ritos tiene o qu¨¦ actividad ejerce Alejandro G¨¢ndara para publicar el art¨ªculo Identidad e impostura (9 de septiembre). En contra de lo que escribe, con la conformaci¨®n del Estado de las Autonom¨ªas nadie ha buscado signos de identidad diferenciadores. Quiz¨¢ alguna autonom¨ªa creada de la noche a la ma?ana ha tenido que inventar bandera e himno, pero son las menos. Los pueblos que tenemos una lengua, una historia y unas costumbres que no son las castellanas, hemos visto parcial -que no totalmente- reconocida su defensa gracias a la movilizaci¨®n popular, no a ning¨²n regalo generoso.Ni s¨¦ cu¨¢les son las tradiciones ca¨ªdas (en todo caso, ?qui¨¦n las hizo caer?) que conNiene actualizar, ni hay una voluntad angustiosa de rescatar ninguna lengua. Los idiomas no castellanos del Estado -catal¨¢n, vasco, galllego, asturiano, aragon¨¦s, occitano del Valle de Ar¨¢n- no hay que rescatarlos sino defenderlos y foimentarlos en su zona propia como lenguas vivas que son, y entre los ciudadanos del Estado como patrimonio com¨²n.

?A qu¨¦ muertos desenterrados y paseados -para ganar batallas como el Cid, cielos!- se refer¨ªa en el art¨ªculo?. ?Acaso a Blas Infante, Castelao, B¨®veda o Companys? Que se sepa que estos muertos los mat¨® el franquismo, fusilados o exiliados, por defender su respectiva naci¨®n, y no por otra cosa.

Recuperar tradiciones de a?os prohibidas o limitadas por el r¨¦gimen anterior pero vivas en el recuerdo popular, no es promover "coros y danzas" locales, sino devolver signos de identidad arrebatados muchas veces por la fuerza. Y no es cierto que la "valencianez" (sic para el se?or G¨¢ndara), la "murcianidad" (otro sic) y la "asturian¨ªa" (a¨²n otro sic) hayan encontrado s¨ªmbolos de carnaval para elevarlos a t¨®tem. Elementos tan cotidianos como el idioma, las fiestas populares, la gastronom¨ªa, forman parte de la identidad de un pueblo, se sienta o no naci¨®n. No sentimos desprecio por nada ajeno, excepto cuando nos lo imponen a la fuerza y en lugar de lo nuestro. Lo que no es justo es meter en el mismo saco a todas las autonom¨ªas, utilizando a los pueblos que necesitan rellenar su reci¨¦n y nunca pedida autonom¨ªa -con todo mi respeto hacia ellos- para confundirlos con lo que tenemos un idioma, una historia, unas instituciones propias.

Yo no considero a mi naci¨®n mejor ni peor que las otras, sin sencillamente distinta. Y al decirlo no pretendo hacer cartograf¨ªa de mi ombligo, como no se me ocurre hacer caricaturas de la polic¨ªa auton¨®mica pensando en guardias moros en Sevilla ni del estudio y disfrute de la m¨²sica tradicional investigando el proceso de ning¨²n pitorro de gaita.-