Rod Stewart aguanta
Los d¨ªas tampoco pasan en balde para el rock. Rod Stewart -un ingl¨¦s que ejerce de escoc¨¦s, con 41 a?os ya vividos- se resiste a la ca¨ªda en el recuerdo de la gran estrella rockera que en un tiempo fue, al abandono de esos conciertos de multitudes que tanto alimentan su egotrip. Es un cantante-paciente de la rockodependencia, una ilusi¨®n a la vez enfermiza y vital, un hechizo sin fin.En su segundo concierto madrile?o, este int¨¦rprete, de cabeza rubia por voluntad propia, pudo probar una vez m¨¢s que el ¨¦xito es un premio que regala el p¨²blico y que ¨¦ste siempre reclamar¨¢. Cerca de 10.000 espectadores disfrutaron en la mitad del c¨ªrculo taurino de muchas canciones que esperaban escuchar de la voz rota m¨¢s famosa del mundo.
Concierto de Rod Stewart
Rod Stewart, voz solista; Jim Cregan, guitara; Kevin Savigat, teclados; Tony Brock, bater¨ªa; Robin Le Mesurier, guitarra; John Coury, guitarra; Nicholas Johnson, tromb¨®n; Michael Chichowicz, trompeta, y James Otis Roberts, saxo. Duraci¨®n: 102 minutos. Plaza de Toros de Las Ventas. Madrid, 7 de octubre.
Un escenario, muy grande para el recinto elegido, se oscureci¨® al son ranchero, una m¨²sica no precisamente apropiada. El decorado representaba un receptor gigante de radio con sus altavoces y botones de mando y sinton¨ªa. En el interior, sobrio y claro, sobresal¨ªa una pasarela en herradura que rodeaba la bater¨ªa y los teclados. Ni pantalla de v¨ªdeo, ni proyecciones, ni rayos l¨¢ser. El espect¨¢culo de imagen s¨®lo necesitaba ya de los colores vistosos sin sentido del rid¨ªculo del flaco cantante. Los temas populares empezaron a sucederse en compa?¨ªa del coro de j¨®venes que hab¨ªan pagado 2.400 pesetas para satisfacerse.
El viejo Roddy, con las piernas empaquetadas en cuero negro, usaba del descamise leve y sugerente y mostraba de espaldas las letras de Stewart, impresas en su cazadora, s¨ªmbolo de su irresistible vanidad. Voce¨®, siempre y por fortuna rondo, piezas para botar y bailar -Hot legs, Tonight Im yours, Passion, Baby Jane- y baladas emotivas -Tonight's the night, I dont want to talk about it o Sailing-, y en alguna frase suave hac?a arriba no pudo evitar simular al gallo Claudio, diciendo aquello de "esto... diigo, digo".
Con brillo, sin br¨ªo
La m¨²sica que carit¨® Rod Stewart son¨® m¨¢s orquestada que en su anterior visita a Madrid, hace tres a?os, gracias a la inclusi¨¦ri de tres m¨²sicos de viento, f¨®rmula que estren¨® en el Festival Rock in Rio a principios de 1985. En esta instrumentaci¨®n, m¨¢s c¨¢lida y espectacular, destac¨® la lucidez del saxofonista Otis Roberts, un m¨²sico negro visceral y cautivador. Las voces de varios de los m¨²sicos en Young turks fueron perfectas y fascinantes. Ellos son los colaboradores id¨®neos para la gran figura. Tocan con t¨¦cnica precisa y no siempre se desgarran en rock brioso.En alg¨²n momento suelen destapars¨¦. Tony Brock, el bater¨ªa que sustituy¨® a Carmine Appice en esta banda, continu¨® un solo de bajo, con una demostraci¨®n de los extremos de su inquietud con una sucesi¨®n de golpes de percusi¨®n sintetizada y programada que reproduc¨ªan en el escenario aut¨¦nticos sonidos orquestaIes.
Y los asistentes advirtieron que esta muestra en solitario a la bater¨ªa no fue precisamente de rigor, y sus ¨¢nimos y aplausos parecieron callar la m¨²sica recuperada de un gran y popular ¨¦xito en todas las discoteca: Da ya think Im sexy? Rod Stewart y sus compa?eros, transformados en un nuevo traje de cuadro a la escocesa, hab¨ªan regresado. Y el cantante se refugi¨® en su morri?a con su ¨²ltimo sencillo, Every beat of the heart, tema cuya primera parte es semejante a Sailing y est¨¢ dedicado a su padre.
Es el mismo sentimiento de la tierra que se corresponde con su afici¨®n futbolera. Ofreci¨® dos bises, se agarr¨® a sus m¨²sicos y todos dedicaron coros informales de homenaje al teclista enfermo, angustiado, de la banda. Rod dese¨® suerte al Real Madrid en su partido frente al Barcelona y se march¨®.
Babelia
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