M¨¢s lejos que nunca

El fracaso de la reuni¨®n de Reikiavik refleja que el desacuerdo sobre control de armamentos que la Iniciativa de Defensa Estrategica norteamericana (SDI) ha suscitado entre las dos grandes potencias no tiene precedentes desde la firma de los acuerdos SALT I, en 1972. Aquel tratado se basaba en la creencia de que nadie podr¨ªa ganar nunca una guerra nuclear, ya que es imposible defenderse de un contraataque realizado con este tipo de armas.En consecuencia, sovi¨¦ticos y norteamericanos acordaron primero limitar al m¨¢ximo sus sistemas, defensivos, pensando que un desarrollo de los mismos generar¨ªa otro paralelo de las armas ofensivas. Eso fue el tratado ABM sobre misiles antimisiles bal¨ªsticos, que prohib¨ªa expl¨ªcitamente el desarrollo y la prueba "de sistemas ABM o sus componentes".

Con la SDI, Reagan ha puesto en cuesti¨®n todo ese esquema y ha promovido una interpretaci¨®n amplia del tratado ABM, seg¨²n la cual ¨¦ste no limita el desarrollo y prueba de nuevas armas que no sean misiles, como los potentes rayos l¨¢ser asociados a la guerra de las galaxias.

Simult¨¢neamente, integrantes destacados del Gobierno de EE UU han puesto en cuesti¨®n incluso la esencia de los acuerdos SALT, en la medida en que ¨¦stos limitan el crecimiento futuro de los arsenales, y se han mostrado m¨¢s partidarios de negociar continuamente los niveles de armamento, desde posiciones de fuerza. La firmeza de la Administraci¨®n de EE UU en estos temas ten¨ªa que ser bien conocida por Gorbachov, porque se debaten continuamente en Ginebra. La convocatoria de la cumbre parece responder, pues, a un intento de aclarar definitivamente las cosas, y de hacerlo ante la opini¨®n p¨²blica.

Eso explica que la intervenci¨®n del l¨ªder sovi¨¦tico ayer ante la prensa fuera presentada como un llamamiento general, susceptible de potenciar un debate que ya existe y crear nuevas presiones sobre la Administraci¨®n de Reagan. "Creo que el presidente tendr¨¢ que buscar el consejo del Congreso y de la opini¨®n p¨²blica", dijo ayer Gorbachov al final de su conferencia de prensa.