Los dos l¨ªderes se acusan mutuamente del rotundo fracaso

La cumbre de Islandia, una de las m¨¢s dram¨¢ticas mantenidas por EE UU y la URSS desde el final de la II Guerra Mundial, acab¨® anoche con un rotundo fracaso, despu¨¦s de 13 horas de discusiones entre Ronald Reagan y Mijail Gorbachov. Ambos se separaron a las 18.50 (19.50, hora peninsular espa?ola) sin alcanzar acuerdo alguno y se acusaron mutuamente del fiasco. No se ha fijado fecha para otra cumbre en EE UU. El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, y Gorbachov expresaron anoche, por separado, su "profunda decepci¨®n" por este inesperado resultado negativo. La firme oposici¨®n del presidente norteamericano a limitar el desarrollo del sistema de defensa espacial, conocido como Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI o guerra de las galaxias), provoc¨® a ¨²ltima hora el colapso de "acuerdos potencialmente muy importantes", que ambos l¨ªderes y sus asesores hab¨ªan alcanzado.

Reagan, dijo Shultz, se neg¨® "con gran pesar" a comprometer la seguridad de Estados Unidos y de sus aliados abandonando la SDI. El presidente regres¨® anoche a Washington con las manos vac¨ªas, pero demostrando a los sectores m¨¢s conservadores, que criticaron esta apresurada cumbre, que no cede en sus principios y prefiere separarse de Gorbachov sin acuerdos que pactar un mal compromiso con Mosc¨².Estados Unidos ofreci¨® seguir cumpliendo el Tratado Antimisiles Bal¨ªsticos (ABM) de 1972 durante 10 a?os, tres m¨¢s de los siete que hab¨ªa sugerido hasta ahora, pero menos que los 15 que quiere Mosc¨². Mientras tanto, Washington continuar¨ªa con la investigaci¨®n, el desarrollo y las pruebas de la SIDI. S¨®lo posteriormente se desplegar¨ªa la guerra de las galaxias. Pero Reagan ofreci¨® eliminar al final de los 10 a?os todas las armas nucleares de largo alcance para poder evitar el despliegue de la defensa estrat¨¦gica. Gorbachov rechaz¨® la oferta y exigi¨® a cambio limitar todo el trabajo en la guerra de las galaxias a la investigaci¨®n en laboratorios. Shultz denunci¨® que el objetivo claro del l¨ªder sovi¨¦tico es acabar con el sistema de defensa espacial, pidiendo cambios en el tratado ABM que impedir¨ªan a EE UU seguir desarrollando eficazmente este pol¨¦mico sistema.

El precio

El secretario de Estado explic¨® que la sugerencia sovi¨¦tica har¨ªa muy dif¨ªcil continuar la investigaci¨®n: "?ste era un precio que no pod¨ªamos pagar". Los portavoces norteamericanos insistieron anoche en que la SDI es la ¨²nica arma que hace negociar en serio a los sovi¨¦ticos, y es esencial para la seguridad de Estados Unidos. Shultz afirm¨® que incluso si las superpotencias eliminan todas sus armas nucleares EE UU querr¨¢ la SDI como "garant¨ªa" contra el incumplimiento de los acuerdos y contra el eventual armamento nuclear de otros pa¨ªses. Este gran y previsible obst¨¢culo ha hecho retroceder las relaciones entre Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica, a donde se encontraban hace meses. En estas dos dram¨¢ticas jornadas de Reikiavik, una reuni¨®n concebida s¨®lo para acordar una fecha para la cumbre en Estados Unidos y para cerrar un acuerdo marco de principio sobre los euromisiles, que se habr¨ªa firmado en Washington en unas semanas, el ¨¦xito estuvo sin embargo muy pr¨®ximo, seg¨²n inform¨® el secretario de Estado.

Ha habido, a?adi¨®, una gran aproximaci¨®n sobre los cohetes de alcance intermedio desplegados en Europa, su reducci¨®n a 100 cabezas nucleares por cada superpotencia, su reducci¨®n tambi¨¦n en Asia, la verificaci¨®n y duraci¨®n del potencial acuerdo, y la inclusi¨®n en el mismo de cohetes de alcance inferior que amenazan a la RFA. Tambi¨¦n estuvo encima de la mesa una reducci¨®n del 50% de los arsenales estrat¨¦gicos de EE UU y de la URSS, y se aproximaron las posiciones sobre la prohibici¨®n escalonada de pruebas nucleares. Asimismo, se avanz¨® en cuestiones humanitarias y conflictos regionales. "Nos aproximamos a estos acuerdos", dijo Reagan antes de abandonar Islandia; pero, a pesar de lo constructivo de las discusiones, que se prolongaron siete horas m¨¢s de lo previsto, todo qued¨® en una posibilidad perdida.

Disgusto evidente

El secretario de Estado y los principales asesores norteamericanos no ocultaban anoche s disgusto, y defend¨ªan el comportamiento de Reagan en las dif¨ªciles negociaciones. "No perdimos los nervios, aunque la discusi¨®n fue vigorosa e intensa", explic¨®

Shultz, quien a?adi¨® que Reagan estuvo magn¨ªfico, constructivo y creativo". "Nunca me he sentido tan orgulloso de ¨¦l", dijo el secretario de Estado.

El mensaje del lado estadounidense es que Washington lo ha intentado todo, no se ha levantado de la mesa y s¨®lo la intransigencia de Gorbachov sobre tina cuesti¨®n que Reagan considera de principio ha llevado la cumbre al fracaso.

La Administraci¨®n norteamericana anunci¨® anoche que volver¨¢ a las negociaciones de Ginebra, sin haber avanzado nada, regresando a la posici¨®n de partida en el tablero.

La cumbre del arco iris, bautizada as¨ª por la frecuencia con que el fen¨®meno atmosf¨¦rico ha acompa?ado las idas y venidas de los dos l¨ªderes, tuvo, pues, un final dram¨¢tico, sin el cual estas reuniones perder¨ªan su magia y no justificar¨ªan el circo period¨ªstico y tecnol¨®gico que las acompa?a, proyect¨¢ndolas en las salas de estar de medio mundo.

La confusi¨®n hab¨ªa aumentado varios grados cuando al mediod¨ªa Ia BBC, desde Londres, transmiti¨® unas declaraciones de Eugeni Velikon, miembro del equipo de asesores de Gorbachov en las discusiones detalladas sobre control de armamentos a nivel de expertos, seg¨²n las cuales EE UU y la Uni¨®n Sovi¨¦tica estaban a punto de alcanzar un acuerdo sobre dr¨¢sticos recortes de los cohetes estrat¨¦gicos de largo alcance y la eliminaci¨®n de los misiles de medio alcance desplegados en Europa.

El portavoz de Reagan, Larry Speakes, denunci¨® la declaraci¨®n como una "flagrante violaci¨®n" del silencio informativo acordado por las dos superpotencias al comienzo de la cumbre.

Cuando por cuarta vez en dos d¨ªas, Reagan y Gorbachov volvieron a cruzar el umbral de la modesta villa Hofdi, m¨¢s parecida a una casa de mu?ecas que a la sede de un c¨®nclave mundial, sus dos ministros de Asuntos Exteriores estaban pr¨®ximos a acuerdos en varios ternas. Las cosas se complicaron sobre la SDI y fue imposible dar el empuj¨®n final.

Mientras ca¨ªa la noche sobre la peque?a y h¨²meda Reikiavik, la televisi¨®n islandesa, cansada de enfocar a la encantada villa Hofdi, comenz¨® a pasar pel¨ªculas de dibujos animados. Reagan y Gorbachov llevaban ya m¨¢s de tres horas y media frente a frente, flanqueados por sus ministros de Asuntos Exteriores. La suerte ya estaba echada.

El Air Force One, esper¨® cuatro horas en la pista de la base de Keflavik y los soldados americanos del lugar, con sus familias, aguardaron con fe patri¨®tica a que su comandante en jefe les dirigiera la palabra antes de partir para Washington.

All¨ª, desde el despacho oval de la Casa Blanca, se dirigir¨¢ hoy a la naci¨®n. Shultz informar¨¢ a los aliados en Bruselas.