La compra del Banco de Alicante cost¨® m¨¢s de 3.000 millones de pesetas
Uno de los episodios m¨¢s pol¨¦micos de la historia de Banca Catalana fue la adquisici¨®n, entre 1971 y 1981, de importantes paquetes de acciones de cinco entidades bancarias. Para los fiscales encargados de la investigaci¨®n de lo sucedido en el grupo Catalana, estas adquisiciones -caras y luego explotadas al mismo ritmo que la entidad central barcelonesa- fueron determinantes para causar la importante sangr¨ªa econ¨®mica que desencaden¨® la crisis posterior. La mayor¨ªa de los ex consejeros de Banca Catalana sostiene, todav¨ªa hoy, que la compra de esas entidades era imprescindible para la expansi¨®n del grupo econ¨®mico, en un momento en que la Administraci¨®n les negaba la apertura de nuevas sucursales.
Banca Catalana empez¨® 2 comprar acciones del Banco de Alicante en 1971 y culmin¨® su operaci¨®n de dominio 10 a?os m¨¢s tarde. En 1981 dispon¨ªa de 999.169 t¨ªtulos, lo que representaba un 62,751. del capital del Banco de Alicante. Ello supuso un desembolso de 3.443 millones de pesetas.La compra de estas acciones fue decidida, seg¨²n fuentes solventes, por Jordi Pujol personalmente, tras duras discusiones con otros miembros del consejo de Banca Catalana que lo desaconsejaban. Los m¨¢s reticentes eran su padre y su cu?ado, Francesc Cabana. Catalana adquiri¨® el Banco de Alicante a trav¨¦s de una sociedad instrumental, Verein, fundada por el suegro de Jordi Pujol, Josep Ferrusola Pascual, y por Miquel Esquirol.
Juan Bautista Torregrosa, presidente del Banco Alicante, explic¨® en febrero, al declarar ante el juzgado que investiga el caso Catalana, los pormenores de la operaci¨®n: "En mayo de 1971 fueron a visitar al declarante, en Madrid, los se?ores Millet y Vilaseca, y le propusieron la compra de acciones. Dado que no era propietario de las mismas, sino mero fiduciario, les indic¨® la conveniencia de visitar a los directivos del Banco Popular (...) A las pocas semanas se hab¨ªa hecho la operaci¨®n de compraventa de las acciones".
Medios financieros aseguran que el traspaso de 78.429 acciones supuso ping¨¹es beneficios para el Popular, y que se efectu¨® a trav¨¦s de un pr¨¦stamo de 400 millones de pesetas que este mismo banco otorg¨® a quien actuaba como comprador fiduciario.
Entre 1974 a 1981, Catalana sigui¨® comprando otros paquetes de acciones del Banco de Alicante, participando en la expansi¨®n algunos ex consejeros de la entidad barcelonesa y otros hombres de confianza, como Olegari Soldevila, Josep Maria Draper, Manuel Ribes, Ferran Ari?o, Manuel Carde?a, Alfonso Maristany y Jos¨¦ Ros Mediano.
Hombres de confianza
En un principio, Catalana mantuvo a Torregrosa y a Jos¨¦ Fons en los cargos directivos. Seg¨²n Torregrosa, la marcha financiera del banco era decidida dese Barcelona por el consejo de Banca Catalana. Otras fuentes subrayan, por el contrario, que el banco tuvo en toda esa etapa, hasta 1977, un considerable margen de independencia.
Catalana intervino m¨¢s directamente a partir de 1976, cuando empezaron las dificultades de la propia entidad barcelonesa y se descubrieron en Alicante importantes irregularidades atribuidas a Jos¨¦ Fons, que al parecer produjeron un perjuicio de cerca de 500 millones de pesetas. Tambi¨¦n fueron sustituidos varios empleados locales por personas de confianza de los rectores de Catalana, y Jos¨¦ Ros Mediano -del equipo directivo del Banco Industrial de Catalu?a-, y otro catal¨¢n, Alfonso Maristany, se incorporaron a la entidad alicantina.
Los accionistas del banco siguieron con actitud cr¨ªtica la progresiva incorporaci¨®n de hombres de Catalana a los puestos clave, y un sector reducido se moviliz¨®, capitaneado por Pascual Cantos y Enrique Llopis. En unajunta general intervino un industrial, Patricio Sim¨®, para decir en tono ir¨®nico que "el banco s¨®lo tiene, de Alicante, el nombre". Este mismo accionista, que lo era tambi¨¦n de Banca Catalana, luego pidi¨® p¨²blicamente que se investigara a Jordi Pujol y a sus ex consejeros por su actuaci¨®n en la crisis de la entidad barcelonesa. Cantos y Llopis denunciaron ante la junta de accionistas y ante el Banco de Espa?a la posible existencia de irregularidades, pero sus quejas nunca fueron atendidas.
Ros Mediano intent¨® reactivar las actividades abriendo nuevas sucursales en Madrid y en Valencia y racionalizando gastos y plantilla. Luego, cuando Catalana lleg¨® al convencimiento de que deb¨ªa vender el Banco de Alicante, abri¨® unas conversaciones con la Corporaci¨®n Financiera del Pa¨ªs Valenciano, que no prosperaron. Posteriormente, Catalana entabl¨® contactos con otras entidades, pero an..es de que se concretaran la entidad barcelonesa fue intervenida por el Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos, arrastrando al Banco de Alicante.
En 1982, el Banco de Espa?a inici¨® una inspecci¨®n del Banco de Alicante que desvel¨® cerca de 1.000 millones en cr¨¦ditos cruzados con otras entidades del grupo Catalana. A pesar de que el Banco de Espa?a sobresey¨® el expediente, en marzo de 1983 la junta de accionistas decidi¨® someterse a una operaci¨®n acorde¨®n, devaluar sus acciones a una peseta y exonerar de cualquier tipo de responsatoilidad a los directivos, tal como hab¨ªan hecho meses atr¨¢s los accionistas de Catalana con los suyos.
En la misma junta conocieron la memoria que se?alba: "El ejercicio de 1982 ha sido decisivo. El Banco de Alicarite tiene unas p¨¦rdidas de tal cuant¨ªa, en relaci¨®n a su capital social y reservas, que, de no adoptarse medidas dr¨¢sticas, obligarjan a su disoluci¨®n y liquidaci¨®n."
Posteriormente, el Blinco Exterior se hizo cargo del Banco de Alicante, cuya crisis est¨¢ siendo investigada ahora por el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 5 de Alicante.
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