Nacionalizarse franc¨¦s se har¨¢ m¨¢s dif¨ªcil

La adquisici¨®n de la nacionalidad francesa ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil despu¨¦s de la aprobaci¨®n, dentro de pocas semanas, de un proyecto de ley preparado por el Gobierno de Jacques Chirac, que quiere "evitar la integraci¨®n[como ciudadanos franceses] de personas que no la desean realmente", seg¨²n reza la exposici¨®n de motivos. El proyecto prev¨¦ la obligaci¨®n de prestar el siguiente juramento a quienes soliciten la nacionalidad: "Juro ser fiel a la Rep¨²blica Francesa, respetar la Constituci¨®n y las leyes del Estado y cumplir lealmente los deberes del ciudadano franc¨¦s".

El nuevo c¨®digo de la nacionalidad impone abundantes restricciones a la presente situaci¨®n legal. Los hijos de padres extranjeros con cinco a?os de residencia acced¨ªan autom¨¢ticamente a la nacionalidad al llegar a la mayor¨ªa de edad, a menos que la rechazaran expresamente un a?o antes. Ahora ser¨¢ necesaria una petici¨®n de nacionalidad, entre los 16 y los 20 a?os, ante un juez de primera instancia. Seg¨²n opini¨®n de los juristas, esta legislaci¨®n termina con una tradici¨®n enraizada en Francia de definici¨®n de la nacionalidad seg¨²n el principio del jus soli, es decir, del territorio donde se nace.

La nacionalidad no se conceder¨¢ autom¨¢ticamente una vez cumplidos los requisitos de petici¨®n positivos y de juramento, sino que estar¨¢ sometida a unas condiciones, alguna de ellas de intepretaci¨®n aleatoria.

Los condenados a una pena de prisi¨®n superior a seis meses, quienes cuenten con una orden de expulsi¨®n o de fijaci¨®n de residencia o quienes "no se hayan asimilado a la comunidad francesa, especialmente por un conocimiento suficiente, seg¨²n su condici¨®n, de la lengua francesa", no tendr¨¢n acceso a la nacionalidad. Durante un a?o despu¨¦s de la petici¨®n, el ministerio p¨²blico, que depende directamente de las directivas del Gobierno, podr¨¢ oponerse a la concesi¨®n.

Las reacciones que suscita el nuevo c¨®digo no pueden ser m¨¢s desfavorables. El arzobispo de Ly¨®n, Philippe Decourtray, se manifest¨® ya en julio pasado en contra del proyecto. El propio Juan Pablo II, en su reciente visita a Ly¨®n, donde existe una poblaci¨®n inmigrada muy importante, realiz¨® una velada referencia a esta cuesti¨®n. El p¨¢rroco de esta ciudad, Christian Delorme, ha asegurado que "el Gobierno act¨²a bajo la presi¨®n de la extrema derecha y de la derecha representada por la Prensa del grupo de Hersant".

En un coloquio celebrado el pasado fin de semana en Par¨ªs con representantes de partidos pol¨ªticos, confesiones religiosas y especialistas en emigraci¨®n y demograf¨ªa, todos los conferenciantes, excepto el representante de la Asamblea para la Rep¨²blica (RPR), partido del primer ministro, Jacques Chirac, se mostraron en desacuerdo con el proyecto. "Repliegue sobre la identidad occidental judeo-cristiana" y "retroceso" fueron algunas de las expresiones utilizadas.

Jean-Marie Le Pen, l¨ªder del ultraderechista Frente Nacional, piensa exactamente lo contrario. "Chirac no es partidario de reducir la inmigraci¨®n", dijo, "sino que encima quiere abrir todav¨ªa m¨¢s las fronteras".