Un pijama en el esca?o
La virtuosa vida de Bravo de Laguna, el diputado liberal que se declar¨® culpable de hurto en Londres
Si alguien le hubiera dicho a Jos¨¦ Miguel Bravo de Laguna Berm¨²dez, experto fajador, h¨¢bil nadador pol¨ªtico -dicen que nunca contra corriente-, hasta el jueves secretario general del Partido Liberal y fiagelador de socialistas en los debates de presupuestos, en su condici¨®n de ex cocinero de la subsecretar¨ªa de Hacienda antes de ser fraile de la Coalici¨®n Popular, que ir¨ªa a enterrar su estrella p¨²blica junto a la secci¨®n de lencer¨ªa de unos grandes almacenes horteras y de baratillo, no hubiera dado cr¨¦dito. Le hubiera parecido una broma o un lance m¨¢s de alguno de los adversarios que cosech¨® en sus trasvases de Camu?as a Su¨¢rez y de ¨¦ste a Arias Salgado, para acabar, y quiz¨¢ terminar, en las filas liberales de Segurado.
Este Leo, al que se le desliz¨® un pijamita en una bolsa mientras visitaba unos almacenes londinenses el pasado d¨ªa 18, naci¨® en Las Palmas de Gran Canaria 42 a?os atr¨¢s, en el seno de una familia modesta, a pesar de la significaci¨®n social de su apellido en la provincia, en la que los Bravo de Laguna poseyeron muchas tierras. Sus padres regentaban, al lado del Cabildo Insular, un bar-pensi¨®n de comidas caseras, Las Tres Palmas, que les sirvi¨®, con grandes sacrificios, entre plato y plato, para que el hijo accediera, en 1973, a profesi¨®n tan respetable como es la de los abogados del Estado.- Nada hac¨ªa prever tama?o af¨¢n opositor en aquel ni?o, moreno y entonces sin bigote, que se preparaba para bachiller y para hombre de bien con. los padres jesuitas, mientras le¨ªa a Julio Veme y a Emilio Salgari y pasaba largos ratos jugando con los mecanos y las construcciones. Y nada lo hac¨ªa prever porque su padre lo que quer¨ªa que fuera era ingeniero de caminos o arquitecto, que era, entre otras cosas, como mejor los cas¨¢bamos.
Claro que, en este punto, tampoco tuvo Jos¨¦ Miguel grandes problemas o mayores dudas. A la tierna edad de 16 a?os se ennovi¨® con una compa?era de internado de su ¨²nica hermana, que respond¨ªa por Loli, era de familia modesta y se hac¨ªa mujer de provecho de la mano de las teresianas, y se cas¨® con ella seis a?os despu¨¦s, tras estudiar derecho con una beca del Cabildo, ser un alumno "de bueno hacia arriba, por encima de la media", seg¨²n afirma, y sacar matr¨ªculas en derecho pol¨ªtico, administrativo, civil cuarto y penal 1. "Ya ves, en penal 1, una paradoja de la vida", como ¨¦l dice con ese sentido del humor que todos le reconocen.
Fue entonces cuando se le revel¨® una inequ¨ªvoca vocaci¨®n de abogado del Estado, "como un reto personal, por ser tinas oposiciones dif¨ªciles y de prestigio". Y fue entonces, y no antes, porque de peque?o no quer¨ªa ser nada concreto; todo lo m¨¢s -o nada menos-, militar o cura. Junto a esta revelaci¨®n, y al tener que iniciar unas oposiciones largas, decidi¨® aligerar el v¨ªa crucis cas¨¢ndose con Loli. "Con ayuda de mis padres, de una beca March y de unas clases particulares", se encerr¨® con los c¨®digos y con Los cuarenta principales, lo cual descolocaba mucho en su entorno, claro, porque siempre he estudiado con m¨²sica. Y como estaba al tanto de Los cuarenta principales, sorprend¨ªa a la gente, porque me sab¨ªa qu¨¦ disco era n¨²mero uno en cada sitio". Y es que no quer¨ªa, dice tal cual, quedarse medio tocado del ala.
Al sacar las oposiciones, Jos¨¦ Miguel Bravo de Laguna pas¨® cuatro a?os en la delegaci¨®n de Hacienda de Las Palmas, despu¨¦s de lo cual entr¨® imparablemente en la pol¨ªtica y, en las listas de UCD, accedi¨®, a la tambi¨¦n muy respetable condici¨®n de diputado, ¨²nico de los bienes pol¨ªtico-terrenales del que no se ha despojado -esta vez dentro de la Coalici¨®n Popular- a ra¨ªz de que el pijamita se oliera tanto de s¨ª que le cubriera totalmente. Entre otras cosas -ya, ven, paradojas de la vida, que dir¨ªa ¨¦l-, Fue subsecretario de Presupuesto y Gasto P¨²blico en el Ministerio de Hacienda, y eso le hace manifestar que c¨®mo va a llevarse el maldito pijama, ¨¦l, que tuvo tanto dinero a sus plantas y jam¨¢s se le fue la mano.
Un tren el¨¦ctrico
Pese a lo casual del deslizamiento, tiene muchos datos sobre el pijama: sabe que era azul, que era para su hijo de 10 -a?os y que no se pod¨ªa considerar como el regalo que le tra¨ªa, porque la nocturna prenda que le ha hundido val¨ªa siete m¨ªseras libras, poco m¨¢s de 1.500 pesetas, y al ni?o ya le hab¨ªa comprado un magn¨ªfico tren el¨¦ctrico, el ¨²ltimo modelo de la marca alemana M?rklin, "que me cost¨® un ri?¨®n y parte del otro", y con el que ¨¦l le gusta jugar m¨¢s que al cr¨ªo.
Dicen en Las Palmas que, desde las primeras elecciones democr¨¢ticas, Bravo de Laguna se ha paseado poco entre los electores. Alg¨²n peri¨®dico ha ironizado comentando que, si en lugar de ir a Londres hubiera viajado a Las Palmas y en lugar de ir a Marks and Spencer hubiera hecho las compras en El Corte Ingl¨¦s, quiz¨¢ no hubiera tenido problemas. ?l contesta en t¨¦rminos c¨®smicos: "En m¨¢s de 10 a?os de diputado he hecho m¨¢s de 1.200 viajes a Las Palmas, el doble de la distancia que hay de la Tierra a la Luna".
Quienes conocen a Jos¨¦ Miguel Bravo de Laguna y han trabajado a su lado le definen como hombre muy fr¨ªo, con amplia capacidad de an¨¢lisis. Su amigo Manuel P¨¦rez y P¨¦rez, abogado y consejero del Cabildo Insular, expresa su extra?eza por el desarrollo de los hechos, cuando Bravo de Laguna "siempre tiene salidas muy airosas en situaciones muy diversas". Incluso sus adversarios le reconocen inteligente y trabajador. Y aseguran que siempre tuvo una imparable ambici¨®n pol¨ªtica, hasta el punto de que lleg¨® a asegurar, en tiempos de UCD, que quer¨ªa ser el ministro m¨¢s joven de Espa?a.
Hacer pol¨ªtica gratis
Los calificativos que aplican a los pasos que est¨¢ dispuesto a dar para obtener sus fines van en relaci¨®n al grado de divergencia pol¨ªtica personal de los interlocutores responde que "en la pol¨ªtica, si no se tienen ambiciones, no se est¨¢, m¨¢xime para una persona a la que, como yo, esa actividad no le supone ingresos".
Sobre su gran capacidad para mantenerse siempre por encima de la l¨ªnea de flotaci¨®n, el diputado liberal dice: "Para no gustarme nadar contra corriente, me qued¨¦ hasta el final en la UCD, hasta que me ahogaban las olas".
Y a?ade: "Pero tuve claro que ten¨ªa que apoyar en cada momento a la persona que dirigiese o encabezase el partido".
Sin necesidad de entrar en cu¨¢nto ciudadano, espa?ol o extranjero, diputado o no, ha podido lograr alg¨²n recuerdo de Londres o de cualquier otro sitio por medios francamente baratos, cabe pensar que a Jos¨¦ Miguel Bravo de Laguna le perdi¨® especialmente el espa?ol¨ªsimo "no sabe usted con qui¨¦n est¨¢ hablando", como si el pijama se le hubiera deslizado al legislativo en pleno. Quiz¨¢ se le fuera la mano en el "se va usted a enterar", antes de tirar de esca?o. Lo cierto es que, entre los errores que se se?alan de su comportamiento, junto a su deliciosa e ingenua pretensi¨®n de presentar el incidente como una vendetta de los empleados de Marks and Spencer porque la olimpiada se celebrar¨¢ en Barcelona y no en Birmingham -de nuevo la p¨¦rfida Albi¨®n-, el declararse diputado se considera de los m¨¢s graves y de los m¨¢s torpes.
Su propio jefe de filas, Jos¨¦ Antonio Segurado, responde as¨ª a la pregunta de si imaginaba a Bravo de Laguna aligerando de balde las existencias de unos grandes almacenes: "Es muy dif¨ªcil imagin¨¢rselo, porque el inicio del incidente fue absurdo, y ¨¦l cometi¨® el error de admitir la culpabilidad y de identificarse como parlamentario, cuando esta condici¨®n no ten¨ªa nada que ver con los sucesos. Claro que me ha explicado que estuvo sometido a una presi¨®n brutal, de hora y media en Marks and Spencer, y despu¨¦s, de dos horas en la comisar¨ªa, esperando a la traductora".
No era la primera vez que Jos¨¦ Miguel Bravo de Laguna ten¨ªa cierta premura en ense?ar el esca?o. Hace poco m¨¢s de un a?o compr¨®, en un establecimiento de los alrededores de Madrid, una estufa, y solicit¨® pagarla a plazos. Cuando la due?a le pidi¨® el documento nacional de identidad, al ser preceptivo identificarse en caso de tener que firmar letras, el parlamentario canario hizo uso de su carril de diputado. Las letras tu vieron luego una azarosa trayectoria, y ¨¦l dice que "todo el mundo ha pasado por problemas econ¨®micas" y que "a qui¨¦n no le han devuelto una letra", pero que al final lo solucion¨® mediante un tal¨®n.
Distancias
Por eso, quiz¨¢, por un cierto exhibicionismo opuesto a su aatodefinici¨®n de introvertido, Jos¨¦ Miguel Bravo de Laguna se ha encontrado en estos d¨ªas con que le han marcado algunas distancias. Entre otros, Juan Blas de Abando, el abogado que dijo que le hab¨ªa asesorado para declararse culpable, quien ha manifestado que se limit¨® a contestar , algunas preguntas telef¨®nicas de un miembro del consulado, porque ni sab¨ªa de qu¨¦ parlamentario se trataba, y que, desde luego, hizo hincapi¨¦ en que no dijera que era diputado.
Y posiblemente tambi¨¦n, en cierta manera, del propio presidente del Partido Liberal, quien le califica de "gran trabajador, con buen sentido del humor, una cabeza francamente bien organizada y, en su trato conmigo, verdaderamente profesional", pero marca algunas distancias: "Tampoco le conozco personalmente. Le conoc¨ª hace dos a?os, y se crean lazos afectivos personales de cierta importancia, pero no es un amigo personal con el que salgo los fines de semana". Y a?ade: "Siento enormemente el infierno por el que est¨¢ pasando".
"Comet¨ª un error que, si llego a estar mejor asesorado, no hubiera cometido", dice Bravo de Laguna. "La responsabilidad de declararme culpable la adopt¨¦ yo. S¨®lo dije que era diputado para que me dejaran hablar con la embajada. Y no me extra?a que en Marks and Spencer reafirmen su versi¨®n y la acent¨²en. No van a reconocer que cometieron un error".
Este fin de semana, Jos¨¦ Miguel Bravo de Laguna juega con el tren el¨¦ctrico y con el menor de sus tres chavales en su casa de Majadahonda. Debi¨® de aprender muchas cosas en sus oposiciones de abogado del Estado, en sus escarceos en la Escuela de Periodismo, en su vida pol¨ªtica. Pero, despu¨¦s de pasar 11 a?os con los hijos de san Ignacio, olvid¨® una m¨¢xima de fino corte jesu¨ªtico. Y es que resulta realmente lamentable echar por la borda toda una vida de virtud por un solo momento de pecado.
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