250 'breakers' participaron en la primera marat¨®n de Madrid
Un total de 250 breakers se reunieron el fin de semana en M¨®stoles, en lo que se llam¨® Primera Muestra de Break de la Comunidad de Madrid. Durante 12 horas bailaron, pintaron grafitos, vieron video-clips y escucharon actuaciones en el Centro Cultural Villa de M¨®stoles.Chicos de cinco a 25 a?os, de los barrios m¨¢s deprimidos de la ciudad y la periferia, adoptaron un lenguaje aparentemente extranjero: "No hemos importado nada, hemos adquirido un lenguaje universal con el que pueden expresarse desde los negros del Bronx hasta los macarras de Vallecas". As¨ª habla Al¨ª, miembro del South City Breakers, nombre clue todos los del. grupo pronurician correctamente, pero que ninguno sabe escribir. Para sus nombres de guerra han elegido palabras inglesas que hablan de poder (power), locura (crazy) o estrellato (stars).
Ch¨¢ndal, guantes, zapatillas de baloncesto y gorra-casco, que los menos pudientes sustituyen por un gorro de lana, bastan para desencajar el cuerpo con movimientos r¨ªgidos y espasm¨®dicos. Llevan encima todo lo necesario para bailar: un casete de grandes dimensiones y una alfombra de sintasol para resbalar. Los breakers desprecian a los leng¨¹etas de pl¨¢stico, que visten a la ¨²ltima moda deportiva, pero cuyos movimientos dejan mucho que desear.
Los bailarines de: mejor memoria y, m¨¢s edad sit¨²an el nacimiento del break madrile?o en la discoteca Rolling. Soldados de color de la base norteamericana de Torrej¨®n mostraban orgullosos el ¨²ltimo lenguaje del cuerpo. Corr¨ªa el a?o 1982, y el break daba en la capital sus primeros balbuceos. Jimmy, un veterano breaker de Vallecas, de 22 a?os recuerda la desconcertada impresi¨®n que le causairon aquellos cuerpos retorci¨¦ndose al comp¨¢s.
En la capital, sus seguidores se hicieron un hueco en los pasillos del metro o en Azca, donde en 1984 ya desplazaron a los patinadores para. adue?arse de un suelo liso y resbaladizo donde hacer sus trompos, voladas y otras acrobacias r¨ªtmicas.
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