La noche del milagro
ENVIADO ESPECIAL
La noche del 7 de noviembre del Festival de Ballet que se celebra en La Habana va a quedar en la historia del ballet internacional, como la jornada legendaria de una resurrecci¨®n. Hasta esta gala, las apariciones de Alicia Alonso hab¨ªan sido brillantes, pero cortas. En la pieza de Alberto M¨¦ndez La viuda alegre permanece en escena durante casi todo el ballet.
El estreno ven¨ªa precedido de una gran expectaci¨®n y algunas voces esc¨¦pticas, tanto por el tema como por la participaci¨®n de Alonso.
Sin embargo, a los cinco minutos, las inc¨®gnitas quedaban despejadas: ¨¦sta era la gran pieza de estreno de la d¨¦cima edici¨®n del festival. En ella se han unido factores que garantizan del ¨¦xito: la imaginaci¨®n creadora de M¨¦ndez, los dise?os de Salvador Fern¨¢ndez, y, sobre todo, la presencia de Alonso.
Su primera aparici¨®n en una discreta mazurca no predec¨ªa lo que vendr¨ªa despu¨¦s. Un cuadro m¨ªmico del segundo acto revivi¨® la mu?eca de Coppelia y la ni?a traviesa de La fille mal gard¨¦e. Sus gestos transmitieron un humor fresco a la escena. Finalmente, en el cuadro del vals Alonso apareci¨® con traje negro, una cola de m¨¢s de tres metros, antifaz de raso y un gran abanico de plumas rojas. ?C¨®mo se pod¨ªa bailar con aquello? Ella lo consigui¨® girando vertiginosamente.
Pero faltaba lo mejor, lo realmente inesperado. En la escena final de las bodas, donde Alicia despleg¨® una t¨¦cnica puramente acad¨¦mica, muchos no creen lo que han visto: una diagonal perfecta, unos pasos de pies rapid¨ªsimos, como antes, como en esos filmes que hoy se exhiben en todo el mundo, como una rareza estil¨ªstica perdida.
Alonso aclar¨® las dudas sobre el estado actual de su baile, que es inmejorable y realmente milagroso. La producci¨®n de La viuda alegre es probablemente la m¨¢s costosa en muchos a?os y se percibe que el ballet cubano no ha escatimado recursos.
'No hay entradas'
El cartel de no hay entradas figura diariamente, como un rito, en la taquilla de los teatros habaneros. La noche del d¨ªa 6, la cubana Rosario Su¨¢rez despert¨® todas las espectativas posibles al bailar, fuera del programa previsto, el pas a deux Diana y Acteon, acompa?ada por Fernando Johnes. El teatro, en pie, core¨® su nombre durante m¨¢s de cinco minutos, lo que no se ve¨ªa en La Habana desde hac¨ªa muchos a?os.Un d¨ªa despu¨¦s, otra joven promesa, Dagmar Maradillo, recib¨ªa de un espont¨¢neo una corona de hojas de laurel. La brasile?a Ana Botafogo bail¨® Giselle y dej¨® una estela de sonrisas bien colocadas. Vladimir Vasiliev y Ekaterina Maximova, quiz¨¢ la ¨²ltima subsistencia digna de la antigua escuela moscovita, repitieron en dos ocasiones fragmentos de Aniuta.
La Compa?¨ªa Titular Cubana ha seguido la serie de estrenos con producciones de diferente factura. Una de las de m¨¢s responsabilidad ha sido Los amantes de Verona.
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