Funcionan en Madrid 11 l¨ªneas de autobuses nocturnos
Once l¨ªneas de autobuses de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) recorren el Madrid nocturno. En opini¨®n del concejal de Circulaci¨®n, Valent¨ªn Medel, este servicio es "absolutamente antiecon¨®mico" pero necesario, "porque una ciudad como Madrid no puede quedarse sin transporte colectivo". La plaza de Cibeles es punto obligado de paso del autob¨²s nocturno, conocido popularmente como el b¨²ho.
Diez minutos antes de las dos de la madrugada y otros 10 despu¨¦s, la plaza de Cibeles est¨¢ vac¨ªa, como corresponde a la hora y al fr¨ªo que reina en Madrid en noviembre. En esos 20 minutos, sin embargo, la plaza se llena de un p¨²blico variopinto unido s¨®lo por una necesidad com¨²n: la de no perder el b¨²ho (el autob¨²s nocturno) que les llevar¨¢ a sus respectivos barrios.En la plaza de Cibeles, abierta a todos los vientos, el viernes hace un fr¨ªo que pela. Por eso es mas sorprendente la visi¨®n de un muchacho, vestido con pantalones vaqueros y jersei, que est¨¢, tumbado en el suelo frente a la parada de los autobuses nocturnos, la cabeza apoyada en lo que parece ser una carpeta de apuntes. La gente le mira con preocupaci¨®n porque el chaval apenas respira.
Los mirones reflejan perfectamente el micromundo que se re¨²ne en la plaza en torno al transporte colectivo reglamentado en horarios rigidos: posmodernos de abrigos largos rosas, punkies de crestas r¨ªgidas, emigrantes negros, estudiantes, empleados de jornada nocturna, pasados...
A las dos en punto, los, autobuses comienzan a confluir en la plaza. La inmediatez de la partida fuerza a un joven a avisar a los empleados de la EMT guarecidos en la garita de la existencia del muchacho desmadejado tendido en el suelo. Se avisa a la polic¨ªa, se le remueve y el muchacho reacciona. Dos polic¨ªas nacionales le ayudan a levantarse.
Mientras, los empleados de la EMT discuten con otros dos j¨®venes que han llegado a Cibeles por la cara, sin pagar billete, y les conminan a bajar del autob¨²s, a pesar de sus protestas de pretender seguir viaje aunque sin dinero para pagar.
Los viajeros, ya instalados en sus respectivos b¨²hos, contemplan las discusiones de los empleados y las peripecias de los polic¨ªas con el muchacho desde las ventanillas. No sabr¨¢n c¨®mo terminan. Las conversaciones iniciadas en la espera, alguna que otra discusi¨®n que podr¨ªa haber terminado en bronca, todo se corta cuando los autobuses aparecen y, tras unos minutos de espera, se marchan en direcciones opuestas. La plaza queda vac¨ªa hasta que, al filo de las tres de la madrugada, y luego de las cuatro y las cinco, las an¨¦cdotas se repiten con cada llegada de los b¨²hos.
Los b¨²hos, dice Valent¨ªn Medel, concejal de Circulaci¨®n del Ayuntamiento, son absolutamente antiecon¨®micos. La recaudaci¨®n por hora y coche viene a ser de 1.688 pesetas, cuando la media de los autobuses diurnos es de 2.636, "pero el Ayuntamiento lo mantiene porque una ciudad como Madrid no puede quedarse sin transporte colectivo a ninguna hora del d¨ªa".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.