Humor e imaginaci¨®n italiana para la corte de Carlos IV
Menotti y Pl¨¢cido Domingo dan los ¨²ltimos toques a la ¨®pera 'Goya', que se estrena hoy en Washington
Para que el espect¨¢culo fuera completo, s¨®lo faltaba do?a Sof¨ªa, que lleg¨® a medianoche del jueves, pero estaban sus antepasados, la reina Mar¨ªa Luisa y el rey Carlos IV, en el ensayo general de la ¨®pera Goya, que se estrenar¨¢ esta noche en la capital norteamericana. El autor de la obra, Gian Carlo Menotti, se abraz¨® en el escenario a la duquesa de Alba, la mezzosoprano chilena Victoria Vergara, al t¨¦rmino de la gran prueba, mientras el maestro Rafael Fr¨¹hbeck de Burgos atacaba los compases del himno nacional, que tambi¨¦n fue ensayado.
Goya aparece como una ¨®pera f¨¢cil de escuchar y digerible, incluso para los no especialmente amantes de este g¨¦nero musical. "?Qu¨¦ le parecer¨¢ a la Reina?", comentaban algunos de los asistentes al primer ensayo completo de esta ¨®pera que, con grandes dosis de humor y de imaginaci¨®n italiana, pero sin faltar groseramente a la historia, presenta una visi¨®n cr¨ªtica pero no irreal de la corte de la ¨¦poca. "Es que en nuestro pa¨ªs ya no hay Corte y los Reyes no viven en una palacio como el de la obra", explicaba un espa?ol. Menotti, que es el triple padre de la criatura (autor del libreto, compositor y director de la ¨®pera) ha reflejado el palacio de Oriente y el de Liria en unos soberbios decorados que, junto con el montaje, el vestuario, y Pl¨¢cido Domingo, son lo m¨¢s atractivo de esta nueva ¨®pera.El patio de butacas y los palacios de la sala de conciertos de la Opera de Washington, en el Centro Kennedy de las Artes, se llenaron en la noche del mi¨¦rcoles como si fuera el estreno, pero sin que la gente se vistiera de ir a la ¨®pera, para asistir a la primera prueba seria de la obra de Menotti. M¨¢s de 1.000 personas, entre amigos de la ¨®pera que financian la instituci¨®n, empleados, periodistas y televisiones de media docena de pa¨ªses, aplaudieron entusiasmados la representaci¨®n, bien es verdad que las entradas fueron repartidas gratuitamente. En general, las cr¨ªticas del p¨²blico -no se col¨® ning¨²n cr¨ªtico profesional "le habr¨ªa costado la carrera y nunca habr¨ªa podido volver a esta sala", explicaba un periodista norteamericano- destacaban la actuaci¨®n de Pl¨¢cido Domingo.
Domingo, que ya apareci¨® sin la barba que se dej¨® para filmar Otelo y con la que ha cantado en Tosca, en Nueva York, estaba satisfecho al final de las dos horas y media de trabajo. Menotti prefiri¨® guardar su opini¨®n para despu¨¦s del estreno. Para un profano que asiste a un ensayo general es curioso comprobar c¨®mo la ¨®pera se retoca sobre la marcha y no se completar¨¢, de verdad, hasta que se levante el tel¨®n esta noche. Menotti anotaba cambios sentado en la mitad del patio de butacas y discut¨ªa con el director de la orquesta, Rafael Frh¨¹beck, que hizo trabajar a fondo a los m¨²sicos repitiendo bastantes trozos de la partitura. Los intervalos musicales entre acto y acto y escena y escena se quedaron cortos, algo que no ocurrir¨¢ hoy. La mujer de Pl¨¢cido Domingo filmaba todo el ensayo.
El primer acto, una escena en una taberna madrile?a en la que Goya, reci¨¦n llegado a la capital, conoce a la duquesa de Alba, que se hace pasar por una muchacha del servicio del palacio de Liria, es quiz¨¢ el menos conseguido. Recuerda en ocasiones a Carmen y es el que tiene un sonido musical m¨¢s espa?ol. Destaca en este acto una procesi¨®n de herejes conducidos por monjes de la Inquisici¨®n, con hachones encendidos y la aparici¨®n de la duquesa, en su palacio, rodeada de sus servidores, un aut¨¦ntico cuadro de Goya. La ¨®pera est¨¢ dominada por el romance entre el pintor y la duquesa de Alba y su competici¨®n con la reina, a la que deja en rid¨ªculo.
El segundo acto tiene grandes rasgos de humor y drama y dos momentos cumbres. La llegada de la duqesa al palacio de Oriente a una fiesta, con todas sus doncellas vistiendo el mismo traje, un modelo de Par¨ªs, que lleva tambi¨¦n la reina Mar¨ªa Luisa y que ¨¦sta cre¨ªa exclusivo. Y la representaci¨®n de la sordera del pintor lograda con gran imaginaci¨®n t¨¦cnica con los compases de la orquesta, jugando con agudos y con campanas.
En el tercer acto est¨¢ muy bien resuelta la aparici¨®n, en un segundo plano, velados tras un tel¨®n y representados por los actores, de los cuadros vivos de Goya (El pelele, El entierro de la sardina, El abanico, Los fusilamientos del 2 de mayo). En un primer plano se representa directamente mientras tanto toda la pintura negra del artista de Fuendetodos. La ¨®pera concluye con una gran actuaci¨®n del anciano y decr¨¦pito Goya, al que se aparece la duquesa de Alba y le absuelve del complejo de culpa que le atormenta, dici¨¦ndole que en la vida "s¨®lo cuenta la belleza y el arte".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.