Administraci¨®n, sindicatos y patronal, incapaces de encontrar un sistema antifraude
La exigencia planteada por CC OO de establecer un car¨¢cter retroactivo a cualquier medida antifraude hizo imposible anoche que se llegara a un acuerdo entre la Administraci¨®n, los sindicatos y la patronal. A pesar de los esfuerzos del secretario general de Empleo, Alvaro Espina, presidente de la Comisi¨®n Nacional de Elecciones, la reuni¨®n convocada ayer para estudiar una f¨®rmula que impidiera la existencia de irregularidades en los comicios sindicales finaliz¨® sin acuerdo. Una propuesta de la CEOE, que parec¨ªa tener todas las probabilidades de ser aceptada, qued¨® en el papel. Lo mismo ocurri¨® con otras de la Administraci¨®n y de los sindicatos.
Durante diez horas, la Administraci¨®n, la patronal y los sindicatos discutieron lo que ellos mismos calificaron como "cuestiones de matiz". Hab¨ªa coincidencia en la filosof¨ªa del sistema antifraude. Hab¨ªa coincidencia incluso en el texto. Las diferencias entre las propuestas que cada una de las partes iba presentando eran m¨ªnimas. En s¨ªntesis se estaba de acuerdo en que la norma que saliera de la reuni¨®n ten¨ªa que recoger: a) la capacidad de cualquier organizaci¨®n para presentar denuncia sobre posibles fraudes; b) la necesidad de que las denuncias estuvieran documentadas; y c) que la comisi¨®n, una vez cumplidos estos requisitos, comprobara la veracidad o no de la denuncia.Aparentemente todo eran coincidencias. CC OO hab¨ªa retirado dos propuestas y hab¨ªa terminado aceptando la presentada por la CEOE. UGT hab¨ªa presentado otra muy similar y la Administraci¨®n hab¨ªa ofertado una recogiendo algo de cada parte. Una comisi¨®n restringida estudiaba a las nueve de la noche un texto definitivo que en s¨ªntesis era el siguiente: ante la existencia de dudas sobre fraude, cada parte estaba facultada para presentar denuncia ante la comisi¨®n provincial de elecciones. La comisi¨®n demandaba en los 10 d¨ªas siguientes a la mesa electoral correspondiente ratificaci¨®n o rectificaci¨®n de la denuncia. Si se ratificaba la misma, se anulaba el acta o las actas. En caso contrario, se daba por v¨¢lida.
S¨®lo aparec¨ªa una discrepancia: la propuesta de CEOE, a la que se adhiri¨® CC OO, recog¨ªa un plazo de tres d¨ªas para que el denunciante presentara las pruebas pertinentes del posible fraude. La de UGT y la de la Administraci¨®n no contemplaban este plazo. Pero este no ser¨ªa un punto de ruptura. Sin embargo, al filo de las diez de la noche, cuando todo parec¨ªa solucionado, CC OO plante¨® que cualquier medida tuviera car¨¢cter retroactivo. UGT rechaz¨® la propuesta. En su opini¨®n, admitir este planteamiento supondr¨ªa aceptar que todo el proceso es fraudulento. "Que decidan los tribunales", argument¨®. "Si hay denuncias ante Magistratura, que se pronuncien los jueces". La posibilidad de acuerdo qued¨® rota en aquel momento.
?lvaro Espina, con evidentes muestras de cansancio en el rostro, anunci¨® poco despu¨¦s que no hab¨ªa acuerdo y que se iniciar¨ªa a partir de la pr¨®xima semana una serie de contactos bilaterales para intentar un consenso que cada vez aparece como m¨¢s dif¨ªcil. Reyes Hidalgo, de CC OO, hablaba de la necesidad de regular un mecanismo antifraude, e insist¨ªa en la retroactividad del mismo. Ant¨®n Sarac¨ªbar, de UGT, proclamaba la imposibilidad de aceptar que se pusiera en entredicho la limpieza del sistema.
Largas reuniones
El caso es que llegar a un texto sobre control electoral, aparentemente tan sencillo y finalmente no aprobado, cost¨® 10 horas y cinco propuestas sobre la mesa que fueron presentadas, retiradas, corregidas, sintetizadas, matizadas y discutidas en plenos, pasillos, reuniones restringidas, reuniones de portavoces y hasta degustando un plato de cocido. Porque el gran impulso para llegar a lo que se cre¨ªa un acuerdo se produjo en una amigable conversaci¨®n mantenida entre Ant¨®n Sarac¨ªbar y Miguel ?ngel Ord¨®?ez, de UGT y Reyes Hidalgo, de CC OO, durante el descanso que las partes se concedieron para el almuerzo.Indudablemente, hubo momentos de tensi¨®n que incluso se trasladaron a los pasillos. La sangre, sin embargo, no lleg¨® al r¨ªo. Y si es verdad que hubo momentos tensos, tambi¨¦n los hubo relajados, como cuando uno de los sindicalistas cont¨® que en las elecciones del Pa¨ªs Vasco un dirigente del metal de UGT hab¨ªa impugnado los resultados obtenidos por ELA en una f¨¢brica de boinas. El narrador de la an¨¦cdota dec¨ªa: "a ver si se enteran que en el Pa¨ªs Vasco las boinas de metal se llaman cascos, y en ese caso estar¨ªa justificada la actuaci¨®n de UGT-metal, pero se trataba de boinas de tela".
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