Maragall transmite a Bush un mensaje de Gobierno pidiendo una respuesta "mas positiva sobre las bases"
El alcalde de Barcelona, el socialista Pasqual Maragall, transmiti¨® el lunes, al m¨¢s alto nivel de la Casa Blanca, un mensaje oficioso del Gobierno espa?ol solicitando una respuesta m¨¢s positiva de EE UU sobre las bases, seg¨²n informaron asistentes a las reuniones mantenidas por el alcalde con el vicepresidente de Estados Unidos, George Bush, y miembros del Consejo de Seguridad Nacional. Maragall pidi¨® a Bush un gesto por parte de Estados Unidos a cambio del esfuerzo realizado por el pueblo espa?ol y por el PSOE manteniendo a Espa?a en la OTAN y ganando el refer¨¦ndum.
Maragall confirm¨® la existencia a¨²n de reticencias sobre la posici¨®n internacional de Espa?a y la relaci¨®n con la OTAN, y la impresi¨®n de que "a¨²n les cuesta entender" la reducci¨®n de la presencia militar que Espa?a persigue, seg¨²n pudo saberse en Washington. La Administraci¨®n de Reagan desear¨ªa un mayor alineamiento de Espa?a con su pol¨ªtica exterior. Maragall tambi¨¦n transmiti¨® al senador dem¨®crata Edward Kennedy una invitaci¨®n de Felipe Gonz¨¢lez para que visite Espa?a el pr¨®ximo diciembre.Maragall, que actu¨® sin conocimiento previo y en paralelo a la embajada, que se enter¨® 24 horas antes de sus entrevista en la Casa Blanca, ten¨ªa el visto bueno del ministro de Defensa Narc¨ªs Serra, y de Felipe Gonz¨¢lez para su misi¨®n pol¨ªtica.
?sta ha excedido con mucho el objetivo de su viaje a Estados Unidos: la promoci¨®n econ¨®mica del ¨¢rea de Barcelona. Maragall tambi¨¦n pidi¨® a sus interlocutores que Washington tenga en cuenta la opini¨®n espa?ola, y su cononocimiento del ¨¢rea, antes de operar en Centroam¨¦rica.
George Bush escuch¨® con atenci¨®n y estuvo cordial, pero manifest¨® un tono de dureza, en el fondo, sobre la reducci¨®n de la presencia militar norteamericana en Espa?a. El vicepresidente y los interlocutores de Maragall en el Consejo Nacional de Seguridad se quejaron de que la posici¨®n de Espa?a en la Alianza Atl¨¢ntica no se acaba de concretar, se mostraron partidarios de una integraci¨®n plena en la estructura militar, y manifestaron sus recelos sobre lo que entienden que es a¨²n una indefinici¨®n del papel internacional de Espa?a. La negativa del Gobierno de Gonz¨¢lez de dejar utilizar el espacio a¨¦reo espa?ol para el ataque contra Libia fue suscitada en las entrevistas.
El almuerzo de Maragall con tres miembros del Consejo Nacional de Seguridad (NSC), solicitado por este organismo, suscit¨® especulaciones sobre la posibilidad de que fuera a tratarse la cuesti¨®n del suministro de repuestos militares a Ir¨¢n y el papel de Espa?a en esta operaci¨®n. Estaba previsto que acudiera al mismo, lo que no se produjo, el coronel Oliver North, el principal conspirador en la pol¨¦mica sobre Ir¨¢n y coordinador desde la Casa Blanca de la ayuda a la contra.
No se trat¨® el tema de Ir¨¢n
Maragall desminti¨® que se hubiera tratado de Ir¨¢n y explic¨® que, en esta entrevista, solicit¨® cooperaci¨®n antiterrorista al Gobierno norteamericano para los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992 en Barcelona. Maragall inform¨® que Espa?a utilizar¨¢ tecnolog¨ªa estadounidense para combatir cualquier eventual amenaza de los juegos, pero fundamentalmente pide a Washington informaci¨®n y colaboraci¨®n que nos permita vincularnos a la estrategia preventiva antiterrorista que desarrolla EE UU.
El Gobierno espa?ol ha utilizado los buenos contactos de Maragall, que estudi¨® en Estados Unidos, y el hecho de que declara su admiraci¨®n por este pa¨ªs, lo que no le hace sospechoso, sino todo lo contrario, de antiamericanismo, para disipar la posible tensi¨®n a¨²n existente en las relaciones bilaterales. Maragall transmiti¨® a la Administraci¨®n de Reagan el deseo espa?ol de acabar con los recelos y pidi¨® una respuesta positiva por parte norteamericana a trav¨¦s de una reducci¨®n sustancial de las bases, que a¨²n no se ha concretado, y que servir¨ªa, en opini¨®n del Gobierno espa?ol, para variar cualitativamente las relaciones tensas entre los dos pa¨ªses desde el franquismo, y aliviar el antiamericanismo de la opini¨®n p¨²blica espa?ola.
Los contactos de Maragall se producen dos semanas antes de que Espa?a y EE UU vuelvan a discutir, en Madrid, el futuro de las bases. El di¨¢logo contin¨²a estancado tras dos sesiones negociadoras y la soluci¨®n de este tema ha sido convertida por Gonz¨¢lez en el objetivo m¨¢s importante de la pol¨ªtica exterior para 1987.
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