La ley se lo permite, pero ...
?Puede el obrero sovi¨¦tico Ivan Ivanovich, de 30 a?os, dejar su trabajo en la f¨¢brica y abrir un caf¨¦?A esta pregunta, Ivan Gladki, el presidente del Comit¨¦ Estatal de Trabajo y Servicios Sociales de la URSS, da una retorcida respuesta que se sintetiza as¨ª: "Puede. La ley se lo permite, pero la Administraci¨®n luchar¨¢ contra ello, porque el obrero debe de todas formas participar en la producci¨®n social".
La ley aprobada ayer en el Soviet Supremo de la URSS no se propone ocasionar un trasvase de mano de obra desde el sector social (empresas estatales y cooperativas) al individual reci¨¦n reconocido, sino ocupar a quienes no participan plenamente en la producci¨®n y a quienes s¨ª participan, si es que a¨²n les queda energ¨ªa para hacer otra cosa.
La ley va dirigida a las madres de familia, estudiantes, jubilados e inv¨¢lidos. La actitud expresada por Gladki a la hora de definirse sobre las posibilidades de la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n laboral de la URSS hace pensar a algunos observadores que el Estado quiere reservarse una posibilidad de maniobra que, de entrada, impida el trasvase de mano de obra, pero que tambi¨¦n mantenga la v¨ªa abierta desde la f¨¢brica al caf¨¦ para quienes puedan quedar con las manos vac¨ªas en funci¨®n del proceso de automatizaci¨®n de la industria.
Rodeado de periodistas de pa¨ªses de? Este europeo, Gladki se?al¨® que la experiencia de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, Hungr¨ªa, Checoslovaquia y Yugoslavia, y cit¨® por este orden, hab¨ªa sido estudiada "con cuidado". Refiri¨¦ndose a la posibilidad de cocer y vender el pan en Asia central, Gladki se mostr¨® favorable. Abrir una panader¨ªa ya ser¨ªa otra cosa. "Tal vez m¨¢s adelante llegaremos a eso, pero por ahora no se puede garantizar o decir que va a ser as¨ª".
Entre quienes sin duda se alegrar¨¢n ante la ley figura Tatiana Kiseleva, una madre de cinco hijos de edades comprendidas entre los 13 y los tres a?os, que se quejaba recientemente en Literaturnaia Gazeta de lo precario de su situaci¨®n, entre otras cosas porque ten¨ªa que vivir del escaso sueldo del marido y de la subvenci¨®n estatal Insuficiente que recib¨ªa como madre de familia numerosa. Kiseleva larnentaba tener que dedicarse
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