El estatuto como problema
Los nacionalistas, preocupados por la 'sombra' de la LOAPA
"El estatuto es un pacto pol¨ªtico como la copa de un pino", afirma Juan Ram¨®n Guevara, consejero de Presidencia y Justicia del Ejecutivo de Vitoria. "No el simple desarrollo de la Constituci¨®n en una ley org¨¢nica, sino un pacto hist¨®rico", a?ade, "que permit¨ªa a Euskadi integrarse a un proyecto com¨²n de Estado tras haberse abstenido de aprobar la Constituci¨®n". Para Guevara, responsable de la negociaci¨®n estatutaria con el Gobierno central desde principios de 1985, cuando el Gabinete de Jos¨¦ Antonio Ardanza sustituy¨® al segundo Gobierno de Garaikoetxea, ese car¨¢cter de la autonom¨ªa vasca empez¨® a quebrarse el 23 de febrero de 1981, el d¨ªa en que un grupo de guardias civiles asalt¨® el Congreso a las ¨®rdenes del teniente coronel Antonio Tejero."El problema que subyace al intento golpista del 23-F es el de las autonom¨ªas, porque no hab¨ªa m¨¢s violencia terrorista que en per¨ªodos anteriores", indica. "El primer reflejo de aqu¨¦llo es la LOAPA, pero result¨® tan burdo que el Tribunal Constitucional no tiene m¨¢s remedio que echarlo abajo en parte. Ahora el PSOE est¨¢ haciendo lo mismo, pero mejor estudiado. Cada ley org¨¢nica tiende a recortar por principio las posibilidades de desarrollo de la autonom¨ªa".
Los dos a?os siguientes a la entrada en vigor del estatuto parecen hoy una luna de miel. Se aprobaba el concierto econ¨®mico, que pon¨ªa en manos del Ejecutivo de Vitoria una masa considerable de recursos propios; se iniciaban los primeros proyectos para la formaci¨®n de la Ertzantza (polic¨ªa aut¨®noma); el Parlamento comenzaba a legislar, y las transferencias llegaban fluida y regularmente. El paso del tiempo permiti¨® descubrir que, cuando las leyes son fruto del consenso, no todo lo que resulta son ventajas. Para conseguir un texto aceptable por ambas partes el estatuto de Gernika hubo de sacrificar en ciertos apartados el rigor jur¨ªdico e incluir f¨®rmulas deliberadamente ambiguas, que dejan amplio margen a la interpretaci¨®n posterior.
La Administraci¨®n aut¨®noma dispone ya de m¨¢s de 26.000 funcionarios y otras 2.000 personas en sociedades p¨²blicas. Este a?o ha gestionado un presupuesto de 160.000 millones de pesetas. Sin embargo, Guevara denuncia "un esp¨ªritu de agresi¨®n permanente a la autonom¨ªa", amparado en el margen interpretativo que deja abierto el propio estatuto, y del que responsabiliza al Gobierno socialista. "Para el PSOE", dice, las autonom¨ªas son un mal menor, que es necesario tolerar, mientras se trata de reducirlo a la m¨ªnima expresi¨®n posible".
El socialista Ram¨®n J¨¢uregui, delegado del Gobierno central en la comunidad aut¨®noma, acoge flem¨¢ticamente este tipo de acusaciones. "E] PNV nunca dar¨¢ por finiquitada esta cuesti¨®n. Con su aspiraci¨®n de tener siempre m¨¢s, no vamos a acabar. No queda otro remedio que tom¨¢rselo con calma". J¨¢uregui reconoce que las cosas han ido mejor con el Gobierno de Ardanza. "El desacuerdo ha discurrido por cauces de mayor racionalidad". Tambi¨¦n Guevara cree necesario subrayar que el Gabinete al que pertenece ha sido m¨¢s eficaz para los intereses vascos. "Hay que preguntarse qu¨¦ agresiones a la autonom¨ªa que nosotros hemos logrado frenar se hubieran consumado en la etapa anterior".
La rapidez del proceso
Sobre la base de que siempre habr¨¢ reclamaciones pendientes por parte del PNV, J¨¢uregui destaca la rapidez del proceso estatutario y el margen de maniobra que guarda el Gobierno central, culminado el proceso auton¨®mico general, para atender al car¨¢cter espec¨ªfico de las comunidades hist¨®ricas. "En ning¨²n pa¨ªs de Europa se ha producido en seis a?os una tal transferencia de soberan¨ªa pol¨ªtica como se ha hecho en Espa?a. El Estado de las autonom¨ªas es ya un hecho", dice. "Ahora se abre una expectativa de mayor flexibilidad pol¨ªtica para atender la especificidad de la autonom¨ªa vasca. Hay que recorrerla con pragmatismo y mucha paciencia. Lo que hoy no es transferible puede serlo ma?ana. El Gobierno vasco cree enfrentarse a una estrategia de desgaste, con la que el partido socia lista querr¨ªa convertir el desarrollo del estatuto en una suerte de tejido de Pen¨¦lope para neutralizar algunos aspectos del pacto pol¨ªtico reflejado en el texto de Gernika. "He o¨ªdo personalmente a Fernando Ledesma, ministro de Justicia, y a Tom¨¢s de la Cuadra, cuando era ministro de Administraci¨®n Territorial, afirmar que el estatuto vasco ha ido demasiado lejos", asegura Guevara.
La cuerda, tensa
"Luego act¨²an en consecuencia. El estatuto establece que el Gobierno vasco ejercer¨¢ todas las competencias que sobre la administraci¨®n de justicia reserve la ley del Poder Judicial al Gobierno del Estado. Nosotros hemos tenido que recurrir la ley Org¨¢nica del Poder Judicial porque no respeta esa competencia que el estatuto nos garantiza". La cuerda ha estado a punto de romper se en otras ocasiones, cuando se negociaban las leyes de polic¨ªa o sanidad, o la adaptaci¨®n del IVA al concierto econ¨®mico.J¨¢uregui rechaza que pueda hablarse con fundamento de un intento de desnaturalizar o vaciar la autonom¨ªa, porque las actuaciones del Gobierno central, incluso en los casos m¨¢s conflictivos, se encuentran dentro de la banda interpretativa en la que pueden operar leg¨ªtimamente los poderes legislativo y ejecutivo. "El mismo margen interpretativo discutible con que el Parlamento vasco aprueba determinadas leyes que nosotros recurrimos ante el Tribunal Constitucional y que ¨¦ste da por buenas o rechaza".
Pero los nacionalistas creen ver detr¨¢s, del Ejecutivo socialista m¨¢s cosas: la sombra de la LOAPA (Ley Org¨¢nica de Armonizaci¨®n del Proceso Auton¨®mico) y de un pacto antiauton¨®mico inducido por la intentona del 23-F, capaz de desconocer cualquier esfuerzo de di¨¢logo, incluso el que nadie niega que ha realizado el Gobierno de Ardanza. Hasta el punto de que Guevara no duda en calificar de "cinismo pol¨ªtico" unas declaraciones recientes del presidente Felipe Gonz¨¢lez en las que ofrec¨ªa colaboraci¨®n al pr¨®ximo Gobierno vasco siempre que act¨²e con lealtad constitucional y estatutaria. "SI ahora resulta que el Gobierno de Ardanza no ha dado pruebas de lealtad", lamenta, "despu¨¦s de haber realizado una autocr¨ªtica del nacionalismo nunca correspondida por la otra parte y haber asumido el estatuto en su integridad, incluidas las partes menos gratas, con el coste pol¨ªtico que eso ha supuesto, no tengo m¨¢s remedio que considerar las palabras de Gonz¨¢lez como una muestra del cinismo pol¨ªtico al que nos tienen acostumbrados los socialistas".
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