S¨¦quito auton¨®mico

Hace unos d¨ªas se comentaba el portazo en las narices que Jacques Delors dio en Bruselas al se?or Ardanza, lendakari vasco, cuando ¨¦ste, al parecer, por all¨ª pasaba y debi¨® decirse: "?Hombre!, ya que estoy aqu¨ª, voy a visitar a una de las principales figuras de la Comunidad Econ¨®mica Europea".Esto no es de ahora. Por Bruselas pas¨® tambi¨¦n hace alg¨²n tiempo el presidente de la Comunidad Valenciana, con un florido s¨¦quito, superior, sin duda, al de su majestad el Rey o al del presidente del Gobierno, se?or Gonz¨¢lez. Buenos quebraderos de cabeza dio a la Polic¨ªa Municipal de Bruselas para dar cobijo a tanto coche.

El anterior lendakari tambi¨¦n anduvo, ¨¦ste por Caracas, hace dos o tres a?os, con igual alarde de presencia y similar rid¨ªculo.

En mi modesta opini¨®n, un viaje as¨ª no se improvisa. No es como cuando uno est¨¢ en la calle y piensa: "Voy a acercarme a ver a fulanito, que me pilla cerca". No, un viaje as¨ª habr¨¢ sido estudiado, y, en tal caso, ?no se han enterado en la Moncloa? ?No han debido decir al viajero de turno: "Oye, majete, para ir por ah¨ª fuera est¨¢n los miembros del Gobierno de Espa?a, o, si se trata de la Comunidad, ya est¨¢n all¨ª Mar¨ªn y Matutes, que representan a todos los espa?oles. Si quer¨¦is algo, dec¨ªrnoslo o comentarlo con ellos. No se¨¢is rid¨ªculos ni hag¨¢is que lo seamos nosotros por consentir vuestro paseo".

Y, d¨¦ no haberse enterado previamente en la Moneloa, al volver hubiera sido prudente llamar al orden al viajante para que se abstuviera de salir a hacer el tonto, pues par a eso est¨¢n los caricatos.-