La C¨¢mara Federal argentina decide hoy si contin¨²a el proceso contra Astiz
La C¨¢mara Federal argentina dar¨¢ a conocer hoy su resoluci¨®n sobre la situaci¨®n del teniente de nav¨ªo Alfredo Astiz, encausado por la desaparici¨®n, ocurrida en 1977, de la s¨²bdita sueco-argentina Dagmar Hagelin. Los jueces decidir¨¢n si contin¨²a o no la acci¨®n jur¨ªdica contra Astiz.
Astiz ya fue absuelto con anterioridad por este presunto delito por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, m¨¢xima autoridad legal castrense. Reclamada su causa por la C¨¢mara Federal de Apelaciones en lo Correccional y lo Criminal -superior instancia civil- el marino puede ser nuevamente absuelto en funci¨®n de la obediencia debida o, como desear¨ªa el fiscal general de la Rep¨²blica, Julio C¨¦sar Strassera, incluido su expediente penal en el juicio en ciernes sobre las atrocidades cometidas bajo la dictadura en la Escuela de Mec¨¢nica de la Armada (ESMA).Astiz se desempe?¨® como capit¨¢n de nav¨ªo provisional durante la guerra de las Malvinas rindiendo las Georgias del sur a los brit¨¢nicos sin presentar resistencia. Fue absuelto en la Corte marcial por la p¨¦rdida de la contienda en la estimaci¨®n de que obedeci¨® ¨®rdenes superiores que le obligaron a arriar su bandera.
Preso durante meses en Gran Breta?a, reclamado por el Gobierno sueco y por el franc¨¦s -se le acusa igualmente de la desaparici¨®n de dos monjas galas colaboradoras de la Madres de la Plaza de Mayo- regres¨® finalmente a la Argentina, donde se desempe?a como teniente de nav¨ªo y buzo t¨¢ctico en la base naval de Bah¨ªa Blanca.
Rubio, atractivo, de rasgos algo ani?ados, conocido por el Angel, trabaj¨® para la inteligencia naval infiltr¨¢ndose entre las Madres como supuesto hermano de un hipot¨¦tico desaparecido. Posteriormente fue trasladado a Par¨ªs a la Oficina Europea organizada por el almirante Massera para mejorar la imagen internacional de la dictadura argentina, corrompiendo econ¨®micamente a numerosos periodistas.
Un tiro en la nuca
El caso de Dagmar Hagelin es complicado. Astiz y un grupo de tareas de la ESMA cercaron la casa bonaerense de una supuesta joven montonera, con la que Hagelin manten¨ªa relaciones amistosas de colegio. Durante d¨ªas, la supuesta montonera -que acab¨® exili¨¢ndose en Espa?a- no apareci¨® por su domicilio y un mal d¨ªa lo hizo Dagmar -17 a?os, atleta fondista- que se vio rodeada de personas de paisano armadas. Corri¨® espantada y Astiz, rodilla en tierra, la intim¨®: "?parate flaca!". La flaca aceler¨® su carrera y Astiz la dispar¨® en la nuca. A punta de pistola, detuvieron un taxi y arrojaron a la herida en la callejuela camino de la ESMA. Testigos presenciales la vieron despu¨¦s en un sanatorio clandestino de la Marina en Mar del Plata semidescerebrada y sin control de esfinteres.El padre, sueco divorciado de una argentina, removi¨® cielo y tierra y encontr¨® inmediatamente apoyo de su embajada para llevar el caso hasta hoy, pese a que
su desaparecida hija, Dagmar, nacida en el pa¨ªs de adopci¨®n de su padre, es argentina para los argentinos y sueca para los suecos. S¨®lo la Embajada francesa, movilizada por la desaparici¨®n de las monjas, dio alg¨²n que otro paso contra Astiz. Hasta 1983, la Embajada espa?ola no movi¨® un dedo por la suerte de los espa?oles e hijos de espa?oles desaparecidos en la guerra sucia.
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