El enigma de la muerte de Mozart
Tres sospechas de asesinato y un ataque agudo de reumatismo se barajan como causantes del deceso del insigne compositor
El d¨ªa 5 de diciembre se cumplieron 195 a?os de la muerte de Mozart. Su enfermedad -si la hubo, y no un asesinato- fue breve. El 19 de noviembre del a?o de su muerte, 1791, a¨²n pudo v¨¦rsele en su habitual cervecer¨ªa de la calle de Kartner, en Viena, La Serpiente de Plata. Todo lo que rodea a su muerte sigue envuelto en el misterio.
Durante el verano de aquel a?o hab¨ªa trabajado como un desesperado en La flauta m¨¢gica, la ¨®pera mas¨®nica de su amigo Shikaneder. El tema le interesaba y hab¨ªa puesto en ¨¦l mucha ilusi¨®n. La composici¨®n de La flauta m¨¢gica se vio interrumpida por otro encargo, un tanto extra?o en sus formulaciones: una misa de difuntos.El cumplimiento de este encargo le llega a obsesionar, no por lo que pudiese tener de premonitorio, sino porque, enfrascado en algo mucho m¨¢s gratificante para ¨¦l, como era La flauta m¨¢gica, no era capaz de avanzar con la prontitud deseada por quienes se lo hab¨ªan encomendado.
Cuando la partitura de La flauta m¨¢gica estuvo terminada y Mozart se puso a componer el R¨¦quiem con cierta tranquilidad hacia el 15 de agosto le importunan con otra petici¨®n, ?y de qu¨¦ naturaleza!
El teatro Nacional de Praga le pide con urgencia, en nombre de los Estados de Bohemia, que se disponga inmediatamente a poner m¨²sica a la ¨®pera destinada a celebrar la solemnidad de la coronaci¨®n de Leopoldo II como rey de Bohemia, coronaci¨®n que deb¨ªa tener lugar en Praga el 6 de septiembre, poco m¨¢s de 20 d¨ªas despu¨¦s. El libreto no le gusta, y el trabajo que se le presenta, en s¨®lo 20 d¨ªas, es agotador. Desfallece pensando en la abrumadora tarea.
Sospecha venenosa
Trabaja aislado en su casa vienesa de la Rauhensteingasse. Constanza y los ni?os (ella acaba de tener el ¨²ltimo, Fraz Xaver) est¨¢n en Baden, a pocos kil¨®metros de Viena. D¨ªas despu¨¦s, Constanza le acompa?a a Praga, donde el Titus (como es llamada su nueva ¨®pera La clemenza di Tito) no tendr¨¢ demasiado ¨¦xito. En Praga cay¨® enfermo y tuvo que cuidarse. Gracias a que Susmayr les hab¨ªa acompa?ado y le ayud¨® a poner a punto los papeles, el Titus pudo estrenarse a tiempo.
El declive de su salud era patente, pero se puso a trabajar febrilmente sobre el R¨¦quiem al represar a Viena, donde ya estaba el 15 de septiembre. El 30 de este mes, La flauta m¨¢gica alcanzaba un triunfo clamoroso en su estreno vien¨¦s. La sala del teatro Auf der Wieden, llena de un p¨²blico de barrio, se emocion¨® y vibr¨® con la inmortal partitura.
Entre el 1 y el 8 de octubre, a instancias del clarinetista Stadler, tiene fuerzas para escribir una obra tan bella y perfecta como el Concierto para clarinete, cuya m¨²sica est¨¢ en la onda de la de La flauta m¨¢gica. El 15 de octubre acude a Baden, y al d¨ªa siguiente regresa a casa, esta vez junto a Constanza. ?Se siente mal y no quiere estar solo?Niemtschek, su gran amigo checo, ha contado los temores de muerte de Mozart y la sospecha -confesada un d¨ªa en el Prater a Constanza- de estar siendo envenenado. La cantata mas¨®nica Elogio de la amistad, K. 623, queda terminada el 15 de noviembre, y ¨¦l mismo la dirige al d¨ªa siguiente en la reuni¨®n mas¨®nica de la logia La Esperanza Nuevamente Coronada, a la cual pertenec¨ªa. Cuatro d¨ªas m¨¢s tarde, cuando Deiner, el due?o de La Serpiente de Plata -buen hombre que le cuidaba cuando Constanza estaba en Baden-, fue a llevarle le?a, le encontr¨® en la cama con fiebre alta (acaso una fiebre maligna, tifus, reumatismo; no es posible saberlo con certeza).
Hace unos meses, el profesor Anton Neumayr, de la universidad Cl¨ªnica de Viena, aseguraba que Mozart muri¨® de un ataque de reumatismo agudo, enfermedad que padec¨ªa desde la ni?ez, agravada por el err¨®neo tratamiento de sus m¨¦dicos.
El 4 de diciembre, Mozart recibi¨® en casa a algunos amigos, pidi¨¦ndoles desde el lecho que cantaran con ¨¦l el 'Lachrymosa' de su R¨¦quiem. A poco de iniciarse el canto prorrumpi¨® en sollozos. Era su despedida de la m¨²sica. Ese mismo d¨ªa, por la ma?ana, su cu?ada Sof¨ªa Haibel, al verle tan mal, decidi¨® quedarse a ayudar a Constanza. Mozart le dijo: "Mi querida Sof¨ªa, que bien has hecho en venir. Qu¨¦date aqu¨ª esta noche. Tienes que verme morir".
A la una de la madrugada del que ya era 5 de diciembre de 1791, a los 35 a?os, Wolfgang Amadeus Mozart dejaba de existir. El sepelio tuvo lugar el d¨ªa 6; un entierro pobre, de tercera clase (sus amigos el conde Deyni y Van Swieten s¨®lo se limitaron a dar la condolencia). En la catedral de San Esteban se deposit¨® el modesto ata¨²d de pino mientras Salieri dirig¨ªa la m¨²sica f¨²nebre. Llov¨ªa a la salida y el fr¨ªo era penetrante. Los amigos se dispersaron, y s¨®lo algunos fueron a calentarse y a recordarle a La Serpiente de Plata.
El f¨¦retro fue llevado sin comitiva hasta el peque?o cementerio de St. Marx, extramuros. Mozart fue inhumado sin cruz, seguramente por su filiaci¨®n a la masoner¨ªa, tan perseguida por el nuevo emperador Leopoldo II, que, por cierto, no pudo portarse peor con ¨¦l. Y nadie fue capaz de encontrar los restos de aquel que llena a diario el mundo con su m¨²sica.
Las hip¨®tesis
?C¨®mo es posible que se perdiera el rastro de la envoltura mortal de Mozart, un genio de la m¨²sica reconocido por media Europa, mimado por princesas y emperadores? ?Cabe en cabeza humana que quien llenaba un teatro de Viena en aquel momento a diario, el autor de tantas partituras populares, compositor de la corte imperial, operista impar y recient¨ªsimo mandatario de la obra de mayor envergadura y responsabilidad para celebrar las fiestas de la coronaci¨®n en Praga, pudiera ser enterrado como un perro, en un miserable camposanto de arrabal? Hay muchas teor¨ªas sobre su enigm¨¢tica muerte y su no menos misterioso entierro. Podr¨ªan resumirse as¨ª:1. Mozart muri¨® de un ataque agudo de reumatismo, pues, seg¨²n la revista Musikalisches Wochenblatt, de Berl¨ªn (12 de diciembre de 1791), el cad¨¢ver qued¨® hinchado, s¨ªntoma de esta enfermedad.
2. Mozart fue envenenado por su colega Antonio Salieri, envidioso de su genio. Hip¨®tesis hoy desechada, pese a su difusi¨®n a trav¨¦s del drama de Puskin (musicado por Rimski-Korsakov), reelaborado por Peter Shaffer y llevado al cine por Milos Forman.
3. Mozart fue envenenado por un oficial del Tribunal de la Corte con acqua toffana (veneno que act¨²a con efecto retardado). Este oficial, Franz Hofdemel, pertenec¨ªa a su misma logia mas¨®nica y al d¨ªa siguiente de su muerte se suicid¨® tras haber intentado asesinar a su esposa, Magdalena, conocida pianista alumna de Mozart, por creer que eran amantes. Aunque Jean y Brigitte Massin ya prestaron cierta atenci¨®n a este asunto en su gran biograf¨ªa de Mozart (Par¨ªs, 1958), otro music¨®logo, Francis Carr, ha dedicado en su libro Mozart y Constanza (Londres, 1983) todo un cap¨ªtulo a este asunto.
4. Mozart fue asesinado por la polic¨ªa del emperador Leopoldo II por ser mas¨®n. Su creciente ¨¦xito en el teatro Auf der Wieden hac¨ªa temer que, inclinado abiertamente a las ideas revolucionarias, llegase a ser un peligro para la estabilidad del absolutismo austroh¨²ngaro.
?Por qu¨¦ desapareci¨® su cuerpo? Se ha pensado que eso confirma la hip¨®tesis de una muerte provocada, de cuya causa no conven¨ªa que quedase huella, y menos si el autor de la misma pertenec¨ªa al estamento oficial o tambi¨¦n en el caso de que fuese otro mas¨®n. Sin embargo, Leopoldo II permiti¨® que continuara practic¨¢ndose la costumbre de enterrar a los cad¨¢veres cubri¨¦ndolos con cal viva, forma de evitar contagios en caso de muerte por enfermedades como la peste, el c¨®lera, etc¨¦tera. Jos¨¦ II hab¨ªa sido un monarca ilustrado y no soportaba las ceremonias f¨²nebres. Por ello decret¨® que los cuerpos no fueran enterrados en ata¨²des y que se suprimieran los ritos del sepelio, lo cual explicar¨ªa muchas rarezas del caso Mozart.
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