Jos¨¦ Burillo Mart¨ªn

Convencido como Borges de que la vida exige una pasi¨®n, Jos¨¦ Burillo Mart¨ªn, un aragon¨¦s de 53 a?os, ha dedicado 25 a?os de su existencia a la obtenci¨®n de una pensi¨®n de invalidez que la Administraci¨®n franquista primero y los sucesivosd ministerios democr¨¢ticos despu¨¦s le han venido negando. Su batalla con el poder estatal, en la que ha recurrido tambi¨¦n al Defensor del Pueblo, se ha saldado con una sentencia de la Magistratura de Trabajo de Teruel por la que se le concede una pensi¨®n mensual de 37.170 pesetas

La alegr¨ªa del triunfo le ha durado poco a Jos¨¦ Burillo, vecino de Alca?iz (Teruel), aquejado de una larga serie de dolencias respiratorias que hace 25 a?os, y tras la extirpaci¨®n de parte del pulm¨®n derecho en un hospital de la Rep¨²blica Democr¨¢tica de Alemania (RDA), le hicieron acreedor de una cartilla de invalidez total. Poco, porque unos d¨ªas despu¨¦s del 30 de septiembre pasado en que se produjo el fallo justiciero de la Magistratura de Trabajo de Teruel, el abogado del Instituto Nacional de la Seguridad Social recurr¨ªa la sentencia ante la sala de lo social del Tribunal Supremo, donde actualmente se encuentra su causa. "Ahora no s¨¦ qu¨¦ va a pasar; tengo mis asuntos en manos de un abogado de Zaragoza y no estoy en situaci¨®n de hacer muchos desembolsos econ¨®micos", asegura Burillo, forjado en la tenacidad de lucha que llev¨® a su paisano el empresario Manuel Benavente a pleitear durante 10 a?os y hasta su muerte en 1984 con el Insalud.Pese a su situaci¨®n de invalidez comprobada que le obliga a una severa medicaci¨®n y a llevar "una vida de monje", como se?ala su madre, Pilar Mart¨ªn, -quien, como si de una maldici¨®n familiar se tratara, tard¨® 43 a?os en cobrar su pensi¨®n como viuda de guerra-, Burillo no parece un hombre de mala salud. No obstante, posee desde 1961 una cartilla de invalidez total firmada por acreditados doctores de la RDA, adonde Burillo acudi¨® en 1958 en busca de un remedio definitivo para sus dolencias aprovechando la residencia en aquel pa¨ªs de un familiar cercano.

"A mi regreso a Espa?a en 1961", dice, "las autoridades franquistas no admitieron la cartilla porque no ten¨ªan entonces ni relaciones con la RDA. Adem¨¢s, aunque yo hab¨ªa trabajado desde los 14 a?os, muchas empresas no hab¨ªan cotizado por m¨ª y no ten¨ªa suficientes derechos adquiridos. Adem¨¢s, en la familia ten¨ªamos fama de rojos y hab¨ªamos sufri do represalias. Luch¨¦ vanamente, pero tuve que buscar empleo porque est¨¢bamos en muy mala situaci¨®n econ¨®mica". Desde entonces, Burillo trabaj¨® en hoteles de la costa catalana aprovechando sus conocimientos de alem¨¢n, franc¨¦s e ingl¨¦s. "Mi salud iba de mal en peor, porque, adem¨¢s, siempre compart¨ªa habitaciones con compa?eros que fumaban. As¨ª es que en 1978 decid¨ª retomar mi lucha por la pensi¨®n de invalidez". Primero mediante los oficios de abogados de UGT, que resultaron fallidos, y luego con la ayuda de un abogado privado, Burillo ha preparado en los ¨²ltimos ocho a?os una estrategia de combate burocr¨¢tico que ahora se ha visto, casi, coronada por el ¨¦xito. "Salvo que triunfe el recurso ante el Tribunal Supremo" Para evitarlo, su madre reza a todas las v¨ªrgenes y hasta a la reina Sof¨ªa, cuyo retrato preside una de las salas de la casa.